lunes, agosto 07, 2017

PUNTO DE VISTA PENCÓN EN LA PRENSA DE LA ARAUCANÍA


NOTA DE LA EDITORIAL: El siguiente es el texto de la entrevista publicada en el diario El Correo del Sur que circula en la región de la Araucanía hecha al responsable de este blog de Penco.

Nelson Palma
«LA MISIÓN DEL PERIODISTA ES ORDENAR LA REALIDAD Y DARLE PERSPECTIVA»

Por Max Wenger

     Profesiones y oficios requieren aptitud y vocación. Se podrá tener una de éstas, pero sin la otra el resultado no será el mismo o definitivamente no habrá resultado.


      En el periodista Nelson Palma, de exitosa trayectoria en medios nacionales, se advierten con nitidez una vocación y una desbordante aptitud. Estudió Periodismo de la U. de Concepción, en los 60.



    Con aparente timidez y sentido de la observación, captó en el aula el conocimiento y en los medios las experiencias de una pléyade de profesores, periodistas activos en Concepción, para luego progresivamente vivir desde dentro el periodismo radial, escrito, televisivo y también la docencia. 


    Aunque su carrera se prolongó en la televisión en Santiago, sus vínculos con su nativo Penco y la zona penquista siguen permanentes. 

    ¿Cuándo se dio cuenta de su vocación? ¿Un periodista nace o se hace? 

    Un periodista se hace, pero debe existir materia prima. Lo mío viene de mi niñez. Dos de mis profesores eran corresponsales en Penco de El Sur, el señor Leyton y el señor Espinoza. Tampoco olvido que un verano, sentados en la playa con mi madre vimos que andaba un reportero tomando fotos y que anotaba en una libreta. Y ella me dijo «tú podrías ser como él…».

     ¿Quiénes fueron sus modelos y por qué?
Edison Grandón, periodista fallecido 
el 9 de junio de 2009.

    Mi inspiración fue la radio. Sus relatos me abrían mundos. Recuerdo, por ejemplo, las descripciones que hacía Edison Grandón, enviado especial a Valdivia de radio Cóndor para el terremoto del 60. Oír sus despachos pausados, plenos de calma a la medianoche, me devolvían la fe. Narraciones de los viajes a la Luna de periodistas de La Voz de América eran electrizantes… Me gustaba la radio por ese don de la voz humana de llegar a tu mente, a tu corazón, a tu alma. 

     ¿Prefiere el periodismo de antes o el de ahora? 

     Me gustan ambos. Ahora tenemos el periodismo digital, en vivo, con el valor del momento. Es difícil jerarquizar sobre la marcha. Antes, podíamos pensar una crónica y escribir. Igual, cuando la cosa no es «on line» volvemos a lo clásico. 

   ¿Cree en la objetividad, la independencia y el pluralismo en este trabajo? 

    No existen en estado puro. El relato contiene la subjetividad de su autor. La independencia es una utopía porque dependemos de alguien a quien hay que rendir cuentas. En un diario debemos conocer su línea editorial. Y sobre el pluralismo, nunca seremos totalmente ecuánimes porque primero hay que atender a las mayorías, después podríamos oír otras voces. 

   ¿Qué opina del periodismo «de trinchera»? 

   El periodismo se puede manipular. Pero, cuando la comunicación se vuelve propaganda, ya no es periodismo. Se da en política. El periodismo de trinchera no es serio porque habla desde la ideología. Y la gente se da cuenta. 

  Las tecnologías de la información ¿favorecen o no al periodismo real? 

    Sí, lo favorecen por la accesibilidad. Disponemos de un torrente de información con valor y sin valor. La misión del periodista es discernir, es ordenar la realidad, darle perspectiva. Si alguien no lo hiciera, sería un caos. Por eso, el periodismo es una profesión social relevante. 

   «Escribir para uno mismo» dice en uno de sus blogs en internet. ¿Cómo interpreta esa frase? 

    Ésa es una respuesta tardía a lo que una vez nos dijo el director de la Escuela de Periodismo, Alfredo Pacheco: «sólo teniendo un diario de uno, que lo haga completamente uno, podríamos escribir lo que quisiéramos». Y ocurre que ahora el blog nos da esa opción. Pero, a diferencia del diario de vida de una adolescente, uno escribe para los demás, si no sería un monólogo. Escribir para uno es más bien una pregunta. No significa tener toda la cancha. Debemos respeto a los demás. 

     ¿Qué lo llevó a abrir un blog dedicado a Penco?
Cerro Verde, ¿una escenografía para un musical?
      Fue una devuelta de mano a mi ciudad. En Penco, hay cuento en su playa, en sus cerros, en sus calles; Cerro Verde parece la escenografía de un musical; hay historias escondidas en Lirquén. Doy cabida a personajes que nunca tendrán un pedestal. Muestro a Penco para las generaciones futuras, para los antropólogos que investigarán en mil años más. Descubrirán que aquí vivió gente interesante, acogedora, sincera. Como lo mío no es ciencia histórica, me tomo licencia para mezclar, a veces, realidad y sueños o extrapolar cosas que pudieron ocurrir. 

     ¿Animaría a un joven incursionar hoy en el periodismo? 

   Sí. Veo entusiasmo en mis alumnos en Periodismo de la U. Mayor en Santiago. Pero, ser periodista involucra trabajo, harta lectura y estar siempre en estado de alerta. 

   Pitrufquén y Freire tienen un vínculo histórico con Penco, que usted ha traído a la actualidad. ¿Cuál fue esa relación? 

   Hay dos antecedentes. El primero es económico. La planta refinadora de azúcar que hubo en Penco en el siglo XX tuvo un par de fundos acá: Coipue y Nueva Etruria. De ambos obtenía la madera para cajones, envases del azúcar y para mantener el muelle de la empresa. El otro nexo es cultural. Penco y Pitrufquén son las únicas ciudades que tienen estatuas creadas por el artista Hugo Pereira.
Egregia estatua en Pitrufquén que recuerda al combate de La Concepción, del arista Hugo Pereira.

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