viernes, junio 30, 2017

LA LIBRETA DE COMPRAS ANTECEDIÓ EN PENCO A LAS TARJETAS DE CRÉDITO

   NOTA DE LA EDITORIAL: La siguiente crónica ha sido preparada por Manuel Suárez Braun, tesorero de la Sociedad de Historia de Penco, y constituye una interesante colaboración para nuestro blog.     
    
 
EL COMERCIO  EN PENCO  ENTRE LOS AÑOS 
1940 y 1960,
      UNA PRUEBA DE CONFIANZA

Por Manuel Suárez Braun

        Cuánto confiaban en esos tiempos los comerciantes de Penco en sus clientes puesto que entregaban sus productos día a día, mes a mes con el sistema de “LA LIBRETA”. 
         La población de Penco trabajaba básicamente en CRAV  o en FANALOZA y sus empleadores les proveían con el servicio de “pulperías” donde las familias podían abastecerse para satisfacer sus necesidades pagando a fin de mes su consumo por el procedimiento de “descuento por planilla”. 
    Baste decir que el camino de Penco a Concepción era sumamente elemental, grandes barriales en invierno, micros empantanadas, con servicios de movilización poco frecuentes. Aparte de las micros contábamos con el tren. A las 7:30 hrs. pasaba el local que hacía el servicio de Tomé a Concepción; a medio día teníamos el ramal de Chillán a Concepción.  Para regresar a Penco estaba el  local Concepción a  Tomé más o menos a las 15:00 hrs. y a las 17:30 pasaba  ramal en su viaje de retorno a Chillán.  Las opciones no eran muchas. 
       El comercio en Penco era por entonces razonablemente bueno: Había grandes almacenes como Gardella, Zunino, Mancinelli, Boeri, Monteghirfo, los almacenes  Chile y Meliton y también otros menores. 
      Las panaderías eran la de don Armando Cofré, Lux de la familia Melo y la de los Riffo en calle “El Roble” entre Carreras  y Cruz que cerró sus puertas debido al terremoto de 1960. En cuanto a las carnicerías estaban las de Don Manuel Ulloa (El Roble/ Las Heras) la de Valezuela (O’Higgins/El Roble) la de don Jacinto Maldonado y José Riquelme, ambas estaban en el mercado municipal además de otras que no recuerdo. 
    Ferreterías, había una sola, “El  Ancla”, del señor David Queirolo (El Roble/Las Heras),  donde podían comprarse muchos artículos de construcción: cemento, cal, clavos, tornillos, fierros, alquitrán, creosota y un sin fin de otros productos. Era el proveedor de los hombres de campo: arados, azadones, palas, horquetas, picotas y además herraduras con sus clavos para bueyes y caballos. 
   Para los efectos de este relato, los negocios que daban este servicio tan particular eran panaderías y carnicerías, el mecanismo era muy sencillo: una  LIBRETA  donde el comerciante anotaba en cada ocasión el valor de la mercadería entregada y a su vez copiaba la misma información en un cuaderno que quedaba en el almacén. Los clientes cancelaban su consumo sin falta los fines de mes cuando recibían los sueldos y jornales de sus empleadores.
La desaparecida Ferretería El Ancla, propiedad de don David Queirolo.
      Supongo que nadie dejaba de pagar para conservar su  “crédito” con el proveedor y háganse también cargo de la confianza que el comerciante depositaba en su cliente asumiendo que le pagaría sin falta a fin de mes.
     Las farmacias “PENCO” de Don Óscar Olavarría y “MÉNDEZ” de don Luis Méndez aplicaban también un sistema parecido, la variante era que tenían convenios con CRAV y FANALOZA. Ellos entregaban los medicamentos que venían respaldados por una autorización emanada del empleador y recaudaban enviando su cobranza a la empresa la que descontaba estos valores de la remuneración mensual de los trabajadores que habían hecho uso del crédito. 
     Tomen nota, amigos lectores, que por esos años no existían las tarjetas bancarias ni de las de grandes tiendas como ocurre en la actualidad. 
     La pavimentación del camino Penco-Concepción, el aumento de la población de Penco que trabajaba en Concepción, el incremento sustancial de los servicios de locomoción que brindaban los señores Nova, Navarrete, Núñez y después la Empresa de Transportes Colectivos del Estado, conjuntamente  con el  establecimiento de los supermercados en Penco –grandes y chicos-  fueron hechos importantes que incidieron en el  fin de este particular sistema de pago CON LIBRETA  que nos acompañó por tantos años. 
  Reconozcamos la confianza de los comerciantes y la honorabilidad de los clientes que hicieron posible que este sistema comercial tan sui generis funcionara a la perfección.                                                          

1 comentario:

Unknown dijo...

FELICITACIONES POR TAN DETALLADA DESCRIPCIÓN DE NUESTRO QUERIDO PENCO!!!!SÁLUDOS desde Santiago de una Pencona de corazón. Gracias x recordar la Panadería de los RIFFO era de mis ABUELOS.