lunes, julio 20, 2009

"LOST" EN LA PLAZA DE PENCO


Di miles de paseos por la plaza de Penco y cada vez que puedo, camino por allí. Giré por sus veredas de izquierda a derecha y viceversa, con lluvia, de noche o de día. Es un lugar ideal para estudiar, concentrase, ver amigos y, de vez en cuando, mirar a las penconas buenas mozas.

Nunca me ocurrió lo que le oí a varios, que había un punto no determinado en algún lugar de la plaza, que al cruzarlo uno entraba en trance hipnótico y se perdía. Cuando la persona salía del trance y volvía en sí se encontraba en lugares nada que ver como el cementerio, Penco Chico, o Playa Negra.

La explicación –si es que hubiera alguna para un sortilegio-- sería que la persona que tuvo la mala suerte de cruzar el punto mágico, seguía caminando en forma inconsciente o perdida en cualquiera dirección hasta recuperarse. Para ella era entonces una sorpresa encontrarse en lugares insólitos, fuera de sus propósitos.

Uno de los perdidos que me contó su historia fue Roberto “Pirincho” Contreras, fallecido hace años en un accidente. Me dijo que él iba por la plaza para alguna parte y que de repente se encontró caminando allá por Penco Chico. Nadie le pudo explicar a “Pirincho” qué fue lo que le pasó.

No podríamos hallar una causa científica a esos comentarios y relatos, porque como no ocurren con frecuencia no pueden ser objeto de observación o prueba. Cuando el fenómeno es esquivo y presenta esas características, no podemos hacer ciencia, según Aristóteles.

Sin duda que el punto mágico de la plaza de Penco podría servir de muy buena excusa a quien fuera sorprendido en lugares non santos, más lejos del centro de Penco, por cierto. Desde que oí esas historias cada vez que doy un paseo por la plaza pencona y veo a personas que pasan mirando al infinito, pienso: ¿habrá pisado el punto mágico?
 
-----
 
UNA EXPERIENCIAL REAL DE
LOST EN LA PLAZA
Por Iván Ramos Castro
Penco tiene muchas leyendas e historias que podrían catalogarse de fantásticas. Lo real maravilloso presente a lo largo y ancho de toda nuestra exquisita geografía indoaméricana, cuentos urbanos como los de cierta dama, bella y esbelta, toda vestida de blanco que se aparece en altas horas de la noche por ciertas calles débilmente iluminadas, como le sucedió a un vecino nuestro allá por la calle Chacabuco cerca de la Escuela "La Tosca". La dama en cuestión al ser abordada por este trasnochado galán, se volteó para mirarlo con la fría expresión de un ser venido del más allá, luego como flotando sobre el piso y desapareció frente a las narices del aterrado y despavorido Romeo. Pero lo que me sucedió a mi y a un grupo de otros tres compañeros, fue una experiencia digna de "El Dia Menos Pensado". Sucedió por el año 1970, cuando el liceo de Penco funcionaba en la escuela antes llamada Nº32 frente a la Plaza de Armas, cotidianamente nos reuníamos en grupos y acompañábamos la tertulia dando vueltas alrededor de su fuente. Las conversaciones versaban sobre política y futbol, y así entre tal revoltijo de ideas la pasábamos, hasta quemar hasta el último "Lucky". Pero una vez, como a eso de las once de la noche, después de girar y girar, hablar y de hablar cuanta pistolada nos viniera en gana, nos dispusimos a partir calabaza, calabaza, cada uno pa`la casa..., pero aunque veíamos los pasajes de salida, nos fue imposible orientarnos hacia nuestros destinos. Estábamos en un estado de desubicación total: - ¡carajo, hacia allá queda la farmacia..! - dijo el Polaco Sunkel; - ¡ Y allá está la Posada del Roble y el puente..! - respondió el José Bustos; y continuábamos dando vueltas y vueltas, medio riéndonos y otro tanto preocupados- ¿Cuando cresta pisamos la maldita baldosa esa..? Exclamó intrigado Randall Herrera mientras se persignaba por si las moscas. Yo me pasé la película completa. Por un momento creí que nos estábamos yendo por una suerte de túnel hacia la dimensión desconocida. Caramba, estábamos en la boca misma de… Nos paramos al fin frente a la iglesia, hicimos el esfuerzo de abrirnos camino hacia el sagrado recinto pero nada. Seguíamos perdidos en aquel Limbo. Y así, como los tres Mosqueteros (que eran cuatro como estos pobres y humildes servidores), acordamos lanzar una plegaria al Santísimo, a ver si nos desenrrollaba aquel papagayo y nos abría el camino. Juramos pagar la penitencia y ser obedientes apenas se cumpliera tal milagro. Y como suelen decir en la misa: - "los caminos del señor son inescrutables",- plenos de misterio e inocencia. Entonces, casi al terminar la primera plegaria, se nos aparecieron caminando derechito a nosotros, el compañero Mario A. acompañado por su fiel camarada el "Guata e`perra". - ¿Qué andan haciendo por acá..? - preguntó intrigado - Nada, ya nos íbamos, ya nos...- Mario nos miró de arriba abajo y con voz firme nos dijo. - Compañeros, debemos realizar en este preciso instante una acción inmediata en pro de la coyuntura política para beneficio de...,- después de una breve pausa continuó:- compañeros, tal acción amerita cierta dosis de capital, ¿con cuánto van a colaborar?, miren que andamos apurados, - terminó diciendo. Era el momento preciso para salvar lo hasta ese entonces era un acertijo indescifrable: el escape. Si hasta llegamos a pensar en romperle a pedradas unos vidrios de la fachada del cuartel de los pacos, así los pacos nos metían en capacha, pero nos sacaban de aquel trance. Por esto, el Compañero Mario y su yunta, fueron como dos ángeles llegados de arriba: Después de una breve consulta entre nosotros, nuestro camarada Randall le dijo:- tenemos unas cuantas lucas disponibles, pero aportamos todo si nos permiten participar en la misión… Así fue como gracias a este nuevo misterio logramos salir de la misteriosa plaza, rumbo una nueva misión desconocida. Llegamos caminando cautelosos, guardando cauteloso silencio por la vía férrea hasta una bodega de vinos ubicada casi al final de calle Infante, en donde el tío del Guata e`perra tenía preparado un exquisito mosto de tinto, con charqui y pan amasado recién salido del horno, como anticipo a la reunión extraordinaria pauteada para definir las estrategias de...
(En memoria de nuestros compañeros, Mario Ávila, Arturo Villegas e Iván Iturra, socialistas en la acción eterna. IRC)

1 comentario:

mp dijo...

me encanto el relato, super ameno