Poco antes de la mitad del siglo XX,
durante los años de esplendor del hotel Coddou, se hizo una mejora importante en el acceso a la playa que incluyó una obra
arquitectónica y de ingeniería de gran factura, como lo muestra la foto de arriba. Nos referimos al muro de unos 3,5
metros de altura que separó la arena de la plataforma de la estación
ferroviaria y su tendido de líneas. Esta separación soportaba el importante desnivel indicado y su longitud se extendía por unos 120 metros desde La
Planchada hacia el sur. Tenía tres bajadas a la playa con gradas de
igual diseño. La fotografía a la que nos referimos es anterior a la
construcción del casino Oriente. La parte superior del muro
presentaba una baranda hecha de columnas robustas separadas por 5
balaustres unidos por 3 caños ornamentales de fierro. Ese proyecto
no debió ser barato, porque incluso cuando han pasado varias décadas
el contrafuerte aún está ahí, salvo los caños de hierro corroídos
por el aire salino y las gradas sepultadas por la arena.
En el espacio que quedó entre las
líneas y la balaustrada, que el concepto urbanístico imaginó una hermosa terraza, se instalaron unos bancos ideados para que los
paseantes tomaran asiento para contemplar el mar o los atardeceres.
Con el paso del tiempo, sin embargo,
ese lugar se desvirtuó como turístico y cambió de uso. Las
empresas dispusieron de él como si se tratara de una cancha de
acopio y ahí descargaron miles de rollizos de madera. Jornaleros los
bajaban sobre sus hombros desde carros ferroviarios descubiertos para depositarlos allí por algún tiempo y embarcarlos de nuevo, cuando fuera la ocasión. Esa práctica que se cumplió por unos diez años y aunque de modo inocente afectó los
accesos la playa, deteriorando parte del turismo en ese sector del
balneario. Como se puede ver, un par de fotos nos pueden contar muchas cosas...
ESTA FOTO de muchos años después muestra la terraza, sin los bancos, que se usó para acopiar madera.
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