miércoles, septiembre 02, 2020

EN PENCO LA GENTE CANTABA


Foto obtenida de internet.
       En Penco la gente cantaba, en el pueblo y en el campo. En los bosques cantar servía para sentirse acompañado aunque fuera por su propia voz. En las lomas, arreando animales, los arreadores iban cantando también. Las mujeres que barrían veredas frente a sus casas lo hacían cantando, aunque fuera en voz baja. Y lo mejor, los cantores se sabían las letras. El sabérselas no era de casualidad o de imitar a las radios. Había unas revistas de papel diario que se vendían en quioscos y que suplementeros las ofrecían de puerta en puerta: los cancioneros. También se exhibían en las librerías. Incluían un largo menú con la lírica de canciones de moda. Esos cancioneros estaban en cada casa que yo recuerde. Encima de cualquiera mesa o cerca de la cocina había uno a la mano, ahí estaban las últimas novedades o las letras más antiguas.
        Las religiones también influían en este hábito. Los evangélicos tenían himnarios, denominarlos cancioneros hubiera sido una irreverencia. En sus numerosas páginas distribuidas en el formato de libro estaban los versos de los himnos. Cada uno de estos registros impresos se cantaban con el acompañamiento de guitarras, acordeones y mandolinas de hasta 16 cuerdas estas últimas. En Cerro Verde Bajo, los evangélicos tenían y tocaban una buena cantidad de estos instrumentos, donde las mandolinas tenían gran presencia. No habia un grupo mejor para cantar que el que había en Cerro Verde.
         En aquellas casas donde las familias eran católicas, había por lo general dos libros para asistir a las misas: un himnario también con sus líricas enumeradas y un devocionario con las oraciones. A diferencia de los evangélicos que también cantaban en el culto y en las calles a cielo abierto, los católicos lo hacían mayormente que en el recinto de la iglesia. Pero, para las procesiones también cantaban al aire libre aunque eso sí, sin acompañamiento de instrumentos.
        Ya fuera en el ámbito religioso o no religioso, en Penco se cantaba como lo hemos demostrado. Eran expresiones de alegría en el primer caso, y en el segundo caso, que quien cantaba demostraba saberse las letras de las canciones en boga. Los primeros cantaban con los himnarios en la mano, los segundos se aprendían las líricas de memoria. No se necesitaba saber música para cantar en cualquiera circunstancia, bastaba poner oído, afinar la garganta y largarse siguiendo la melodía y pronunciando los versos. Muchos años después con los avances de las tecnologías, los cancioneros desaparecieron de los quioscos y de otros puntos de venta, porque las letras están en internet y por la invención del karaoke. ¿Se han fijado que no hay que aprenderse nada?
      Hagan cantar a un par de viejos y les aseguro que se saben de memoria varias de las canciones de esos años: "Me voy p'al pueblo", "La batelera", "Las campanas del rosario", "Pénjamo". Porque se las aprendieron en los cancioneros.

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