¿Cholgua o
cholga?
Ése es el
asunto. Cuando alguien decide averiguar esta disyuntiva lo primero que hace es
remitirse al diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE). Para la
palabra cholgua, la fuente dice que es el equivalente en Chile de la voz cholga
que se usa en Bolivia y Perú. Si nos atenemos con rigurosidad a
la RAE lo correcto sería decir cholgua, porque la definición expresamente se
refiere a su uso en Chile.
Saltemos
del ámbito académico al diario vivir y pongamos un ejemplo. Si voy a comprar
un ciento de estos moluscos a Cerro Verde, el mariscador sentado al borde de su
bote me dirá: “¡Aquí está su ciento de cholguas!” No sonaría bien en ese
ambiente que ese mariscador local dijera cholga. Para ese medio local, decir cholga
resultaría siútico y tal vez afeminado.
La voz
cholga se oía con frecuencia en el mercado de Concepción donde los vendedores
se ponían más a tono con el lenguaje letrado de los estratos altos de la
sociedad penquista o por la presencia de turistas. En Santiago es impensable decir cholgua, hay que pronunciar cholga, suena más refinado.
O sea, una
u otra la palabra resultará correcta dependiendo de dónde se la emplee. Si es a la llegada
de los botes con los mariscadores será cholgua (eso está muy bien dicho); si estuviéramos en un
restaurant santiaguino pituco el chef nos dirá: “le ofrezco un exquisito plato de
cholgas de Lirquén al vapor”.
Cada
palabra con un mismo significado tendrá validez de acuerdo con el contexto social.
Lo que no me gustó de la RAE es que sostenga que estos moluscos bivalvos:
cholgas o cholguas sean comunes del estrecho de Magallanes. No, señores, el
reino de la cholgua es la bahía de Concepción y su capital es Lirquén.
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