lunes, noviembre 02, 2020

EX VECINO DE PENCO ESTUVO A LAS ÓRDENES DEL LEGENDARIO ALMIRANTE ALEMÁN MAXIMILIAN VON SPEE

NOTA DE LA EDITORIAL: Hemos tomado este texto de una publicación de prensa de 1951. Menciona un curioso episodio de negocios, guerra y diplomacia ocurrido en nuestra Isla de Pascua en 1914. Fue escrito por Herrman Ried, gobernador militar de ese territorio entre 1941-1942 y es el capítulo de un libro suyo no publicado. Uno de los marineros del Dresden, buque citado en este relato, que integraba la escuadra del almirante Von Spee, se convertiría después en un conocido vecino de Penco, don Christian Koch.

             «El lunes 12 de octubre de 1914 se esparció rápidamente por todos los ámbitos de Pascua la sensacional noticia de que varios buques, cuyas siluetas aun no se percibían con claridad, se aproximaban a la isla. Como de costumbre, los nativos haciendo demostraciones de inmenso júbilo, se aglomeraron en las vecindades del fondeadero y sin hacer caso a las enérgicas y terminantes órdenes de la autoridad marítima se prepararon para llegar hasta los barcos tan pronto les fuera posible en demanda de dádivas y cambalaches.

         «Varios buques perfilándose en el horizonte y los catalejos permitieron pronto ver una flota compuesta de naves de guerra. En perfecto orden de formación entró esa escuadra a la bahía de Hanga Roa donde luego fondeó con la bandera alemana imperial a popa de cada una de sus unidades.

         «Cundió la alegría casi frenética de los pascuenses cuando la banda del buque insignia atronó los aires con los acordes vibrantes de marchas militares pero muy luego la decepción abatió los ánimos al ver que la entrada a bordo les estaba severamente prohibida.

       «Según el registro oficial los buques fueron los siguientes: el Schanhorst de 11.420 toneladas; el Gneisenau y su gemelo el Bremen; el Nuremberg y el Dresden más siete transportes que no es del caso mencionar.

      «El registro oficial agrega lacónicamente: «No dieron datos sobre la guerra».

     «Casi todos estos buques estaban dispersos en aguas del Pacífico, pero al llamado del almirante Von Spee se dieron rendez vous en la Isla de Pascua. Los dos primeros mencionados venían del Japón; el Nuremberg y el Leipzig de las costas de México y el Dresden del Atlántico Sur ₁.

         «Según las más fidedignas versiones y como es lógico suponer, en la isla nadie sabía nada acerca de la guerra (la I Guerra Mundial) lo cual favoreció la reunión hábilmente preparada por el almirante alemán. La autoridad marítima chilena también aseveró lo mismo, pero es sugestivo que en el registro oficial de entrada de naves aparezca la anotación a que ya hemos hecho referencia, siendo lo más probable que haya sido estampada con posterioridad.

       «Al decir de los testigos presenciales que hemos conocido, el amirante Von Spee recibió con la mayor cordialidad al administrador de la compañía (Williamson Balfour & Cia.) con quien pronto entró en negociaciones encaminadas a adquirir gran número de vacunos. Tanto el precio que se convino como la cantidad de reses significaron un pingüe negocio para el vendedor y apoderado mister Edmonds, quien satisfecho y contento, se esmeró en dar plena satisfacción a su desprendido y generoso comprador.

       «Al terminar esta negociación el ladino almirante alemán propuso dos fórmulas de pago. La primera en oro esterlino efectivo y la segunda en letras bancarias. Estas fueron pagadas después por el banco alemán Transatlántico de Valparaíso, no sin que esta operación le acarreara gravísimas molestias que trascendieron hasta el Parlamento británico. La venta aludida ascendió a mil libras esterlinas, que en mala hora, el administrador no quiso aceptar en rutilantes monedas de oro.

       «Entre tanto los isleños se vieron profundamente defraudados, ya que si se les prohibió subir a bordo, también a las tripulaciones se les prohibió bajar a tierra.

          «De pronto, sin embargo, las cosas cambiaron de faz como por encanto: grandes piños de gordos vacunos comenzaron a ser arreados hasta las proximidades del punto de embarque y en breve tiempo ese lugar se convirtió en un enorme matadero. Caían las reses una tras otras, bajo la acción violenta y certera de afilados cuchillos, luego se las despostó, pero ante el asombro enorme de los nativos, se vio un ventrudo alemán que estaba a cargo de la romana de peso que solo apartaba las partes carnosas y tiraba los restos: cabezas, cueros, huesos, colas, entrañas y demás menudancias por todos los contornos de la ensangrentada playa.

       «No se hicieron esperar mucho nuestros hermanos pascuenses en quienes pareció revivir algún instinto ancestral ya que pronto, con el beneplácito del barrigudo germano, limpiaron materialmente cual aves de rapiña el ensangrentado escenario, arrastrando presurosos hacia sus cuevas todo aquel promisorio despojo. Muy luego dispersas columnas de humo hicieron comprender que esa noche de festín los pascuenses no pasarían hambre.

       «Los sobrevivientes de aquella matanza con sonrisa de gratitud repiten: "Muy buenos los 'alimanes' nos dieron muchos cueros y mucha “comía”, mucha 'comía'".

      «Provisionados los buques y listos para zarpar, el señor Edmonds fue a bordo del buque insignia para despedirse de Von Spee, brindando ambos personajes por la cordialidad y la buena amistad que existía entre sus respectivas patrias.

      «Al darse la señal de zarpar el almirante alemán acompañó lleno de cortesía hasta la escala a su huésped británico y, en el momento preciso de la despedida, estrechándole fuertemente la mano, en correcto inglés le dijo: "Muy bien mi amigo Edmonds, desde este instante somos irreconciliables enemigos, porque ha de saber usted que mi patria está en guerra con la suya y ¡goog bye!".

       «La escuadra alemana abandonó Hanga Roa el 18 de octubre de 1914, para fondear triunfadora después de la batalla de Coronel en Valparaíso y luego sucumbir algún tiempo más tarde en la batalla de las Malvinas, de donde escapó solamente el Dresden, que fue echado a pique posteriormente mientras se hallaba anclado en la bahía de Cumberland, en Juan Fernández».

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Manuel Suárez, ex vecino del señor Koch en Penco y con quien conversó muchas veces, nos da una precisión respecto de la procedencia del Dresden cuando los buques fueron convocados por el almirante Von Spee. El Dresden zarpó desde el puerto de Tampico, en la costa occidental de México, porque el gobierno de Berlín lo había destinado a una misión de rescate de ciudadanos alemanes amenazados por un conflicto en ese país (revolución). Así entonces ese buque, que después fue hundido por su tripulación en la bahía Cumberland en el archipiélago de Juan Fernández asediado por naves británicas, no procedía de las Malvinas como lo afirma equivocadamente en su narración el señor Herman Ried. El Dresden zarpó desde México para su encuentro con la nave insignia de Von Spee. El almirante alemán murió en combate junto a sus dos hijos ese mismo año, en la batalla de Las Malvinas frente a una flota inglesa, al mando del vice almirante Frederick Doveton Sturdee el 8 de diciembre de 1914. Von Spee tenía 53 años.



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