domingo, octubre 30, 2011

EL CIELO AZUCARADO DE LA REFINERÍA


Nota de la Redacción: El texto siguiente lo firma A.M.S. y fue publicado hace veinte años en una revista en Penco y lo reproducimos como un testimonio del pasado pencón.


A partir de 1880 una chimenea pintó de humo azucarado los cielos de Penco hasta que las decisiones económicas se encargaron de apagarla en 1976.
Los fundadores Teodoro Plate y Óscar Mengelbier gestaron al inicio de las actividades de un organismo encomandito por acciones con el nombre de Refinería Sudamericana de Azúcar.
En 1924 se firma el convenio entre esta empresa y la Compañía de Refinado de Azúcar de Viña del Mar (CRAV), previo pago de 675 mil libras esterlinas. Así la planta local (pencona) cambia de nombre y de paso une a sus trabajadores que bordearon las 800 personas con los viñamarinos.
Nace CRAV-Penco brindando a su gente inagotable alegría hasta su defunción que da partida a infinitas historias sobre la industria. Hace 20 años se terminaron los bailes en el gimnasio, las competencias deportivas, el Pan de Azúcar (periódico de Centro Deportivo que dirigió Manuel Palma) y el popular Recinto Refinería.
Aquí llegaron a vivir más de mil personas. Su origen parte aproximadamente el año 1910, cuando se construyen alrededor de quince casas por calle Heriberto Urzúa (quien fuera administrador de la compañía).
En 1927 se levantan 16 vivienda, que junto a las primeras, estaban edificadas con material asísmico. Esto les permitió pasar sin problemas el terremoto de 1939. Manuel Palma Ruiz, historiador de la ciudad, recuerda que “estas fueron las únicas que no cayeron ese día”.
Pero otro sector sufrió con la violencia del movimiento telúrico: era la ciudadela o “conventillo”. Los doce inmuebles se vinieron al suelo. Por ese motivo, sus habitantes vivieron en la población de emergencia que se levantó en el estadio de CRAV.
Debido a la caótica situación, la industria decide construir más de cien hogares para cien obreros y maestros mayores, entre otros trabajadores; por la avenida Roberto Ovalle hacia Penco Chico, hasta colindar con Heriberto Urzúa.
A principios de la década del 40 se terminan a la entrada de la avenida, construcciones de dos pisos donde habitaban los altos ejecutivos de CRAV. Toda esta población junto a la que habitaba en diversos puntos de la comuna, constituyó “la familia refinera”.
Esta tenía a su disposición una caballeriza con vacas. Aquí se entregaba leche fresca y hortalizas. En el sector se ubicaba además la casa administración y de huéspedes, la sede del sindicato, la pulpería --que después pasó a ser una Cooperativa de Consumo que vendía a precio de costo—y la Iglesia.
Un lugar donde cientos de trabajadores disfrutaban era un fundo La Rinconada de Hualqui. Allí los niños jugueteaban en sus columpios, las familias paseaban por la quinta frutal y los que buscaban descanso tenían salas de estar para entretenerse.
En el periódico Pan de Azúcar de noviembre de 1965 se publica:” Desde temprano el entusiasmo prendía entre los refineros. Las micros viajaban llenas de gente. Los comedores a la hora del almuerzo estaban colmados.”
Los ecos de CRAV-Penco hoy no se escuchan. Tampoco las retretas que ofrecía la banda de la fábrica. Sus presentaciones cautivaban a las familias refineras que se daban cita en la Plaza de Armas, cada quince días para escuchar los sones de trompetas, platillos y bombos. Son recuerdos que cerraron en abril de 1976 cuando un candado se encargó de enmudecer el funcionamiento de la refinería.

4 comentarios:

perrol dijo...

La JJ.VV. del Recinto Refineria se propuso y lo consiguio. El pasado "18 de Septiembre" nuestra poblacion vivio esta fiesta como se hacia en los tiempos de CRAV. Embanderamiento de toda la poblacion, izamiento del Pabellon Nacional en nuestra plaza de juegos a los acordes de nuestro Himno Patrio. Pero lo que, a muchos emosiono hasta las lagrimas, fue escuchar y ver recorriendo nuestras calles la Banda Instrumental del Pueblo interpretando tradicionales marchas.

ivan alejandro ramos castro dijo...

El modelo urbanístico del Recinto Refineria Penco, con sus casas ordenadas de acuerdo a un solo modelo arquitectónico, de construcción sólida y estéticamente sobrías y uniformes, tanto la del personal obrero, empleados, ejecutivos, adornando cual contorno de una rica torta bábara la mansión del Administrador de la empresa, cerrando cual ferrea herradura la gran Fábrica, junto al Centro Deportivo, el Fortín (de futbol), la Escuela Nº69, la Escuela Satélite, formadora de jóvenes artesanos y técnicos y el inolvidable cine Crav, comprendió por mucho tiempo un ideal envidiable como habitat familiar. Muchos disfrutamos y participamos de sus bondades culturales y deportivas, tal comentario se lo transmití a un ciudadano alemán muy mayor residenciado en Margarita, Venezuela, - observé como se le iluminaron sus ojos saltones bajo un mechón rebelde, en tonces respondió: - "¡ooh, como en la Germany socialista!" - ¿La Alemania oriental, dije. - "No, no, la Nacional Socialista hombre.."

Nelson Palma dijo...

Jajajajaja, buena la talla Iván. Saludos.

Unknown dijo...

Que genial, saber que este modelo arquitectonica, fue replicado en la localidad del Coipue, en la comuna de freiré, en donde se emplazo parte de la refinería, desde este sector se enviaba la materia prima para la construcción de los depósitos de azúcar, un abrazo , saludos.