jueves, enero 11, 2024

EL PIE IZQUIERDO DEL PATA BENDITA FUE UN CAÑÓN

OSVALDO CASTRO, EL PATA BENDITA, el mejor artillero chileno de la historia hasta ahora.
 

                  Osvaldo Castro –conocido también por su apodo Pata Bendita o simplemente el Pata– es el máximo goleador chileno de la historia del fútbol nacional, en partidos oficiales dentro y fuera del país, con 376 anotaciones, de ellas 214 en México. Le siguen Iván Paredes con 367 goles e Iván Zamorano con 350. Poco se oye hablar de Osvaldo Castro, porque no reside en Chile y porque los grandes medios de comunicación tienen sus predilectos y el Pata no uno de ellos. Sin embargo, los amantes del fútbol, en particular los que viven en la zona, guardan su nombre y sus virtudes bien adentro de sus corazones.

                    Fue precisamente en nuestra región donde Castro saltó al estrellato, como atacante de Deportes Concepción adonde llegó en 1969 proveniente de Unión La Calera luego de que fracasaran las negociaciones para su venta a Wanderers. La dirigencia penquista tenía la necesidad urgente de reemplazar al astro argentino Marcelo Pagani Soldani, ex seleccionado trasandino que jugó en el mundial de 1962 en Chile y que por una temporada vistió la camiseta lila. Pagani era un veterano del fútbol y en el año que estuvo por acá estableció una excelente relación con la sociedad penquista. Un tipo educado, de muy buena presencia y gran calidad como centro delantero. En el estadio de Collao hizo un gol histórico, a los 30 segundos de iniciado el partido. Hasta entonces no había otro registro de un gol tan tempranero como ése. Pero, volvamos sobre nuestro hombre el Pata Bendita.

MARCELO PAGANI, agachado; Carlos Hoffman, de pie, ambos con la camiseta alternativa de Deportes Concepción. 

                    Fue un gran reto para Osvaldo Castro reemplazar a un jugador tan querido por los penquistas, apreciado en el plantel y eficaz en el campo de juego como Marcelo Pagani. Pero, el desafío tenía a su vez una recompensa, integrar el equipo de un nuevo club que daba que hablar en el fútbol chileno. La recompensa no se dejó esperar. El Pata rápidamente conquistó los corazones lilas, no por su personalidad ni su presencia de actor de cine como Pagani, sino por los goles espectaculares que anotaba. Una cosa por otra, bajo perfil social, pero inigualable desempeño en el campo de juego. En la cancha era como un mago con una varita mágica propia: su pierna izquierda con una potencia de disparo que parecía provenir de otra galaxia.                    

EL LIBRO DE Carlos Fernández Jopia y Fernando Pérez Godoy, donde se consigna parte de la historia de Osvaldo Castro. 

                    Castro es originario de Copiapó, ciudad donde nació el 14 de abril de 1947. Su casa estaba en la población Pedro León Gallo, al lado de la cancha de fútbol del club del mismo nombre. Como la mayor parte de los niños de entonces, Osvaldo Castro jugaba descalzo. Él mismo recordó para la prensa que el pasatiempo infantil consistía mayormente el chutear la pelota contra un frontón sobre el que los demás niños habían dibujado un arco. Y uno de sus amigos que lo miraba se sosprendió por la fuerza con que golpeaba el balón. Tenía poco más de 8 años y le dijo algo así mientras le apuntaba con el dedo la pierna izquerda: “tú tienes esa pata bendita”. Así, el seudónimo Pata Bendita lo heredó como un alias y que lo acompaña hasta el día de hoy. Sorprendente virtud, una zurda capaz de descargar toda la energía de sus cuádriceps.

                    

OSVALDO CASTRO nació al estrellato en Deportes Concepción.

                    En 1965 Osvaldo Castro descendió del tren longino –así llamaban al tren que hacía el recorrido La Calera-Iquique– en la estación terminal calerana que lo trajo desde Copiapó. Ese mismo día su ciudad natal quedó archivada en su memoria, nada más que un recuerdo. Entonces tenía 18 años. Sin embargo, no bastó con sólo llegar a La Calera e incorporarse al club local Unión La Calera, hubo de esperar hasta 1966 para debutar por el equipo de la casaquilla roja. Así fue como el cuadro calerano enfrentó en Rancagua a O'Higgins el 15 de mayo en calidad de visita cayendo derrotado por la cuenta de 3-2. Sin embargo, –y esto vale para la historia futbolera– las anotaciones del equipo rojo las hizo el debutante centro delantero Osvaldo Castro Pelayo, el Pata Bendita, quien recién había cumplido 19 años. Ese mismo día se iniciaba esta leyenda del fútbol chileno.
EL DEPORTES CONCEPCIÓN CON EL PATA BENDITA.

                    En Unión La Calera el Pata permaneció 3 temporadas. Disputó 95 partidos y anotó 72 goles. A pesar de su carácter reservado, su popularidad subió como la espuma. Pero, no todo era para siempre, los caleranos debieron conformarse con la partida del joven ídolo. Como decíamos en 1969 Castro aterrizaba en Concepción para integrarse al club estelar, Deportes Concepción y convertirse al mismo tiempo en el reemplazante de Marcelo Pagani, un jugador admirado a quien los penquistas habían despedido muy a su pesar.

                    Cuando las defensas de los rivales de Deportes Concepción se dormían, el Pata sacaba su cañonazo de cualquier distancia y anotaba. O quizá ningún defensa estaba dispuesto a poner su cuerpo a cada rato durante un partido para interferir el «fierrazo» insufrible del delantero lila. La vida del Pata estaba cambiando y él lo sabía, soñaba con más. Por eso estuvo sólo dos temporadas en el Conce. Un clásico memorable entre Deportes Concepción y Huachipato en Las Higueras, lo definió el Pata sobre el minuto 90. Era una tarde lluviosa de junio y cancha barrosa. Cuando todos ya estaban pendientes del árbitro para que hiciera sonar el silbato final, Osvaldo Castro sacó un zurdazo impresionante clavando la pelota mojada junto a uno de los postes. ¡Qué pedazo de gol! La hinchada lila en las tribunas simplemente se vino abajo vitoreando. El periodista de la sección deportes del diario El Sur Guillermo Labra decía entre broma cuando regresó a la sala de redacción después de ese partido porque él era hincha de Huachipato: «Toda la culpa la tiene el Pata Bendecida».

OSVALDO CASTRO con la camiseta de la Selección Chilena.

                    El nombre y las habilidades del Pata traspasaron las fronteras gracias a los partidos internacionales que se disputaban los veranos, los llamados hexagonales. Fue en uno de esos encuentros que conoció a Pelé, pero la Perla Negra durante los partidos se dedicó a jugar y al mismo tiempo a estudiar al Pata y reconoció sus virtudes. Ambos se verían nuevamente más adelante en la vida. Ya comenzaban a llegar ofertas a Deportes Concepción por su compra. La más importante procedía de México, del grupo Televisa, propietaria del poderoso Club América, cuyo zar entonces era Emilio Azcárraga Milmo, un magnate de las comunicaciones y el fútbol conocido por su apodo «El Tigre» Azcárraga. Se hizo el negocio en 1971 y el Pata preparó sus maletas para volar a México. Frente a este acontecimiento, la prensa penquista de entonces desplegó su máxima creatividad.

CASTRO sigue trabajando como profesor de fútbol en México.

                    El periodista Hernán Osses Santa María, director de El Diario Color, tuvo una idea que dio estupendos resultados. La producción del diario se consiguió un sombrero de mariachi y un ejemplar del diario azteca de formato mercurial Excélsior. El Pata fue al diario para una entrevista de despedida de Concepción y al mismo tiempo transmitir la idea que ya había llegado a Ciudad de México. En la foto se veía a Castro sentado en un sillón con el sombrerote de charro mientras leía las páginas deportivas de Excélsior. Hernán Osse publicó esa entrevista y la foto en la portada de su diario al día siguiente de la llegada del Pata a México. Aunque los lectores se daban cuenta, el texto transmitía la ilusión que así comenzaba a vivir Osvaldo Castro en ese país. Pata Bendita se fue de Chile y de Conce, y al igual que con Copiapó él archivó toda esa historia penquista para siempre, porque no había echado raíces aquí y su anhelo volaba mucho más lejos.

                    Embarcó en Pudahuel un martes de 1971. A Ciudad de México llegó a las 6 AM. «Bajé del avión y me fui a desayunar y a las 9 de la mañana estaba haciendo fútbol en el estadio Azteca», recordó Osvaldo Castro aquel primer día para un programa de televisión. Tan pronto lo presentaron al entrenador de América, José Antonio Roca, éste le dijo «vas a jugar el domingo». Le quedaban sólo tres días para aclimatarse. Ese domingo el América derrotó a San Luis Potosí 4-0. Un gol lo anotó el debutante chileno.


                    En el fútbol mexicano Osvaldo Castro jugó desde 1971 hasta su retiro en 1984. Se desempeñó en el América, Jalisco, Neza, Atlético San Luis Potosí y Los Pumas, este último es el club de la Universidad Autónoma de México. En Chile el Pata era poco comunicativo y rara vez reía pero en el país del norte cambió del cielo a la tierra, se hizo extrovertido y desarrolló una personalidad llana y abierta. El Pata Bendita había alcanzado la cresta de la ola. Se lo veía periódicamente en los pasillos de Televisa, por donde sólo caminan las estrellas y donde se reunía con el dueño el Tigre Azcárraga y su séquito con Guillermo Cañedo su primer socio. Socialmente estaba en altísimo nivel, en la élite. Castro recordó que un día después de un partido, recibió una llamada de Televisa para que concurriera a una reunión urgente. Lo sorprendió la llamada, se puso un traje adecuado y se dirigió a Pedregal, donde se levanta uno de los edificios de la poderosa televisora azteca. Se presentó en la oficina del Tigre e ingresó. Cual no sería su sorpresa, allí estaba Pelé. Se había visto con el rey de fútbol un par de veces en los partidos hexagonales en Chile y un vez en un encuentro en el Maracaná. Se dieron la mano y hubo muchas sonrisas. Entonces el Tigre le dijo que si estaría dispuesto a dejar el club América para ir al Jalisco, club del cual Pelé era socio mayoritario. Castro respondió que ni un problema y Pelé compró su pase. Cumplió en el América cuatro años.

                    El Pata contó algunos aspectos de su técnica futbolística. «En primer lugar es un don y el resto es mucho trabajo». En su trayectoria hizo muy pocos goles de cabeza por su estatura: 1:71. Su fortaleza estaba en su pierna izquierda, como hemos dicho, sin embargo convirtió también chuteando con la derecha. Su mejor recurso era disparar frontalmente al arco o de media vuelta durante el juego; también con pelota detenida. Las barreras le temían a sus pelotazos ya en el cuerpo ya en la cabeza. «Chutear fuerte es una habilidad que se desarrolla desde niño. Para conseguirlo hay que aprender a golpear el balón con todos los perfiles y saber mover bien los tobillos. Un jugador además debe usar su inteligencia, adivinar por dónde viene la pelota para encontrarse con ella y adelantarse con el pensamiento a qué es lo que hará un compañero que viene con la pelota en su poder...»

EL PATA mira sus zapatos de fútbol. Pie chico y pie grande.

                    El Pata aclaró un rumor de su baja talla de calzado. Efectivamente su pie izquierdo es un número más chico que el derecho. Así, sus botines son 36,5 el izquierdo, y 37,5 el derecho. «Que mi pie diestro sea más grande me permite apoyarme mejor para chutear». Hoy en día dirige su propia escuela de fútbol, a la que llamó Colo-Colo Pata Bendita, al alero del club Los Pumas. Se declara feliz porque además goza de buena salud a sus 76 años. Un detalle que en su persona no pasa inadvertido: sonríe como nunca se lo vio sonreír en Concepción, relajado, por sus logros y por lo que le queda por hacer. Trabaja con niños y adolescentes mexicanos que sueñan con ser futbolistas como el Pata.

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Agradezco la colaboración del profesor Juan Espinoza Pereira, quien investigó a Osvaldo Castro en Copiapó.

Los datos de México están contenidos en varios clips sobre Pata Bendita en Youtube.

Partes de la información de Osvaldo Castro en Concepción fueron conseguidas en el sitio web de Deportes Concepción. 


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