NOTA DE LA EDITORIAL: La Universidad de Viña del Mar en conjunto con el programa Universidad de Adulto Mayor, lanzaron el año pasado la revista «66 Relatos de Vida», con un interesante material autobiográfico. Uno de dichos testimonios los escribió María Cristina Ferrada Novoa, activa integrante de la Sociedad de Historia de Penco. El contenido versa sobre la gran epidemia de Influenza que afectó a Chile en 1957 y que ella vivió en carne propia. Su material constituye un excelente aporte al conocimiento de un episodio dramático de la historia de la salud en nuestro país.
La otra pandemia
María Cristina Ferrada Novoa, comuna de
Los Ángeles
Qué año más extraño
ha resultado ser el 2020, desde el mes de marzo, en que se
diagnosticó el primer caso de Covid-19, en nuestro país, las
noticias en relación a la pandemia no han desaparecido de los medios
de comunicación con noticias inquietantes y nefastas hasta el día
de hoy. Mi madre de 92 años de edad , catalogada como persona de
riesgo y que requirió una cirugía, necesitó estar acompañada, por
esta razón me trasladé a su casa para brindarle apoyo y compañía
durante todo este período, ella vive (*) en el campo muy cerca de la
ciudad de Los Ángeles, así hemos llegado casi al final del año y
he visto transcurrir con una velocidad increíble, el otoño,
invierno y la primavera que ha sido una explosión de flores, frutos
muchos pájaros de todo tipo: zorzales, treiles, picaflores,
chincoles incluso bandurrias que antes no se veían por aquí. Creo
que ha sido un alivio en contraste con las noticias y lamentables
efectos de esta pandemia, que irrumpió en nuestras vidas, como otros
eventos que nos tiene acostumbrados nuestro país como: terremotos,
aluviones y erupciones volcánicas.
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MARÍA CRISTINA FERRADA, autora del presente texto, junto a Manuel Suárez en la plaza de Penco. |
Los ciudadanos e incluso las
autoridades de este país, no vimos venir este inusual acontecimiento
a pesar que diversos científicos en el mundo habían advertido de
este riesgo por la invasión del hombre en la naturaleza y la
ocupación del hábitat de otras especies que al convivir con el
hombre o ser ingeridos podrían haberle contaminado con este virus. Este largo período de cuarentena, distanciamiento social y la
participación en un “taller literario autobiográfico” vía
zoom, me permitió reflexionar sobre diversos aspectos de mi vida y
recordé lo sucedido cuando tenía 7 años de edad y vivía en la
ciudad de Osorno. Junto a mi familia, tuvimos la experiencia de vivir
otra pandemia en el año 1957, al rememorar lo sucedido recuerdo que
toda mi familia se contagió con esa gripe, recuerdo días grises,
mucho desánimo, en cama con fiebre elevada de tal manera que hasta
el día de hoy recuerdo, en la noche haber tenido alucinaciones
producidas por la fiebre y visiones de ogros o monstruos en la pared
de mi dormitorio que me provocaban pavor y llantos, mis padres
acudían a calmarme, prendían la luz para que viera que en realidad
no había nada, además sentía tanta sed que veía en la pared una
cascada de una bebida que existía en esa época, la Orange Crush, la
veía brillante, naranja la sentía refrescante y yo no podía llegar
a beber de ella. Mi madre nos contaba después que nuestra vecina nos
llevaba jarros de bebidas de hierbas o tisanas para bajar la fiebre y
evitar la deshidratación, el médico llegaba al hogar a revisar a
los enfermos y eso se replicaba en muchas familias. A pesar de los
momentos difíciles que vivimos fuimos los afortunados que
sobrevivimos y esta vivencia permanece en mi memoria en forma
indeleble hasta la actualidad. Hoy en el año 2020 y recordando lo
vivido en 1957, he revisado algunas publicaciones tanto de diarios,
Google y publicaciones científicas para profundizar lo que ocurrió
en ese año y me pude percatar que tuvimos la experiencia de vivir
otra pandemia y fue la llamada Influenza A, producida por el virus
H2N2 cuyo origen fue en China en el mes de marzo y llegó a Chile, en
un barco de la Marina de los Estados Unidos , que recaló en
Valparaíso el 24 de Julio de 1957,esta pandemia se prolongó por 2
años y tuvo un rebrote en el año 1959. Los casos se concentraron en
Santiago, Concepción, Valdivia, Osorno y Llanquihue, Chile fue uno
de los países más afectado a nivel global, se ha señalado que
fallecieron entre 8.000 y 12.000 personas cuando la población en
nuestro país era de alrededor de 6 millones, el foco de la
mortalidad estuvo en niños y adultos mayores, esta elevada
mortalidad se relacionó con las condiciones sociales del país en
aquella época, prevalencia de enfermedades infecciosas,
desnutrición, hacinamiento y un sistema de salud pública aún no
consolidado. Se puede concluir que las dos pandemias tuvieron como
origen un virus proveniente de China, la de 1957 llegó a Chile por
vía marítima, la actual por vía aérea, ambas causaron elevada
mortalidad a pesar de los avances en la salud, los aspectos sociales,
nutricionales y la economía en nuestro país, en la anterior no hubo
ayudas económicas a la población y se suspendieron las clases por
alrededor de dos semanas. A partir de estas reflexiones y recuerdos
puedo inferir que el próximo año aún tendremos que lidiar con esta
realidad y que debemos aprender a vivir incorporando conductas de
autocuidado a nuestro diario vivir, hasta que la población reciba
las vacunas que los científicos han desarrollado con gran celeridad
y eficiencia para enfrentar la tarea de inmunizar a la población
susceptible a nivel mundial.-----
(*) La mamá de María Cristina Ferrada, la señora Elba Emelina Novoa dejó de existir el sábado 31 de julio de 2021. La nota publicada en la revista viñamarina es del 2020.
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