viernes, agosto 06, 2021

LA INFLUENZA DE 1957, VISTA DESDE ADENTRO

NOTA DE LA EDITORIAL: La Universidad de Viña del Mar en conjunto con el programa Universidad de Adulto Mayor, lanzaron el año pasado la revista «66 Relatos de Vida», con un interesante material autobiográfico. Uno de dichos testimonios los escribió María Cristina Ferrada Novoa, activa integrante de la Sociedad de Historia de Penco. El contenido versa sobre la gran epidemia de Influenza que afectó a Chile en 1957 y que ella vivió en carne propia. Su material constituye un excelente aporte al conocimiento de un episodio dramático de la historia de la salud en nuestro país.


La otra pandemia

María Cristina Ferrada Novoa, comuna de Los Ángeles


          Qué año más extraño ha resultado ser el 2020, desde el mes de marzo, en que se diagnosticó el primer caso de Covid-19, en nuestro país, las noticias en relación a la pandemia no han desaparecido de los medios de comunicación con noticias inquietantes y nefastas hasta el día de hoy. Mi madre de 92 años de edad , catalogada como persona de riesgo y que requirió una cirugía, necesitó estar acompañada, por esta razón me trasladé a su casa para brindarle apoyo y compañía durante todo este período, ella vive (*) en el campo muy cerca de la ciudad de Los Ángeles, así hemos llegado casi al final del año y he visto transcurrir con una velocidad increíble, el otoño, invierno y la primavera que ha sido una explosión de flores, frutos muchos pájaros de todo tipo: zorzales, treiles, picaflores, chincoles incluso bandurrias que antes no se veían por aquí. Creo que ha sido un alivio en contraste con las noticias y lamentables efectos de esta pandemia, que irrumpió en nuestras vidas, como otros eventos que nos tiene acostumbrados nuestro país como: terremotos, aluviones y erupciones volcánicas.

MARÍA CRISTINA FERRADA,
autora del presente texto, junto
a Manuel Suárez en la plaza
de Penco.
Los ciudadanos e incluso las autoridades de este país, no vimos venir este inusual acontecimiento a pesar que diversos científicos en el mundo habían advertido de este riesgo por la invasión del hombre en la naturaleza y la ocupación del hábitat de otras especies que al convivir con el hombre o ser ingeridos podrían haberle contaminado con este virus. Este largo período de cuarentena, distanciamiento social y la participación en un “taller literario autobiográfico” vía zoom, me permitió reflexionar sobre diversos aspectos de mi vida y recordé lo sucedido cuando tenía 7 años de edad y vivía en la ciudad de Osorno. Junto a mi familia, tuvimos la experiencia de vivir otra pandemia en el año 1957, al rememorar lo sucedido recuerdo que toda mi familia se contagió con esa gripe, recuerdo días grises, mucho desánimo, en cama con fiebre elevada de tal manera que hasta el día de hoy recuerdo, en la noche haber tenido alucinaciones producidas por la fiebre y visiones de ogros o monstruos en la pared de mi dormitorio que me provocaban pavor y llantos, mis padres acudían a calmarme, prendían la luz para que viera que en realidad no había nada, además sentía tanta sed que veía en la pared una cascada de una bebida que existía en esa época, la Orange Crush, la veía brillante, naranja la sentía refrescante y yo no podía llegar a beber de ella. Mi madre nos contaba después que nuestra vecina nos llevaba jarros de bebidas de hierbas o tisanas para bajar la fiebre y evitar la deshidratación, el médico llegaba al hogar a revisar a los enfermos y eso se replicaba en muchas familias. A pesar de los momentos difíciles que vivimos fuimos los afortunados que sobrevivimos y esta vivencia permanece en mi memoria en forma indeleble hasta la actualidad. Hoy en el año 2020 y recordando lo vivido en 1957, he revisado algunas publicaciones tanto de diarios, Google y publicaciones científicas para profundizar lo que ocurrió en ese año y me pude percatar que tuvimos la experiencia de vivir otra pandemia y fue la llamada Influenza A, producida por el virus H2N2 cuyo origen fue en China en el mes de marzo y llegó a Chile, en un barco de la Marina de los Estados Unidos , que recaló en Valparaíso el 24 de Julio de 1957,esta pandemia se prolongó por 2 años y tuvo un rebrote en el año 1959. Los casos se concentraron en Santiago, Concepción, Valdivia, Osorno y Llanquihue, Chile fue uno de los países más afectado a nivel global, se ha señalado que fallecieron entre 8.000 y 12.000 personas cuando la población en nuestro país era de alrededor de 6 millones, el foco de la mortalidad estuvo en niños y adultos mayores, esta elevada mortalidad se relacionó con las condiciones sociales del país en aquella época, prevalencia de enfermedades infecciosas, desnutrición, hacinamiento y un sistema de salud pública aún no consolidado. Se puede concluir que las dos pandemias tuvieron como origen un virus proveniente de China, la de 1957 llegó a Chile por vía marítima, la actual por vía aérea, ambas causaron elevada mortalidad a pesar de los avances en la salud, los aspectos sociales, nutricionales y la economía en nuestro país, en la anterior no hubo ayudas económicas a la población y se suspendieron las clases por alrededor de dos semanas. A partir de estas reflexiones y recuerdos puedo inferir que el próximo año aún tendremos que lidiar con esta realidad y que debemos aprender a vivir incorporando conductas de autocuidado a nuestro diario vivir, hasta que la población reciba las vacunas que los científicos han desarrollado con gran celeridad y eficiencia para enfrentar la tarea de inmunizar a la población susceptible a nivel mundial.

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(*) La mamá de María Cristina Ferrada, la señora Elba Emelina Novoa dejó de existir el sábado 31 de julio de 2021. La nota publicada en la revista viñamarina es del 2020. 

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