Belleza urbanística para fomentar el turismo en Penco. |
La costanera, otro motivo de orgullo pencón. |
Me sorprendió la belleza urbanística del nuevo paseo de la costanera en Penco. Lo visité de noche. Por el frío, en el lugar no había una sola alma. Pero, esa soledad me sirvió para observar y sentir la noche pencona: ni una brisa, cielo estrellado y en la oscuridad ese mar meciéndose tan suave como si no existiera. "Conversaban" muy bien el paseo iluminado, obra de la arquitectura, y el balneario natural, incluso durante las horas nocturnas de este invierno en que lo recorrí. De inmediato pensé que hay que cuidarlo, que habría que enriquecerlo con nuevos elementos. Pero, también se me vino a la mente la historia de los vándalos. Veamos...
En el siglo V de nuestra era, el pueblo vándalo, de origen germánico, emigró desde el Báltico hacia el sur, para instalarse en la
península ibérica. Después los vándalos se tomaron el norte
de África adonde se mudaron. Esta gente tenía mala fama y con razón. Porque en su viaje migratorio asaltaron a diestra y siniestra. Fue un pueblo temido. Roma engrosó la lista de sus víctimas, totalmente saqueada en el 455. La
historia nos dice que por fin el imperio de los vándalos fue aniquilado por el general romano Belisario en el
534. Pero, al parecer –digo yo--, los vándalos escaparon de la espada romana y
se dispersaron por el mundo.
Dicen que vándalo significa “mentiroso”, “hábil” y
“confederado”. Por extensión, en nuestros días se llama vándalos a quienes sin
Dios ni ley destruyen la propiedad pública y privada sin justificación y cuyo
sello es el anonimato.
Penco no está libre de algunas acciones vandálicas, afortunadamente de tono menor. Y es cuando la ciudad comienza a levantar cabeza, con áreas verdes, paraderos
techados de buses, nuevos recipientes para la basura y un prometedor paseo
público por la playa, que hay que contener estas acciones. Los jóvenes deben entender que hay que ser vigilantes de la propiedad pública que realza la imagen de Penco. A nuestro entender
hay dos caminos para prevenir los desbordes vandálicos y son la cultura y el sentido de
orgullo. Porque cuidar lo que tenemos es un deber ciudadano. Los lugares donde se toma conciencia de lo
necesarias que son las buenas conductas sociales son la escuela y la familia. En ese trabajo paciente tienen un rol clave los profesores y los
padres.
El segundo elemento para cuidar lo que tenemos, es el
sentido de orgullo pencón. Nuestra historia es de tal riqueza, que no hay
ciudad en Chile que se le compare con tanto caudal de acontecimientos incluso
anteriores al nacimiento de la República. Y esos testimonios comienzan a ver la
luz en los esfuerzos del municipio por recordarnos de dónde venimos. Los
pencones tenemos que estar orgullosos de nuestro pasado, de nuestro presente y
optimistas del futuro. Una parte importante de nuestro orgullo también son esas
obras que estamos comenzando a ver. El paseo de la playa es nuestro, no hay otro que se le parezca.
Sintamos el orgullo de tenerlo, no permitamos que vándalos actúen.
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