Nota de la editorial: Don Juan Espinoza Pereira nos ha hecho llegar la siguiente carta referida a los servicios recibidos en el Hospital de Lirquén que reproducimos en su integridad. Muchas gracias.
Hospital de Lirquén, foto tomada de Internet www.soychile.cl |
Penco
para recordar y felicitar
Quienes
hemos abandonado el terruño donde se ha nacido y criado una parte de la vida,
buscamos el momento propicio para volver a la matria, aquella que nos cobijó y
nos permitió darle sentido a nuestro
existir. Claro que cada viaje requiere una reinvención, pues no podemos dejar
de reconocer que cada cual ha encontrado nuevas matrias que nos han permitido
un desarrollo personal y profesional. En mi caso personal, la vuelta a Penco me
significa ir al encuentro de imágenes que mucha de las veces están en mi
memoria pues los paisajes pencones cambian en cada viaje, muy en particular en
los últimos años: ciudad limpia, con jardines, iluminada, organizada y con
nuevos edificios pos terremoto-tsunami. Los paisajes de mi infancia ya no
existen o han sido transformados por la nueva mirada de los pencones (eso está
muy bien por cierto); es por ello que en cada viaje recorro la ciudad a pie por
muchos recovecos y calles para fotografiar lo que va quedando. Por ejemplo, hay
un arreglo en calle Blanco/Toltén y procuré tomar una foto de las soleras de
piedra traídas desde La Cata y talladas
a mano (sólo van queda no más de 20
soleras de aquellas en esa calle) en la década de los ´50. Esto sólo para dar
un ejemplo; Sin lugar a dudas que Penco está más vivo, más hermoso.
Pero
este escrito tiene otro propósito, cual es: poner en la palestra el
funcionamiento del Hospital de Lirquén, no siempre bien ponderado por la
comunidad. Permítanme felicitar a todo el personal que trabaja en la Unidad de
Urgencia del Hospital. El día jueves 08 de febrero a las 20:30 horas debí recurrir a la Unidad de Urgencia debido
a una enfermedad de mi madre. Tamaña fue mi sorpresa al encontrar un Hospital
en etapa de finalización de su construcción, pero en particular la asepsia en
su interior, el orden reinante y la prontitud en la atención a pesar del número
considerable de personas, muy en especial a la tercera edad. La modernización
de la implementación no tiene que envidiar a una clínica particular, pero lo
que más me impresionó fue la calidez humana del equipo que debe hacer su turno
en la noche; desde la señora auxiliar,
los paramédicos, enfermeras y médico así como la señorita que estaba en
recaudación. Reitero la esmerada atención no era sólo para mi familia sino para
todo los paciente.
Quizás
lo que más impactó fue la actitud de una enfermera que se ocupó de una señora
que venía sola y con un problema médico delicado, lloraba de manera
desconsolada, pero esa enfermera invirtió una parte importante de tiempo para
contenerla, consolarla hasta que logró provocarle una sonrisa. Esto que acabo
de describir no se produce en todas partes y no me lo cuenta nadie. En virtud
de lo anterior es que a través de este sitio web manifiesto mi admiración y
felicito a todo el personal que hizo turno de noche ese día jueves 08 de
febrero (la felicitación y agradecimiento lo hice en el cuaderno del Hospital).
Lamentablemente no tengo el nombre de las personas que atendieron a mi madre,
porque también me llamó la atención cómo es el uso de la informática en el
Hospital de Lirquén donde cada paso que dan los funcionarios queda registrado
en una hoja que tiene el paciente.
De
vuelta en mi matria atacameña, recuerdo este hermoso episodio y que muchas
veces los funcionarios públicos no son valorados por sus gestos cotidianos y
que hacen que Penco tenga una nueva vida.
Copiapó, verano de 2017.
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