Recibí estas fotos que me envió mi amigo Carlos Wedel, colaborador de nuestro blog de Penco, de un antiguo ducto construido de material muy sólido, que desemboca en la playa a la altura de la calle Yerbas Buenas y que alguna vez se adentró unos metros en el mar. No está claro si fue hecho para evacuar aguas lluvias, aguas negras o riles industriales. Los antiguos pencones recodarán que para pasear por la playa había que saltarlo, porque interrumpía la continuidad del nivel. Con el tiempo, la parte superior del ducto se derrumbó ‒o la rompieron a propósito‒ quedando la parte más expuesta a ras con la arena.
El destino que haya tenido importa poco hoy en día. Lo interesante es la supervivencia y su calidad de reliquia de la ingeniería de inicios del siglo XX. Se emplearon los mejores materiales: ladrillos elaborados y cocidos en las obras de Penco y una mezcla de mortero de extraordinaria resistencia. Presentaba una inclinación adecuada a la idea de evacuación de líquidos y un diámetro suficiente para que operarios periódicamente le quitaran la acumulación de arena en la salida.
En consecuencia es un testimonio que permanece allí, algo parecido a los restos del casco del vapor "Perú", situado a 1,5 km de distancia hacia el sur. En su nota mi amigo Wedel me dice que bien valdría la pena cortar un trozo del ducto ‒parecido, quizá, a una especie de rueda‒ y exhibirlo en algún lugar turístico de Penco como una reliquia. Sus colores son vivos y estéticos, según se aprecia, y la técnica que se empleó para conseguir el arco pareciera que se inspiró en los ductos romanos de la Antigüedad.
Este tubo pencón, decíamos, pudo estar destinado a eliminar aguas servidas, a funcionar como sumidero de aguas lluvias y evitar inundaciones, o a facilitar la evacuación de riles de una industria de procesamiento de residuos de huesos que tenía sus instalaciones en la actual población Lord Cochrane. Tal vez pudo servir para los tres fines señalados. Y ahí está, tendido en la playa, ocultándose algunas veces bajo la arena y asomando en otras ocasiones, como ahora. Buena la idea de Carlos Wedel de sacarle un trocito para la posteridad.
1 comentario:
Gracias estimado Nelson, pero al parecer ya nada importa, es solo cosa de ver las ruinas del fuerte La Planchada, el señor alcalde se irá y al parecer se llevará el proyecto de "restauración" que tenía ya listo, hasta con los dineros asignados, en fin, "son solo parte de la historia dirán"...
Publicar un comentario