sábado, noviembre 07, 2020

SI EN ESPAÑA FRANCISCO PLATKO FUE UN POEMA, EN PENCO SE TRANSFORMÓ EN UN MITO


 
        Despejar la incógnita si Platko entrenó en Penco, ésa era la tarea. La duda me la planteó Abel Soto y comenzamos a buscar certidumbres. ¿Ese director técnico estuvo acá o simplemente no?

        En distintos lugares de Chile todavía hay quienes recuerdan el nombre del jugador de fútbol y director técnico húngaro Francisco Platko (Ferenc Plattkó, Budapest, 1898- Santiago 1983). Y la memoria tiene sentido por el curriculum: Platko fue un ex arquero de Barcelona en los años 20, ex DT en los 40 de Colo-Colo, River Plate, Boca Juniors; en los 60 de Wanderers y San Luis... Y en Penco también dirigió, por breve tiempo, al Coquimbo de la Refinería en 1954 cuando el cuadro azucarero competía en el Campeonato Regional. Y eso lo publicaron en la revista Pan de Azúcar. Aunque fue así, hay voces hoy en dia que no lo ratifican, dudan.    

      Julio Piñero, hijo de Manuel Piñero, ex jugador del Coquimbo ese año nos dice: «Nunca mi padre me dijo o me comentó que Platko entrenaba en Penco. Él me habría dado alguna referencia, porque Platko era una estrella mundial del fútbol. No pasaba inadvertido». En cambio, Fernando Castro, hijo del fallecido ex jugador del mismo nombre, quien también integrara el Coquimbo luego de defender a Magallanes, afirma que Platko efectivamente estuvo en Penco para entregar orientaciones técnicas al equipo refinero y que permaneció más tiempo que el acordado en principio. “Mi padre nos decía que su entranador era el gringo Platko, como lo llamaban”, recuerda Fernando Castro hijo. Abel Soto buscó otros testimonios. Conversó con Eduardo Villegas, cuyo padre defendió al equipo refinero. Y la respuesta fue afirmativa, Platko estuvo aquí.      

          El ex vecino Penco, jugador aficionado de fútbol y compadre de Julio Piñero, Guillermo Memo Cartes pone el asunto en perspectiva: «A mi no me extrañaría que Platko haya dirigido en Penco, porque en esos años el fútbol era distinto y sus protagonistas también. Eran tiempos en que jugadores y técnicos no eran tan materialistas como ahora, había mucha pasión y amor por el deporte, en ese sentido no dudo que Platko haya estado dirigiendo en la cancha de la Refinería. Penco era atractivo para el fútbol por sus industrias, sus clubes, por el campeonato. Llegaban jugadores de renombre. Baste recordar a Mario Lorca, Pedro Flores, Pedro Caniulao, Manuel Piñero y otros. ¿Por qué no Platko?». Memo Cartes es amante del fútbol. En su juventud fue un excelente medio campista, muy técnico. Audax Italiano y Unión Española quisieron incorporarlo. Entre tanto, José Chico Pérez, ex jugador del Coquimbo Crav, muy posterior a los tiempos de Platko, dijo no tener referencias sobre el fugaz paso de ese técnico por el club.

         Estuvo en Penco por una temporada breve, quedan aún testigos directos de su presencia acá. Pero, la creencia popular de su estada de la certeza pasó a la duda, si Platko vino realmente o si sólo fue un decir y ahora un mito urbano. Así son las realidades en este mundo, todo tiende a irse al olvido, algún día los pencones se preguntarán qué cosa fue Coquimbo Crav o incluso qué cosa fue la Refinería.

         Aparte de sus virtudes como arquero de lujo, Ferenc Platko o Francisco Platko fue inmortalizado por el poeta español Rafael Alberti con una oda maravillosa. La creó, luego de un partido épico en la que el guardavallas entregó la vida para darle el título al Barcelona. Lo patearon en el suelo, la sangre saltó lejos, lo vendaron y regresó al campo. Pero, la llave de oro que él puso al candado de su arco se tronchó. Los sentidos versos de Alberti los reproducimos a continuación:

ODA A PLATKO, Rafael Alberti

Ni el mar, que frente a ti saltaba sin poder defenderte.

Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía.

Ni el mar, ni el viento, Platko,

rubio Platko de sangre,

guardameta en el polvo,

pararrayos.

No nadie, nadie, nadie.

Camisetas azules y blancas, sobre el aire.

camisetas reales,contrarias, contra ti,

volando y arrastrándote.

Platko, Platko lejano,

rubio Platko tronchado,

tigre ardiente en la yerba de otro país.

¡ Tú, llave, Platko, tu llave rota,

llave áurea caída ante el pórtico áureo !

No nadie, nadie, nadie,

nadie se olvida, Platko.

Volvió su espalda al cielo.

Camisetas azules y granas flamearon,

apagadas sin viento.

El mar, vueltos los ojos,

se tumbó y nada dijo.

Sangrando en los ojales,

sangrando por ti, Platko,

por ti, sangre de Hungría,

sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto

temieron las insignias.

No nadie, Platko, nadie,

nadie se olvida.

Fue la vuelta del mar.

Fueron diez rápidas banderas

incendiadas sin freno.

Fue la vuelta del viento.

La vuelta al corazón de la esperanza.

Fue tu vuelta.

Azul heróico y grana,

mando el aire en las venas.

Alas, alas celestes y blancas,

rotas alas, combatidas, sin plumas,

escalaron la yerba.

Y el aire tuvo piernas,

tronco, brazos, cabeza.

¡ Y todo por ti, Platko,

rubio Platko de Hungría !

Y en tu honor, por tu vuelta,

porque volviste el pulso perdido a la pelea,

en el arco contrario al viento abrió una brecha.

nadie, nadie se olvida.

El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.

Las insignias.

Las doradas insignias, flores de los ojales,

cerradas, por ti abiertas.

No nadie, nadie, nadie,

nadie se olvida, Platko.

Ni el final: tu salida,

oso rubio de sangre,

desmayada bandera en hombros por el campo.

¡ Oh, Platko, Platko, Platko

tú, tan lejos de Hungría !

¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ?

Nadie, nadie se olvida,

no, nadie, nadie, nadie.


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