lunes, abril 11, 2011

EL GRAN PROYECTO QUE LEVANTÓ AL FUNDO COSMITO

Don Desiderio Guzmán, administrador de la Refinería.
Previendo un futuro con menor producción de azúcar de caña importada, los sustitutos en desarrollo como la remolacha y hasta el reemplazo completo del producto por químicos sintéticos, el administrador de la Refinería de Penco, don Desiderio Guzmán (foto), comenzó a buscar alternativas que permitieran a la empresa continuar desarrollándose aunque fuera en otro giro. Interesado en impulsar el negocio de los alimentos, don Desiderio centró su mirada en la hacienda Cosmito para iniciar allí la crianza de porcinos y vacunos. La carne de los primeros era muy alimenticia y sabrosa mientras que la leche de los segundos resultaba imprescindible para una dieta sana y completa. Fue así como en mayo de 1941 salió de Penco con destino a Santiago para luego continuar en el tren trasandino a Mendoza y seguir a Buenos Aires. Acompañó a don Desiderio en esta gira el agrónomo Walter Zwellinger. Ambos visitaron haciendas en los alrededores de la capital bonaerense y adoptaron in situ la decisión de adquirir animales para traerlos a Cosmito. Observador el señor Guzmán se dio cuenta que en el vecino país el problema del alcoholismo era mucho menor que en Penco, hecho que lo impresionó sobremanera. Así lo admitió a través de la prensa local aunque hubiera sido sólo una impresión a la ligera. Dijo que averiguó que los argentinos habían sustituido el consumo de alcohol por el té y el café. Y, sin duda pensó intentar promover ese cambio en Penco –muy necesario por lo demás--, pero sobre esa supuesta intención no hay registros. En declaraciones hechas al diario El Sur, el primero de junio de 1941, don Desiderio se enfocó en la crianza de animales y respecto de los porcinos dijo textualmente: “En Chile, el cerdo se ha criado en forma precaria, de emergencia y sólo para obtener un poco de grasa y algo de carne para las fiestas con motivo de su matanza. En ese sentido, debemos tratar de ponernos a la altura de ese gran país como es Argentina”. Los ejemplares que trajo a Penco fueron adquiridos por la Refinería en la hacienda La Martona de Buenos Aires, considerada la segunda del mundo en estándares de calidad de reses y cerdos. Consecuencia de esta política de Desiderio Guzmán introducida en Cosmito de criar y faenar cerdos y producir leche y carne de res tuvo años de esplendor, pero después declinó porque tal vez no hubo voluntad de mantenerla en el tiempo. La producción lechera se fue apagando paulatinamente y al final sólo una carretela tirada por caballos ofrecía la leche en solitarios recorridos por las calles de Penco. Todavía están las construcciones abandonadas como la lechería, los silos y las pesebreras en lo que queda de la hacienda Cosmito. (En la foto: Cosmito en 1945).

1 comentario:

gonzalo dijo...

en este momento me encuentro en las ruona de la jacienda y lo google, y aparecio ti blog el cual me dejo muy informado al respecto de las construcciones abando.adas, se agradece