El aspecto de un silbato de vapor. |
¿Cuál parte primero?, ¿la Fanaloza o la Refinería?
Era una apuesta saber en tiempo real cuál de las dos industrias de Penco anunciarían con más precisión la llegada del nuevo año haciendo sonar sus sirenas y silbatos. Los niños permanecíamos con la oreja pegada a la radio, que iba anotando los minutos en cuenta regresiva. Y cuando ya faltaba muy poco para las 12 de la noche de aquellos 31 de diciembre, había que desdoblarse para comprobar si sería la sirena de Fanaloza o el pito de la Refinería el que sonaría primero. Una competencia.
El sonido de la sirena eléctrica locera evocaba las alarmas de la Segunda Guerra Mundial que mostraban en las películas. Cuando había alerta de ataque aéreo, ahí estaban las sirenas para anunciarlo y conseguir con ello que la gente buscara refugio.
El pito de la Refinería era más antiguo aún, una reliquia incluso para el siglo XX. Su poderosa letanía rememoraba los años pujantes de la Revolución Industrial. Era el audio más característico de Penco. Parecía el bramido porfiado de una res mitológica, el sorpresivo alarido de un tiranosaurio agazapado en la espesura o el llamado de un barco acercándose a un puerto. No podría describir de otra forma el timbre de tan especial silbato refinero. Ese sonido, sin embargo, era atildado, firme y robusto. No desafinaba aún en el punto más alto y más prolongado de su tono. Nos sentíamos en casa cuando oíamos el largo balido ronco.
¿Por qué a ningún gerente refinero se le ocurrió haber hecho del pitazo de año nuevo un evento popular?¿ Esto es que la gente hubiera podido ver los preparativos, el alistamiento y el accionar de la llave que daba paso al vapor ardiente que hacía silbar el pito? Son preguntas para las que no hay respuesta.
Las preguntas que sí ameritan hoy son ¿dónde está el pito de la Refinería? Porque debe estar en alguna parte. ¿Estará botado y arrumbado en algún sitio donde estuvo la industria? Si así fuera ¿sería posible recuperarlo y tener de nuevo el silbato de la Refinería de Penco operativo otra vez? Imagino un año nuevo excepcional: el silbato recuperado con un par de ingenieros que lo hagan funcionar, encender una caldera, hervir el agua, conseguir vapor de gran presión y justo a la medianoche hacerlo sonar, como en sus mejores tiempos. ¿No sería acaso un acontecimiento nacional y un orgullo para Penco? ¿Cuánto costará eso?
3 comentarios:
Si bien la CRAV tenía un pito muy parecido a los de un barco aparecido de las profundidades de la bahía, la FANALOZA tenía dos pitos, uno que sonaba como anunciando un ataque aereo y otro, que todavía debe andar caminando y jugando ajedrez por la comuna, me refiero al buen amigo "Poli" Ferrada, más conocido como "El Pito De La Loza.
Buena, Iván... jajajajajajaja, se me había olvidado, jajajaja. Saludos.
Tu querías saber de Poli Ferrada, puedo asegurar de que era tio o familiar cercano de Tito Cruces, el vivió por la calle Blanco, pero desapués compró un terreno donde construyó dos casas en el sector Penco Chico, cuya propiedad colindaba con mi casa por la parte de atrás. Subiendo por la calle Maitén llegas a una callecita que se le cruza en donde antiguamente existía un pilón de agua, en esa esquina vive la familia de la viuda Troncoso y sus hijas. Poli fue detenido por los militares por su aspecto sospechoso y llevado al estadio regional de Concepción en el 73-74, salió libre pero siguió igual de excéntrico. Nunca le pregunté el porque de su sobrenombre, también se le veía en el club de ajedrez en el gimnasio de Penco.
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