viernes, noviembre 01, 2013

¿POR QUÉ LA REFINERÍA DEBIÓ USAR EL PUERTO DE LIRQUÉN?


Estibadores cargan sacos de azúcar en Lirquén.
Con toda seguridad, la Refinería debió cambiar la estrategia de su desembarco de materia prima, luego de la destrucción de su muelle, cuyo umbral estaba en la prolongación de la calle Talcahuano. El mar de Penco, poco profundo, obligó a mirar hacia Lirquén que reunía mejores condiciones para la operación de naves de mayor calado. De ese modo, entonces, ya no se pudo continuar con la descarga de azúcar en estado natural en el terminal propio y por tanto, el uso del ferrocarril urbano, que iba desde el muelle hasta la Refinería a lo largo de calle Talcahuano,  quedó obsoleto. Además, las largas hileras de carros arrastrados por locomotoras a carbón muchas veces bloqueaban las calles Freire y Las Heras, generando tacos de vehículos a la espera del lento avance del tren. 
Por lo tanto, se hizo necesario usar camiones los que cubrían el tramo Lirquén-Penco en pocos minutos y con un costo no muy elevado. De ese modo, la entrada de líneas ferroviarias a la industria fueron reemplazadas por un amplio acceso para camiones con una báscula, para pesar las cargas.
Equipo de estibadores en la bodega de un barco.
Este cambio acorde con los tiempos, fortaleció el oficio de los estibadores. En los años sesenta este trabajo en Lirquén alcanzó su apogeo por las altas demandas de azúcar para refinar así como las materias primas para el abono sintético que se fabricaba en la Cosaf. El azúcar llegaba en sacos hechos de fibra natural. Los estibadores, hombres rudos, usaban un garfio manual para enganchar los sacos y acomodarlos para que los sacara una grúa desde las bodegas de los barcos. Una vez en el muelle, se cargaban sobre unos palets para su traslado en camión a su destino en Penco. Los sacos, muchas veces mal sellados, durante su traslado arrojaban parte de su carga a la calle. Así, Freire, por ejemplo, por lo general presentaba grumos de azúcar apelmazada, los que se disolvían y desaparecían con las lluvias. Algo parecido ocurría antes con los carros de tren que circulaban por calle Talcahuano. Muchos niños corrían en paralelo al convoy para agarrar a puñados el azúcar derramada en las puertas.
Camión Berliet.
Este  proceso de transporte de azúcar terminó con el cierre de CRAV en 1975. Por otros años más sólo circularon los gigantescos camiones franceses Berliet, de Cosaf, que llevaban su carga a granel hasta la industria en Playa Negra.
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Las fotos de los estibadores en el puerto de Lirquén nos las facilitó Carlos Wedel y fueron captadas alrededor de 1956 por Mario Delva.

2 comentarios:

Carlos Sandoval Ambiado dijo...

Hola Nelson...viendo la fotografía del camión...me acordé de uno que existía en la CRAV...le llamaban "El Canela"...¿sabes algo de su historia?

Carlos Sandoval Ambiado dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.