El pasado 26 de junio de
2020, un hecho muy raro difundió la prensa electrónica y del que investigó poco: desde un barco de contenedores, de bandera ucraniana, que abandonaba
Talcahuano, cayó un tripulante al mar. La situación ocurrió en la
tarde de ese día en algún punto de la bahía a poco que la nave
saliera a alta mar por la boca grande. Como el periodismo penquista
no averiguó, se produjo una doble interpretación del hecho: que el
hombre cayó por accidente o que se lanzó
al mar. Por la bajísima temperatura del mar, el marinero pudo morir por hipotermia. Sin embargo, de este episodio ni siquiera supimos los nombres del barco ni
del protagonista. Es lo que hay, por lo que nosotros vamos a unir los
elementos disponibles de esta noticia y trataremos de reconstruir la
historia.
Por la bandera, ese barco
tiene su base Odessa, el puerto de Ucrania en el Mar Negro, país que
como sabemos es la cuna de los temidos guerreros cosacos. De seguro
el buque regresaba al término de operar de carga y/o descarga en
Talcahuano. Luego de zarpar, el tripulante ucraniano en cuestión
caminó por la cubierta y, por alguna razón, se cayó al mar
(primera versión). Si, por el contrario, se hubiera tirado de cabeza
(segunda versión), igualmente hubiera caído a las frías aguas de
la bahía. En ambos casos posibles eso fue definitivamente así.
Y de aquí en adelante, la historia es más o menos sabida. El
capitán ni nadie a bordo se dieron cuenta por lo que no hubo grito
de «hombre al agua» y el barco siguió navegando. Mal, porque un capitán debe tener un control sobre su tripulación.
Correspondía en tal caso informar al puerto y que la guardia costera
apoyara en la ubicación del hombre. Pero, eso no ocurrió y al
marino ucraniano no le quedó más opción que nadar a tierra firme
en la dirección que le pareció más apropiada: la isla Quiriquina.
Su decisión por
proximidad no fue la mejor para su suerte, porque llegó a un recinto
naval. Y allí un «cosaco» de guardia, nombre informal de los soldados
de la infantería de marina de la Armada de Chile, lo tomó
prisionero. El pobre ucraniano, mojado hasta la médula y aterido
hasta el alma, fue conducido en esa condición a las instalaciones
militares y más tarde entregado en calidad de detenido a la Policía
de Investigaciones de Talcahuano. Al día siguiente fue dejado en
libertad y la empresa naviera a la que pertenece fue informada del
incidente.
La segunda versión
especula que en realidad el marino ucraniano se tiró al mar para
pasar desaparecido y esperar a que lo dieran por muerto y que así
su familia en Odessa pudiera cobrar un suculento seguro de vida. Si
la verdadera trama fue ésa, en el cálculo del ucraniano sólo falló
la playa que eligió. Su plan (supuesto) hubiera funcionado de haber
nadado hacia Cocholgüe, pero aterrizó en las fauces mismas del
león: marino de origen cosaco capturado en casa de «cosacos».
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POST SCRIPTUM: Consultado un ex capitán de una compañía naviera en Valparaíso, comentó este episodio señalando que era poco probable la caída al mar por accidente en virtud de todas las medidas de seguridad de los protocolos de navegación. Ningún tripulante caería al agua así como así. Por lo que cobra más peso la segunda hipótesis.
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POST SCRIPTUM: Consultado un ex capitán de una compañía naviera en Valparaíso, comentó este episodio señalando que era poco probable la caída al mar por accidente en virtud de todas las medidas de seguridad de los protocolos de navegación. Ningún tripulante caería al agua así como así. Por lo que cobra más peso la segunda hipótesis.
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