domingo, agosto 25, 2013

LA U DE CONCE TUVO UN OBSERVATORIO CERCA DE COSMITO


El lugar, al otro lado de la línea, donde estaba el telescopio de la U penquista.
Durante aproximadamente diez años operó un pequeño observatorio frente a la población de la Universidad de Concepción entre Cosmito y el puente sobre el Andalién que da a la calle Camilo Henríquez. Era muy característico y los pasajeros del transporte público y privado lo veíamos cada vez en nuestros viajes de ida y de vuelta a la ciudad penquista. El domo de metal plateado estaba al lado de la línea del ferrocarril y era propiedad de la U. de Concepción. 
          Un grupo de alumnos y profesores de Matemáticas en los años sesenta propuso la idea de disponer de uno de esos equipos y la universidad financió el proyecto. Así el observatorio universitario comenzó a funcionar con un telescopio de 12 pulgadas. Para entonces, el entusiasmo era grande en la universidad por formar astrónomos. El entusiasmo iba a la par con lo que ocurría en el mundo, porque eran los años en que se iniciaba una competencia internacional por conocer más acerca de las profundidades del cosmos.  Mientras los estudiantes penquistas usaban ese modesto instrumento para observar planetas y estrellas, en el norte de Chile científicos rusos y norteamericanos prospectaban los cielos y las montañas para instalar telescopios profesionales. Esta competencia era una manifestación más de la guerra fría. En la región de Coquimbo se inauguraban observatorios estadounidenses en los cerros La Campana y Tololo, mientras los soviéticos iniciaban otro en cerro El Roble, al norte de Santiago, cerca de Tiltil.
Imagen genérica tomada de Internet: un observatorio
amateur con fondo del centro de la Vía Láctea.
En este escenario de orgullo desatado, la universidad penquista comprendió que por sí misma no podía entrar en esta pelea e incurrir en la adquisición de instrumentos mayores, más todavía si la calidad del cielo penquista era limitada para observaciones por la alta frecuencia de noches nubladas. Menos aún si instalar equipos delicados implicaba arriesgarlos junto a la línea del tren con las fuertes vibraciones originadas por el paso de pesados convoyes y a sólo diez o quince metros de una carretera que cada vez se congestionaba más y más. 

      Las observaciones astronómicas exigen baja luminosidad ambiental y ése no era el caso del sitio elegido. Algo parecido le pasaba a la Universidad de Chile con su observatorio de cerro Calán en Santiago y a la Católica con su equipo instalado en el cerro San Cristóbal. Fue así que los alumnos de matemáticas de las tres universidades debieron volcar su vocación hacia los grandes observatorios que se iniciaban en el norte y programar viajes a esos centros científicos para desarrollar sus proyectos astronómicos.
        En consecuencia, el observatorio universitario del camino Penco-Concepción, que había sido un buen puntapié inicial para la astronomía penquista, tenía sus días contados. En parte por las razones indicadas un día desapareció de la escena. ¿Dónde iría a parar ese telescopio de 12 pulgadas?

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