Nota de la Editorial: el siguiente texto es un compendio muy interesante del pasado de la educación en Penco. Narra aspectos pocos conocidos de sus orígenes con documentados datos investigados por su autor Jaime Robles Rivera, quien es presidente de la Sociedad de Historia de Penco (SHP).
BREVE RESEÑA DE LA EDUCACIÓN EN PENCO
Por Jaime Robles Rivera, Presidente de la Sociedad de Historia de Penco
En el recorrer de la Historia de Penco, la educación ha sido un aspecto que explica en gran parte, el desarrollo de la ciudad y su gente, tal cual la
conocemos en estos
inicios del siglo
XXI.
Podemos situarnos en la línea de tiempo en 1550, desde la llegada de Pedro de Valdivia y su hueste, pensando que desde ahí en adelante las gentes
de estas tierras comenzarían a recibir una educación o adoctrinamiento de
orden formal: aprender a leer, escribir y las operaciones aritméticas
elementales;
pero claro está que
ello sería una muy injusta y
censurable omisión. Ya que mucho antes de la aparición de los castellanos por las
tierras del valle del
Penguco, el pueblo originario generó una estructura de educación o mejor dicho, formación para la vida,
en
sus niños y jóvenes.
El día 23 de febrero de
1550
marca un punto de inflexión en el relato que hacemos, hay un
quiebre absoluto para ambos mundos de lo que hasta
ese
momento significaba este sitio, del cual los cronistas de la conquista dejaron registro en sus anotaciones, dando cuenta que
en
el “nuevo mundo”, existía el valle que ellos, al escuchar la voz
del indígena, castellanizaron llamándole Penco.
A partir de ese momento la formación del los jóvenes indígenas tendrá
dos miradas: Una cuyo
escenario se
dará pasada
la
línea de
frontera, en
territorio mapuche y será orientada a la guerra, para defender a su pueblo, para
expulsar al invasor; la otra en
tanto, será para
aquellos jóvenes cautivos,
prisioneros de
los
españoles que
por
fuerza o por voluntad aceptarán un primer adoctrinamiento, fundamentalmente orientado a la
aceptación de los preceptos religiosos básicos. Esta será la misión de los curas
y frailes de las
órdenes
religiosas que irán
arribando a las costas
de Penco, conforme
se afianza la conquista.
En la etapa Colonial, el más notable aporte al Reino de Chile, desde esta
ciudad frontera
de Concepción en Penco, lo constituyo la Real y
Pontificia Universidad Pencopolitana,
que irradió la luz del conocimiento,
desde 1724 y hasta que el terremoto y maremoto de 1751 acabó con
esta
institución, la
primera de educación superior que nuestro país conoció. Esta Universidad,
se ubicaba a sólo
una cuadra del actual museo, en la
actual
calle Chacabuco.
Una vez iniciado en proceso emancipador, en la llamada Patria Vieja, donde Chile deberá enfrentar una cruenta guerra de independencia, la educación resultó una fundamental preocupación
para las primeras instituciones del estado naciente. Ya en 1813 se promulga la primera
Ley de Instrucción
Primaria. En aquella época, la población de todo el país
alcanzaba a 1 millón
de habitantes y en analfabetismo era
caso total: el 90% de los chilenos no sabía leer ni escribir.
Lograda la independencia, y afianzada la República, a mediados del siglo XIX, con
la Ley de Instrucción Primaria de 1860, el Estado toma mayor
protagonismo en la educación de su población, pero su influencia llega en
menor medida a los pequeños poblados, como era
Penco
en aquella época
y en
ese escenario tomará gran importancia la función del preceptor, quien desempeñaba la docencia habitualmente en su
domicilio particular. Penco,
con una población cercana
a los 600 habitantes
ya contaba con
dos
escuelas
gratuitas.
Treinta años después, en 1890, ya existían en Penco tres escuelas: la N°7
de hombres, a cargo del preceptor Don José Lagos; la Escuela N°8
de mujeres, cuya Directora fue la Sra. Emilia Egbert,
quien
junto a su hermana, Josefina Egbert, dirigieron la escuela por casi cuarenta años; y la Escuela
de hombres N°9 de Lirquén, creada en marzo de 1853, su
director el año 1890
fue
Alcides Millas.
Otras escuelas particulares
de antaño, y evocadas por nuestros más
antiguos vecinos, fueron la Santa Filomena de la señora Lucia Saavedra, la escuelita de las recordadas señoritas Ulloa, la San Tarsicio de los padres
Trinitarios, la Santa Teresita, la Santa Nieves, entre otros incipientes
establecimientos educacionales de
antaño.
A partir 1920,
con
la promulgación
de la Ley de Instrucción
Primaria Obligatoria, y con mayor énfasis
en 1937, al promulgarse la Ley
de Edificación
Escolar, Penco verá
florecer inmuebles de mejor
calidad para
atender a las nuevas generaciones. Aparecerán edificios de dos y tres pisos, varios de
los
cuales hasta hoy son una postal de nuestra
ciudad.
He aquí la cronología de las escuelas, colegios y liceos con que Penco ha
contado:
1927, Diciembre. Escuela de Hombres N°31.
1928, Febrero. Escuela de Mujeres N°32.
Hoy Escuela Isla de Pascua, D-598
1929, Escuela de Hombres N°35 y
Escuela de Mujeres N°36.
Hoy Escuela Almirante Patricio Lynch, D-596
1944, Escuela N°54.
Hoy Escuela Eduardo Campbell Saavedra, E-592
1945, Escuela N°69.
Hoy Escuela República de Italia, D-581
1946, Escuela Rural Cosmito.
Hoy Escuela Ethel Henck de Grant, F-599
1950, Escuela Pedro Aguirre Cerda, N°34.
Deja de funcionar en el año 1995.
1953, Escuela Almirante Jorge Montt Álvarez.
Hoy mantiene su nombre, con la numeración E-595.
1954, Escuela N°42.
Hoy Escuela Vipla, F-584
1961, Escuela N°90.
Hoy Escuela Penco, E-587.
1963, Anexo Liceo de Hombres de Tomé.
1967,Liceo de Hombres de Penco.
Hoy Liceo Pencopolitano, B-40.
1968, Colegio Queen Elizabeth.
1968, Escuela Rural Primer Agua Abajo.
Hoy mantiene su
nombre, con la numeración G-586.
1973, Escuela La Greda.
Hoy mantiene
su nombre, con la numeración F-582.
1973, Escuela Diferencial Marta Stowhas Kargus
Hoy mantiene
su nombre, con la numeración F-579.
1983, Colegio El Refugio.
1989, Complejo Educacional Gloria Méndez Briones.
2000, Liceo Ríos de Chile.
2001, Colegio Fanny Scholl.
2004, Escuela Los Conquistadores.
2004, Escuela Forjadores de Chile.
2006, Colegio A-Lafquen.
2007, Centro Educacional Alborada.
A ésta más que centenaria presencia de la educación en Penco, tanto
pública como privada, hay que destacar la enseñanza
pre
escolar, que tiene sus orígenes en nuestra ciudad de la mano de la empresa CRAV, cuando inaugura su jardín infantil en agosto de 1965; y que a lo largo de los años
ha ido en crecimiento con la apertura
de numerosas salas cuna
y jardines infantiles, reconociéndose de esta
manera lo fundamental que es para el desarrollo de las
personas la estimulación, base del aprendizaje, desde los
primeros años de vida.
A sus 85 años, la profesora Rosa Rivera, jubilada después de una fructífera vida dedicada a la educación. En la foto junto a uno de sus cinco hijos, autor de este relato. |
1 comentario:
Agradezco enormemente este artículo del señor Jaime Robles, pues me hizo recordar una parte de mi pasado, al mismo tiempo que de inmediato empecé a recordar a mis profesores(as) que me hicieron clases en la gloriosa Escuela N° 90. Cada uno se ocupaba de nosotros: señor Leyton (director), señorita Lucy (mi primera profesora jefe), señorita Nancy (que intentó enseñarme a bailar, pero fracasó, me quedé con el juego del trompo), señorita Clara Luz (me enseñó con sabiduría y rigurosidad el método científico que tanto me ha ayudado), señor Renato (que me enseñó las duras matemáticas), señor Reygada (me enseñó a correr porque creía que podría ser atleta y no se equivocó), señorita Julia (que me enseñó a conjugar los verbos en todos sus tiempos), señorita Fresia Zambrano (que me hizo imaginar el norte de Chile, especialmente Taltal, su lugar de origen), señorita Carmen Olavarría (que me enseñó a estudiar Mesopotamia, Grecia,Roma y toda la mitología incluyendo la chilena) y,la inolvidable Tía Teo que nos alimentaba todos los días.
En el listado extraño la Escuela conocida como "La Tosca"
Muchas gracias por el artículo.
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