Luis Sanhueza Bravo, pencón, alcalde de la comuna San Miguel. |
San Miguel, con aproximadamente cien mil habitantes, es una de las 35 comunas de
la ciudad de Santiago. Pues bien, su actual alcalde, don Luis Sanhueza Bravo
es pencón, hijo de don Remigio Sanhueza y de la señora Nora Bravo. Nació y creció en nuestra ciudad. Vivió veinte años en su casa de la
población Perú, por calle Alcázar. Para conversar con él, llamamos a la alcaldía de San
Miguel, donde el jefe de gabinete Patricio Salinas, previa consulta, nos dio
fecha para una reunión con el alcalde sanmiguelino. El encuentro quedó fijado
para el mediodía del lunes 8 de mayo. Nos habían dicho que don Luis habla con
emoción y agrado cuando el tema es su ciudad de origen y así pudimos comprobarlo.
Al municipio sanmiguelino, ubicado en la Gran Avenida José
Miguel Carrera N° 3418, llegamos a la hora. Cuando el jefe de gabinete nos hizo
pasar al despacho nos vimos de frente con nuestro entrevistado. Sin embargo, antes
de la presentación formal y el abrazo, Luis Sanhueza me dijo: «Tú vivías cerca
de mi casa por Alcázar…» (Cierto).
Y para entrar en materia añadió: «Este fin de semana voy a
Penco». Tal fue una de sus primeras
afirmaciones, luego del saludo cálido tan característico, natural y espontáneo
de pencones en especial cuando se encuentran fuera del terruño. Porque ser
pencones en el mundo es como pertenecer a una cofradía donde sus miembros
comparten vivencias, nombres, lugares o fechas. Así, en una conversación cada cual
aporta lo suyo y se va armando un cuento que
los abarca a todos. De esa forma discurrió mi reunión con don Luis Sanhueza,
quien tiene su padre, un hermano y otros familiares en Penco. Justamente
visitarlos para estar con ellos era la razón del viaje que nos anunció de entrada.
En la primera parte nos hizo un interesante relato de su
gestión en San Miguel, subrayando su propósito de morigerar proyectos
inmobiliarios que incorporaron un cierto desorden que restó a la comuna su
carácter residencial que siempre tuvo. La define como un lugar hermoso,
tranquilo, con todos los servicios que requiere una ciudad y un muy buen
sistema de conexión vial. Sin embargo, está empeñado en recuperar áreas de
poblaciones vulnerables donde la inversión municipal no llegó durante las
pasadas administraciones. Su plan de mejorar el estado de calles y veredas exigirá
invertir unos 15 mil a 20 mil millones de pesos. Nos informó también de otros
temas sociales en desarrollo dentro de su programa edilicio. Pues bien, desde ahí saltamos en la conversación
a sus recuerdos de Penco.
«Bueno, Penco es una ciudad histórica y a mí me alegró
cuando fui en el mes de noviembre y vi los avances que presenta nuestra comuna
con la actual administración que está en su segundo período. Me asombró porque
no esperaba que hubiera un desarrollo en términos de infraestructura, pero
también hay un ordenamiento visible en Penco», nos dijo en la conversación. Y
agregó: «Penco siempre se caracterizó por ser una comuna balneario que acogía a
una gran cantidad de población de Concepción, de Hualpén, Chiguayante. Hoy en
día tiene muy buena conectividad por la gran cantidad de líneas de recorridos que
se puede observar. Me gustaría también referirme al desarrollo forestal, sin
duda éste afectó a la flora nativa, los bosques de pino y eucalipto reemplazaron
las especies que había en los campos. Ya no se ve lo mismo cuando uno va de
Penco a Primer Agua, de Penco a Tomé. Cuando uno viajaba de Penco a Concepción
veía hermosos copihues en ese tiempo. En la parte gastronómica, Penco tiene que
hacerle frente a las ofertas que surgen en Dichato, por ejemplo. Pero, yo creo
que con este alcalde en un par de años la comuna va a ser una zona gastronómica
y turística bastante atractiva».
En nuestra conversación, el alcalde sanmiguelino también
recordó aspectos de su niñez en Penco: «Jugué fútbol por el Atlético, un club local
que crearon los hermanos Riquelme. Fui lobato del grupo scout en el que mi
hermano también formaba parte. Me gustaba ir al casino de empleados de Fanaloza
que quedaba frente a la plaza donde preparaban muy buenos bistecs a lo pobre.
El Capri (restaurant) me trae también recuerdos. Los domingos, con mi hermano
nos arrancábamos de catequesis para ir al estadio de la CRAV. Como éramos niños,
a veces no había dinero para pagar la entrada. Pero, si uno le llevaba el bolso
a los jugadores, podía entrar. Uno de ellos, el Peto Vega me pasaba su bolso lo
que me permitía ingresar al estadio sin pagar. Mi hermano, en cambio, se iba al
cine que estaba ahí mismo. Bueno ésos
son algunos recuerdos, también del amor y de los pololeos cuando uno es joven, de
los malones con bebidas hasta las 11 de la noche, de los estudios, los amigos, etc. Para mí
Penco sigue siendo una comuna hermosa, tiene sentido de barrio, tiene negocios
antiguos. Se me vienen a la mente el Menaje Lina, la esquina de las señoritas
Ulloa aunque ellas ya no están. Me duele lo que pasó con el estadio CRAV, con
el teatro de la Refinería que era parte del patrimonio de Penco que se perdió.
Eso es lo que se echa de menos al bajar desde la población Desiderio Guzmán. Uno
lo siente, lo añora y lo recuerda con mucho cariño». En la amena conversación
con el alcalde Sanhueza en su oficina van saliendo una a una esas imágenes del
pasado pencón…
En lo relativo a su vida y desarrollo profesional nos dijo,
por ejemplo, que estudió en el Instituto Superior de Comercio de Concepción por
decisión de su padre bajo el argumento que era bueno para las matemáticas. Se
graduó de contador y trabajó en Cementos Biobío; por invitación de un tío suyo
se vino a Santiago y consiguió un puesto en la minera Andina. Sin embargo, la
pasión de su vida no estaba en los números sino en el campo de la salud; le
hubiera encantado estudiar medicina. Fue así como motivado por un asunto de
interés social, fruto ─entre otras cosas─ de su observación de juventud acerca de lo que ocurría en
Penco en especial por las experiencias que vivió su propia madre en los servicios locales, optó por
estudiar obstetricia. Para hacerlo tuvo que regresar por un tiempo a Penco ya que ingresó a la Universidad de Concepción donde se tituló de matrón con las mejores calificaciones de su promoción. Fue en esa casa de estudios donde conoció a María Eugenia Sánchez, con quien se casó. De eso hace 39 años. Luego de recibirse consiguió trabajo en el Hospital Barros Luco. Tiene
tres hijos, todos profesionales: Alejandro, kinesiólogo; Carolina, químico-farmacéutico; y Javiera, enfermera. A ellos debemos agregar dos nietos que son su adoración: Agustina y Sebastián. A la política llegó en el año 2006. Fue
electo concejal por esa comuna con la cuarta mayoría el 2008; en los comicios
de concejales del 2012 obtuvo la primera mayoría de la Alianza; y el 2016 fue
elegido alcalde por San Miguel. En el hospital dejó de trabajar el 5 de diciembre,
un día antes de asumir como nuevo jefe comunal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario