De arriba a bajo: un Bic, un Cross, un Mont Blanc y un lápiz de grafito. |
El lápiz de pasta Bic llegó a Penco a comienzo de los años
60. Reemplazó a la pluma estilográfica que tenía dos formatos: uno, la pluma
fuente, con su carga de tinta líquida, y dos, la pluma con soporte de madera
para untar la punta en un tintero.
El nuevo bolígrafo nos cambió la forma de escribir. Antes,
había que preocuparse de tomar correctamente la pluma, adoptar una actitud de
buena escritura y después bocetear los trazos y las curvas de las letras
manuscritas sobre la superficie del papel. Se necesitaba un secante, para
evitar los manchones. Todo el proceso era lento. Sólo se podía escribir a la
rápida con un lápiz de mina. Pero a tal escritura no se la consideraba formal
aunque se la aceptaba. Lo formal era con tinta.
Quien escribe esta crónica, vivió la transición que marcó la
llegada del bolígrafo Bic. Antes había pulcritud por la caligrafía, la que los
profesores evaluaban con nota. Nadie disponía de una licencia especial para
tener mala letra. Era lo contrario: quién tenía los textos más bellamente
manuscritos. Los estudiantes íbamos a nuestras clases con nuestros bolsones (de
cuero) y el tintero bien cerrado colgando de un hilo. Los pupitres de la
escuela tenían un agujero para que el tintero calzara justo y no se desplazara
de la superficie por descuido o por movimientos.
Y el día menos pensado, los alumnos comenzaron a ir a clases
con sus nuevos bolígrafos que tenían la característica de un lápiz de madera,
pero que escribían con tinta. Una auténtica revolución: los tinteros y las
plumas estilográficas ajustadas a soportes de madera se quedaron en casa. En las aulas hubo un giro
cultural silencioso, ahora se podía escribir más rápido y con aspecto formal…
El lápiz Bic llegó para quedarse. Con una secuela sin marcha
atrás: el nuevo invento echó a perder el sentido de escribir bonito
caligráficamente. Los alumnos le echaron con la cundidora y los profesores
hicieron la vista gorda. Un factor por el que tuvo gran aceptación desde el primer día fue la velocidad en el acto de escribir; pero, esa ventaja traía consigo una consecuencia: la punta del Bic al desplazarse sin freno hizo malograr todo el cuidado por conseguir belleza aunque el texto igual se leyera… En definitiva, la llegada del Bic a Penco fue un enorme avance, pero que tuvo sus costos, los tuvo.
Modelo de un texto escrito con criterio caligráfico, tomado de Internet. |
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