miércoles, mayo 07, 2008

EL VENDEDOR DE PALTAS


       No recuerdo su nombre, tal vez ni lo supe, pero sí a mi memoria viene su apodo, perdónenme: Mal-Hecho.
      Era un tipo pobre, con una malformación de su columna vertebral, que recorría las calles de Penco vendiendo fruta en un canasto, principalmente paltas negras. El amargo apodo tenía su origen en una malformación de su columna vertebral, por lo que no faltó el pícaro chistoso que le puso ese sobre nombre.
 
       El producto de sus ventas los fundía en las bodegas de vino que abrían sus puertas generosas en las calles Las Heras o Yerbas Buenas. Más de alguien lo vio, dijeron, una vez en la botica del Conejo Vargas y otros comentaron que también paraba donde Don Leopo, un mítico expendedor de vinos cerca de la cancha de Gente de Mar.
         Este hombre, que pregonaba su fruta por las calles, tenía que soportar las bromas de los niños y personas adultas malintencionadas o con poco corazón. ¿Oiga, por qué le dicen malhecho? La sola pregunta causaba la risa insanas de los burlones y la respuesta a garabato limpio de aludido porque personalidad no le faltaba.
        En una ocasión oí que dos molestosos del vendedor de paltas, parroquianos de una bodega de las mencionadas, trabaron una conversación fingida recriminándose unos con otros sobre una situación falsa para burlarse: “¡Cómo se te ocurre, pues hombre, eso estuvo muy mal hecho. No puede ser, simplemente mal hecho!” Ahí en la botica hablaban en voz alta, ex profeso para que jorobado aludido lo oyera clarito. Dicen que entonces, antes de llevarse la caña de vino a los labios, el paltero ambulante indignado descargó todo su trago de vino pipeño sobre uno de los autores de la burla, dio media vuelta y se fue. Había limpiado de esa forma, su honor. La esmirriada condición física del personaje limitó la represalia. El ofendedor ofendido 
todos en la bodega se reían de él, se tuvo que mamar la afrenta. Está claro que no volvió a calificar con la expresión mal hecho, de entonces en adelante.
          Malhecho pido perdón llamarlo así, ya no debe existir en este mundo. Sin embargo, nunca es tarde para devolver públicamente la dignidad de una persona humilde, quien pese a sus limitaciones, sus amarguras y su pobreza, nos deleitó muchas veces con ricas paltas negras para la once.

1 comentario:

Vivianne dijo...

No recuerdo a este hombre, pero casi siempre somos burlones con personas que sufren un defecto físico, es cosa de mirar al Leoncio y ver como lo molestan y se rien de él, estas personas deben recibir nuestro respeto y consideración, las cosas para ellos siempre les resultan más dificil de llevar, saludos!!!