domingo, julio 31, 2022

MODELO DE COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA

NOTA DE LA EDITORIAL: Presento mi excusa por esta disgresión. El tema nada tiene que ver directamente con Penco y la zona penquista que son el norte editorial de este blog. Lo publico porque estimo que es de interés general. Gracias. N.P.
LA FOTO MÁS DISTANTE, a la izquierda del Webb (2022), a la derecha
la toma del Hubble (1995). El plano es el mismo.
            Hay una diferencia enorme en los resultados de proyectos que significan un gran desemboloso cuando las comunicaciones de apoyo se manejan inteligentemente. Porque hoy todo el secreto de lo que conocemos se basa en el empleo de los mecanismos de la comunicación. Para aterrizar esta idea no hablaré de política sino se ciencia. Y mi tema de análisis será la primera fotografía que conocimos del observatorio espacial Webb difundida el 12 de julio de 2022, ésa que ahora el mundo entero tiene en su retina: un racimo de puntos luminosos, unos destellantes y otros opacos, lo más lejos que ha podido ver el ser humano en su historia.

            No abundaré en la foto, puesto que de ella se ha hablado mucho y se seguirá hablando por un buen tiempo, sino de la comunicación asociada a ella. Cómo la NASA la dio a conocer y cómo la imagen llegó a nosotros y se alojó en nuestra memoria. Tal es lo que me interesa y veré si puedo explicar mi pensamiento al respecto. Aquí no hay nada teórico, lo que ha ocurrido es más estratégico que otra cosa. Y lo que usted lee se basa en mi experiencia. Porque al igual que casi todo el mundo cuando vi esa foto me quedé embelesado.  Maravillosa esa primera vista (y vendrán muchas más) que nos regalaron las ciencias como la astronomía, la óptica, la ingeniería, la matemática, la cohetería, la cibernética, todas colaborando entre sí para un mismo fin. Porque la foto es fruto de esas ciencias y muchas otras. Lo pensé cuando la tuve en mi pantalla. Pero, un momento, al poco rato recordé algo, que la foto yo la había visto muchos años antes, no era la primera vez, como dicen. 

            El sentimiento que tuve fue una especie de anti sorpresa; es lo que intento escribir aquí con la mayor brevedad. Veamos esa historia.


           En 1997 me topé en el aeropuerto de Santiago con mi ex jefe, el astrónomo Robert Williams. Digo ex jefe porque habíamos trabajado juntos en el observatorio de Cerro Tololo, en La Serena, cuando él era su director, en 1985. Entonces, mi labor allí se relacionaba con la divulgación a los medios por el paso del cometa Halley por nuestros cielos. Pues bien, tuvimos un gran alegrón de vernos «en terreno neutral» ese día que comento. «Tanto tiempo, cómo estás» y esas cosas que se dicen en un encuentro fortuito y distanciado en el tiempo. «Vine a un seminario científico --me dijo--, a exponer sobre mis observaciones en el espacio profundo. Tú sabes que soy el director del observatorio espacial Hubble». (Yo no tenía idea). «Ah, sí, claro y ¿de qué se tratará esa charla?», le pregunté. Antes de responder se apegó a uno de los muros del hall del aeropuerto para apoyarse y poder abrir su portadocumentos. Sacó una carpeta y la abrió. Contenía una foto de unos 20 x 30 cm. y me la mostró. Vi un fondo negro con puntos luminosos. Y me dijo con indisimulado orgullo: «Es la foto más distante del universo. La tomé yo con el Hubble. Sobre eso vengo a exponer». Mirándola con calma era interesante ver que eso era lo más lejano. Sin embargo, para cualquier lego hubiera sido un trozo de papel de regalo (perdón). 
           Pues bien, la foto captada por Williams era la misma que ahora hemos conocido del Webb, sólo que un poquito más apagada y con menos detalles, como si su objeto hubiera sido tomado con dos cámaras distintas, una amateur y la otra profesional. Bueno, no en vano han transcurrido 25 años de avance en las tecnologías. Pero, es el mismo plano. ¡Ahí estaba la cosa, yo había visto esa imagen antes!

            Por más de un cuarto de siglo la foto que el Dr.Williams capturó usando el telescopio Hubble en 14 noches de exposición fue la imagen más remota jamás lograda. Pero, ¿alguien lo sabía? En el mundo científico sí... ¿y la gente común y corriente? No. ¿Qué pasó que ahora estamos tan sorprendidos si eso ya existía? Con un poquito de menos detalles, pero existía. El misterio de la sorpresa que tuvimos ahora estuvo en el manejo de la comunicación, en cómo fue presentada la foto. 

LA PRESENTACIÓN de la primera foto en la Casa Blanca.

           Ahora veamos la construcción del impacto mundial y su efecto. Qué hicieron los complejos sistemas comunicacionales de NASA. Sus equipos de redactores, guionistas y videógrafos crearon historias del tema, los productores prepararon las escenas. Todo partió bien desde el inicio del proyecto, los relatos se referían a las expectativas científicas y el aporte al conocimiento. Mostraron las imágenes de los trabajos y la forma del espejo primario del telescopio en los laboratorios de Pasadena. Cuando estuvo listo, vino el transporte del equipo hasta la Guyana francesa, sitio del lanzamiento. Crearon suspenso, que el barco se podía hundir, que las condiciones meteorológicas en el mar, en fin. Después, toda la parafernalia para el despegue, que era posible una falla inesperada del cohete Ariane. Ya en el espacio, venía el despliegue de los paneles, que todo estuviera bien, sin daños. Nosotros el público cruzábamos los dedos. En seguida, el viaje hasta su punto de ubicación a un millon y medio de kms. de la tierra, frenar y estabilizar. Si hubiera un problema, sería imposible viajar tan lejos para reparararlo. O sea, un error y toda la inversión en millones de dólares y el tiempo precioso de trabajo estarían perdidos. Nosotros rogando. Hasta que todo estuvo a punto, gran expectación. En seguida, la primera foto de prueba, fenomenal. Y por último, la fecha de la publicación de la primera foto oficial  que la humanidad no había visto nunca y que, a estas alturas, esperaba ansiosa. (¿Qué cosa mostrarían? ¡Suspenso!). Cuenta regresiva hasta el 12 de julio. Llegó la víspera de ese día. Primera publicación en privado (nunca tanto) en la Casa Blanca, con el presidente Biden y el jefe del proyecto. Las cámaras de televisión de todas las cadenas estaban encendidas. Y al día siguiente, la foto around  the world. En esa jornada en Pasadena, los científicos aplaudían, gritaban de felicidad y otros lloraban sin poderse contener. «La Ilíada» quedó corta con tantos ingredientes emocionales como los que hemos presenciado. 

           Esa fue la manera moderna de hacerlo: la ciencia y la política articuladas por la comunicación y las audiencias masivas como testigos. El espectáculo tenía que ser en grande para que la gente, los contribuyentes,  vieran y supieran que los dineros estaban bien invertidos, aunque el primer resultado --el efecto más importante-- no fuera más que una foto con muchísimas interpretaciones. ¡Logrado!

           Pero, ¿Por qué no ocurrió algo de ese nivel de efecto en 1995? Porque mi amigo el doctor Bob Williams, un científico cien por ciento, no se preocupó del show, sino de conseguir solamente la materialización de su proyecto de observación de un punto diminuto en el campo profundo del cielo para compartirlo en su ámbito de estudio. Pero, el grueso público estuvo al margen, la política se quedó afuera, porque era un asunto del dominio de los científicos. Cuando él me mostró la foto en el aeropuerto, quizá fui de los primeros, fuera del mundillo de los astrónomos, en ver la imagen. Pero, hoy día, con los fuegos artificiales que usó la NASA en cada etapa del proyecto, el cuento prendió. Y téngalo por seguro que así será de ahora en adelante. Hay que justificar la inversión. La imagen ya está registrada en la historia de la astronomía mundial. Como toda la gente, hallé bella la foto y me sorprendió, pero pensando un poco, yo la había visto antes. 

OTRA DE LAS TANTAS fotos que nos reporta el telescopio Webb. Ésta corresponde a Carinae, una zona de formación de estrellas que parece un gran muro de gas incandescente.

 

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