No abundaré en la foto, puesto que de ella se ha hablado mucho y se seguirá hablando por un buen tiempo, sino de la comunicación asociada a ella. Cómo la NASA la dio a conocer y cómo la imagen llegó a nosotros y se alojó en nuestra memoria. Tal es lo que me interesa y veré si puedo explicar mi pensamiento al respecto. Aquí no hay nada teórico, lo que ha ocurrido es más estratégico que otra cosa. Y lo que usted lee se basa en mi experiencia. Porque al igual que casi todo el mundo cuando vi esa foto me quedé embelesado. Maravillosa esa primera vista (y vendrán muchas más) que nos regalaron las ciencias como la astronomía, la óptica, la ingeniería, la matemática, la cohetería, la cibernética, todas colaborando entre sí para un mismo fin. Porque la foto es fruto de esas ciencias y muchas otras. Lo pensé cuando la tuve en mi pantalla. Pero, un momento, al poco rato recordé algo, que la foto yo la había visto muchos años antes, no era la primera vez, como dicen.
El sentimiento que tuve fue una especie de anti sorpresa; es lo que intento escribir aquí con la mayor brevedad. Veamos esa historia.
Por más de un cuarto de siglo la foto que el Dr.Williams capturó usando el telescopio Hubble en 14 noches de exposición fue la imagen más remota jamás lograda. Pero, ¿alguien lo sabía? En el mundo científico sí... ¿y la gente común y corriente? No. ¿Qué pasó que ahora estamos tan sorprendidos si eso ya existía? Con un poquito de menos detalles, pero existía. El misterio de la sorpresa que tuvimos ahora estuvo en el manejo de la comunicación, en cómo fue presentada la foto.
LA PRESENTACIÓN de la primera foto en la Casa Blanca. |
Ahora veamos la construcción del impacto mundial y su efecto. Qué hicieron los complejos sistemas comunicacionales de NASA. Sus equipos de redactores, guionistas y videógrafos crearon historias del tema, los productores prepararon las escenas. Todo partió bien desde el inicio del proyecto, los relatos se referían a las expectativas científicas y el aporte al conocimiento. Mostraron las imágenes de los trabajos y la forma del espejo primario del telescopio en los laboratorios de Pasadena. Cuando estuvo listo, vino el transporte del equipo hasta la Guyana francesa, sitio del lanzamiento. Crearon suspenso, que el barco se podía hundir, que las condiciones meteorológicas en el mar, en fin. Después, toda la parafernalia para el despegue, que era posible una falla inesperada del cohete Ariane. Ya en el espacio, venía el despliegue de los paneles, que todo estuviera bien, sin daños. Nosotros el público cruzábamos los dedos. En seguida, el viaje hasta su punto de ubicación a un millon y medio de kms. de la tierra, frenar y estabilizar. Si hubiera un problema, sería imposible viajar tan lejos para reparararlo. O sea, un error y toda la inversión en millones de dólares y el tiempo precioso de trabajo estarían perdidos. Nosotros rogando. Hasta que todo estuvo a punto, gran expectación. En seguida, la primera foto de prueba, fenomenal. Y por último, la fecha de la publicación de la primera foto oficial que la humanidad no había visto nunca y que, a estas alturas, esperaba ansiosa. (¿Qué cosa mostrarían? ¡Suspenso!). Cuenta regresiva hasta el 12 de julio. Llegó la víspera de ese día. Primera publicación en privado (nunca tanto) en la Casa Blanca, con el presidente Biden y el jefe del proyecto. Las cámaras de televisión de todas las cadenas estaban encendidas. Y al día siguiente, la foto around the world. En esa jornada en Pasadena, los científicos aplaudían, gritaban de felicidad y otros lloraban sin poderse contener. «La Ilíada» quedó corta con tantos ingredientes emocionales como los que hemos presenciado.
Esa fue la manera moderna de hacerlo: la ciencia y la política articuladas por la comunicación y las audiencias masivas como testigos. El espectáculo tenía que ser en grande para que la gente, los contribuyentes, vieran y supieran que los dineros estaban bien invertidos, aunque el primer resultado --el efecto más importante-- no fuera más que una foto con muchísimas interpretaciones. ¡Logrado!
Pero, ¿Por qué no ocurrió algo de ese nivel de efecto en 1995? Porque mi amigo el doctor Bob Williams, un científico cien por ciento, no se preocupó del show, sino de conseguir solamente la materialización de su proyecto de observación de un punto diminuto en el campo profundo del cielo para compartirlo en su ámbito de estudio. Pero, el grueso público estuvo al margen, la política se quedó afuera, porque era un asunto del dominio de los científicos. Cuando él me mostró la foto en el aeropuerto, quizá fui de los primeros, fuera del mundillo de los astrónomos, en ver la imagen. Pero, hoy día, con los fuegos artificiales que usó la NASA en cada etapa del proyecto, el cuento prendió. Y téngalo por seguro que así será de ahora en adelante. Hay que justificar la inversión. La imagen ya está registrada en la historia de la astronomía mundial. Como toda la gente, hallé bella la foto y me sorprendió, pero pensando un poco, yo la había visto antes.
OTRA DE LAS TANTAS fotos que nos reporta el telescopio Webb. Ésta corresponde a Carinae, una zona de formación de estrellas que parece un gran muro de gas incandescente. |
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