martes, abril 23, 2013

UN AUSTRÍACO DISEÑÓ LA GRANJA COSMITO

La tragedia aérea de Tenerife, islas Canarias, circunstancia
en la que perdió la vida el creador de Cosmito.

IMÁGENES Y SONIDOS DE COSMITO
Dos fotos de 1945 que ilustran la belleza de Cosmito.
     En su mejor momento, la granja de Cosmito debió parecerse al “Arca de Noé”: cinco mil gallinas cacareando en los gallineros, 236 vacas lecheras con sus terneros mugiendo y bramando en el campo, 480 cerdos chillando en los chiqueros, decenas de caballos en sus caballerizas relinchando. Para atender y alimentar a tal cantidad de animales junto con las tareas de labranza para producir las hortalizas, se necesitaba casi un centenar de trabajadores. A lo anterior había que agregar a los expertos caporales que guiaban los colosos repletos de mercaderías tirados por caballos con destino a las ferias de Concepción. 

Cosmito debió ser un hervidero de gente laboriosa que comenzaba a trabajar en la mañana rayando el sol hasta que terminaba el día con los gritos de los camperos separando las vacas de sus crías para el encierro apoyados de los ladridos de los perros de pastoreo. Es de imaginar también cómo serían los días de pago, con cien trabajadores haciendo cola para recibir sus salarios. Así fue, sin duda, la vida en la granja.

     ¿Y si el predio era el arca, quién era “Noé”? Su creador, de todas maneras, quien desarrolló el proyecto Granja Cosmito, por encargo de la refinería, y quien lo echó a caminar con los fantásticos resultados que fueron el orgullo de Penco. Y ese personaje fue el austríaco Walter Zwillinger.
DE VIENA, AUSTRIA A COSMITO

     En los inicios de la década de 1940, el directorio de CRAV, respaldó a su presidente don Jorge Ross Santa María, para desarrollar la idea de la Granja Cosmito. Seguramente bien informado este último viajó a Viena para contactar al exitoso ingeniero agrónomo austríaco, Walter Zwillinger, quien había puesto en marcha ingeniosos y eficientes proyectos agroindustriales en Europa. Seguramente el señor Ross sostuvo una reunión prepactada con el señor Zwillinger, tal vez en su hotel de Viena, y en ese encuentro lo persuadió para que se viniera a Penco a desarrollar el proyecto Granja Cosmito. Al parecer la idea le agradó al austríaco, una aventura profesional, un desafío en ultramar, y se vino con su esposa. Acá junto con diseñar las instalaciones que todavía existen, construyó la casa patronal a la que dotó de un exquisito jardín que proyectó un paisajista. El señor Zwillinger contó con el pleno respaldo de la refinería para efectuar las inversiones. Aseguran que él mismo hizo los trazados para la ubicación de la lechería, las caballerizas, los gallineros, y dispuso de los espacios donde se producirían las hortalizas. También debió haber contratado la mano de obra y tomó decisiones para la compra de máquinas y tractores. Bajo su dirección segura y firme se puso en marcha la Granja Cosmito. La historia afirma que una vez que el señor Zwillinger se retiró instaló por cuenta propia cerca de Bulnes una plantación de especies aromáticas, seguramente para exportar a Europa. Después no se supo más de él hasta fines de marzo de 1977 en circunstancias muy trágicas… 

UN PENCÓN POR ADOPCIÓN, VÍCTIMA DE LA
PEOR TRAGEDIA DE LA AVIACIÓN COMERCIAL

Segundos previos a la tragedia aérea en Tenerife.



     Eran las 05:00 de la tarde de ese 27 de marzo de 1977. Para entonces el hombre que construyó Cosmito había terminado una visita a las Canarias y estaba a bordo de un Jumbo para dejar ese archipiélago español. Luego de dos tediosas horas de espera para obtener las autorizaciones de partir, las tripulaciones de dos aviones 747 uno de KLM y el otro de PANAM recibieron la orden de dirigirse al cabezal de la pista y prepararse para despegar previa orden. La operación realizada en un aeropuerto inseguro y secundario de Tenerife, como era entonces Los Rodeos, fue el preludio del desastre que se registraría minutos más tarde, el peor de la historia de la aviación comercial.  Una espesa niebla impedía la plena visibilidad. Ambos aviones iban con sus pasajes completos y sus estanques a full. Un error de interpretación del mensaje de la torre de control hizo que el piloto de KLM iniciara la carrera para el despegue sin que la pista estuviera disponible pues por ella seguía carreteando el PANAM. Nada pudo impedir el violento choque y el posterior incendio de ambas aeronaves. Hubo 582 personas fallecidas. Con el paso de los días se supo la nómina completa de los muertos; en esa fatídica lista aparecía el nombre de un austríaco pencón por adopción, pero que para entonces residía en Zurich: Walter Zwillinger.

UNA ANÉCDOTA: EL DILIGENTE JARDINERO
DE LA CASA DEL SEÑOR ZWILLINGER
Estado actual de la casa de los Zwillinger en Cosmito.
     Cuenta la anécdota que el señor Zwillinger tenía un jardinero muy diligente, seguramente contratado en Penco, y cuyo trabajo lucía estupendo porque las rosas del jardín eran una bendición. Las flores más bellas al parecer rodeaban una pileta, hecho que fascinaba a la esposa del austríaco. Muy poco se sabe de ella, pero lo que sí contaron años después algunos viejos de Cosmito a personas que trabajaron posteriormente en la granja, era que se trataba de una señora muy buenamoza. Y que ella fue, sin duda, la primera mujer en introducir el uso de bikini en Penco. Añaden quienes oyeron esta historia que en verano ella salía al jardín a tomar baños de sol usando esa prenda.  Y dicen también que entonces el jardinero se esmeraba en podar y arreglar las rosas cercanas, mientras ella permanecía tendida sobre su toalla en el prado. Hasta que un día el propio señor Zwillinger le habría leído la cartilla y le habría dicho tajantemente: “¡Mire mi amigo, desde hoy usted va a cuidar las flores entre las siete y las diez de la mañana, el resto del día se va a trabajar a la chacra. No lo quiero ver más por aquí a otra hora del día!”
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NOTA DE LA EDITORIAL: Parte importante de este relato (con excepción de la anécdota) está inspirado en el discurso que prenunciara el ingeniero Manuel Suárez Braun, integrante de la Sociedad de Historia de Penco, en el acto de lanzamiento de un importante proyecto para recuperar Cosmito. El texto completo de ese documentado mensaje está publicado en este blog.

1 comentario:

Unknown dijo...

Gracias por el trabajo de investigación y difusión de una parte de la historia de Penco.Mis abuelos paternos vivieron en el pueblo de Cosmito, lugar donde nació y creció mi padre quienes más tarde se trasladarían a Lirquén por disposición de la compañía Minera.
Quisiera conocer más antecedentes del pueblo de Cosmito del cual solo conocí un paredón que hasta hace poco se mantenía en pie y que, según mi padre, era el último vestigio del retén de carabineros que ahí había.
Saludos.
Mario Ramírez Agurto