POR ABEL SOTO MEDINA
Piezas del Olvido, es un libro del profesor de historia Boris Márquez, que narra sobre los artistas que desarrollaron en Fanaloza y LozaPenco, el arte de Diseño y de Escultura, llevados al plano de fabricar piezas ornamentales en loza, decorarlas y pintarlas, transformando cada pieza única en su género, destaca a los profesionales que iniciaron la gran cruzada de ese arte, y a los funcionarios que se transformaron en sus discípulos, producto de las enseñanzas, así como también de condiciones y cualidades escondidas.
Como el fabricar loza es un arte de por sí, es cómo una obra teatral, cada participante es de suma importancia, el guionista, productor, director, iluminador, tramoya, decorador y los artistas. Traducido esto a la fabricación de loza, nos encontramos con los mineros que buscan la greda, caolín, feldespato, los obreros que molían esos materiales para transformarlos en pasta, que permitiera, que los barnizadores, fileteadores, diseñadores y pintores, pudieran ver hecha realidad su pieza creada, eso sí, previa visto bueno del hornero, hombre clave en el éxito del proceso, quizás vale aplicar el dicho popular «en la puerta del horno, se quema el pan».
Como todos sabemos, y que es un orgullo para Penco y mucho más para los loceros, el mural con el Plato Willow, aplausos para el o los artistas que lo pintaron, así, como también las otras figuras ubicadas en el sector.
Sin embargo, desde mi perspectiva y vivencia, el verdadero plato que fue un símbolo locero, por su sencillez, económico, y de uso diario, y que seguramente fue el más producido y por ende vendido, me refiero al Plato Filete 41, que lucía elegantemente su filete de color verde esmeralda. El otro que dio prestigio, fue el Plato Virginia, que lucía con gran pompa su grueso borde con Filete de Oro, las piezas de los juegos de Vajilla Virginia, eran guardadas como hueso de santo por las dueñas de casa; sólo se ocupaban para las ocasiones especiales que celebrar o durante junio y julio, meses de los santos, nombre que no faltaba en esos años en cada casa. No es menor que la línea Virginia, fuera la que se eligió para regalarle al Papa Juan Pablo II, en su visita a Concepción el año 1987, eso sí, cada pieza de éste juego de loza, llevaba estampado el escudo de la casa papal.
EL LLAMADO PLATO FILETE 41 de Fanaloza alcanzó gran popularidad en el mercado de la loza por su estilo simple y de todo uso. |
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