martes, marzo 07, 2017

EL CURA SILVA Y UN CURRICULUM VITAE HECHO EN PENCO


El sacerdote Darío Silva Segura. La foto fue 
facilitada a  este blog por su sobrino el 
ministro de Corte Darío Silva Gundelach.
          Cierto día a las cinco de la tarde, estaba disfrutando de una rica tasa de té con mis amigos Darío y Guillermo en su amable casa en calle Maipú frente a la plaza de Penco. La reunión era aún más interesante porque a la mesa estaba el padre Darío Silva Segura, sacerdote diocesano, tío de mis amigos. Y el tema de este post se refiere a un asunto que saltó al tapete porque nosotros ─estudiantes de primer año en la universidad─ no manejábamos con toda claridad. Un llamado en texto abierto para profesionales que habíamos leído poco rato antes en el diario decía al final: «agregar C.V.» y qué mejor para salir de la duda sobre el sentido de las dos letras que preguntarle al padre, allí presente con sus lentes y su figura delgada, siempre dispuesto a conversar del asunto que fuera. Luego de sonreír nos respondió con seguridad y calma: «C.V. son las iniciales de la expresión ‘curriculum vitae’ en latín. Curriculum se puede traducir como carrera a pie o en carro y vitae que es propio de la vida». Sin embargo, en vista que nosotros seguíamos pendientes a una explicación aún más completa abundó en ejemplos. Pues se trata de que la persona interesada entregue un documento escrito por él mismo en que cuente su trayectoria como profesional, nos agregó el cura aproximadamente en esos términos.
           Darío Silva Segura era el mayor de los hermanos y una profunda vocación lo llevó a estudiar para sacerdote. Cuando egresó, junto con ejercer el sacerdocio dedicaba parte de su tiempo a hacer clases de filosofía y apologética❃ en el liceo de Concepción y en el colegio de niñas La Inmaculada. Entre otras funciones desempeñadas en su vida mencionemos que fue el último rector del Seminario penquista, que se ubicaba en la plaza Don Bosco. 
En esta foto el cura Darío aparece junto a su madre, la señora Rosa Segura, 
durante el festejo del matrimonio de  su hermano, Carlos Silva Segura. 
(Imagen, cortesía de Darío Silva Gundelach).
El cura Darío Silva se observa al centro de la foto con casulla blanca y birrete sosteniendo la capa del arzobispo de Concepción durante la procesión de la Virgen del Carmen en Penco, allá por los años cincuenta. La imagen fue tomada del Libro de Oro de la Historia de Penco, de Víctor Hugo Figueroa.
        Vuelvo sobre el tema inicial. Nos decía el cura Silva el curriculum vitae era un texto elaborado por profesionales como médicos, ingenieros, abogados, así como también por técnicos calificados en el que éstos comunicaban a interesados  en sus servicios datos acerca de su preparación, sus calificaciones, grados académicos, empleos, reconocimientos, premios, publicaciones si las hubiera, méritos, etc. Por lo tanto, al término de ese té, habíamos comprendido mejor el concepto y la utilidad del mencionado C.V. El asunto que comento viene a este cuento, porque como ocurre tantas veces hoy en día muchas cosas que eran exclusivas terminaron por vulgarizarse. Es así que esta mañana en un café de Providencia vi en un muro un discreto aviso que decía: «se necesita personal para el aseo. Dejar C.V. con el cajero».

EL CURA SILVA MURIÓ EN 1966
        
            Pues bien, para terminar este relato añado lo que ocurrió después con el cura Silva, cuyos hechos bien podrían haber sido incorporados a su propio curriculum tras su partida ocurrida en 1966. Luego de su paso por el seminario penquista viajó a Roma para estudiar en el Colegio Gregoriano durante dos años al cabo de los cuales la Santa Sede le confirió el nombramiento de obispo auxiliar de Concepción tras la salida de monseñor Mery. Cuando se disponía a regresar de Italia, pudo elegir entre viajar en avión o en barco. Él optó por la vía marítima por lo que tardó dos meses en llegar a Valparaíso. Sin que lo supiera, en Concepción hubo algunas «movidas» en el intertanto. Así, cuando se presentó  para asumir su nuevo cargo ya había ocupado esa posición el obispo Alfredo Sánchez. Fue una amarga sorpresa para el sacerdote de Penco. Es posible que este hecho inesperado y sin explicación le haya desencadenado la depresión severa de la que no se recuperó. Dejó de existir a la temprana edad de 50 años.     
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 ❃   La apologética se inició como una defensa del cristianismo para su existencia legal dentro del Imperio Romano y posteriormente se planteó problemas como hasta qué punto la tradición filosófica era compatible con la revelación cristiana (Diccionario Filosófico de José Ferrater Mora: ver APOLOGISTAS).


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