Hasta finales de la década de los años 50 en Penco existieron coros polifónicos, que siguieron las pautas de maestros y fueron gratamente aplaudidos por la comunidad en sus numerosas y más diversas actuaciones. La foto que encabeza esta nota es el testimonio de uno de esos grupos corales: el de la Refinería (CRAV). Dichos coros al disolverse se proyectaron en agrupaciones folclóricas, tendencia cultural que se mantiene hasta hoy.
La empresa refinera y los sindicatos sostenían un fructífero programa de interacción y hermandad de sus trabajadores socios y sus familias tanto de las industrias de Viña del Mar como de Penco. En el marco de esas actividades se dio esta visita del coro pencón a la ciudad jardín donde realizó exitosas presentaciones. En la foto, tomada en la Plaza Vergara frente al Hotel O'Higgins, posan los integrantes, vecinos todos del medio refinero local de entonces.
Este programa de amistad de las organizaciones de trabajadores incluyó también competencias deportivas ‒estructuradas en la modalidad de olimpiadas‒ las que se desarrollaban tanto en Penco como en Viña. En las distintas pruebas participaban jóvenes de ambos sexos. Cuando su organización correspondía al sindicato de la planta azucarera de Penco, los escenarios escogidos eran la cancha de CRAV (el fortín CRAV), el estadio atlético de Concepción de la avenida Collao y el campo deportivo de Huachipato en Las Higueras. Los competidores y sus padres o apoderados que viajaban desde Viña del Mar, se hospedaban en casas de trabajadores pencones.
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