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Portada de la revista «Norte y Sur», donde la mina de Lirquén publicó el aviso que aparece abajo. |
En la década de 1940, la Compañía
Carbonífera de Lirquén, dueña de la mina
de carbón, buscaba nuevos mercados y para ello decidió impulsar una
campaña publicitaria para aumentar las ventas del producto. Avisos para
impulsar el consumo se difundieron, al parecer, en varios medios impresos. El plan
de ventas incluyó asociarse con representantes en Santiago y Concepción para vender directamente. Si bien el carbón
lirquenino era consumido por industrias de la zona como CRAV (refinería
de azúcar), las textiles de Tomé, por
ejemplo; la compañía propietaria buscaba incentivar el uso doméstico del
carbón mineral (de piedra se le llama entonces). Así se entiende, por lo menos,
si analizamos el contenido de esa publicidad.
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El señor Vidal Naveas Droguet, dueño de esta biblioteca de Copiapó. |
El aviso que acompaña a esta nota
fue pagado y puesto en una revista de circulación nacional: «Norte y Sur» en
1943. Un ejemplar de la publicación que lo desplegó fue encontrado en una
biblioteca de Copiapó por nuestro colaborador Juan Espinoza Pereira. Según nos cuenta,
dicha biblioteca es propiedad de un antiguo minero de la zona don Vidal Naveas Droguet, quien generosamente
la ha puesto a disposición del municipio local. Nos dice que en los estantes del
señor Droguet es posible hallar volúmenes hasta del siglo XVIII además de
revistas y publicaciones antiguas.
El propósito de la Compañía minera
de ampliar su mercado al consumo
doméstico exigía que los hogares tuvieran los equipos adecuados, como, por
ejemplo cocinas, braseros o calefactores blindados con ladrillos refractarios
en las calderas porque el poder calórico del carbón fósil dañaba el hierro fundido de que
estaban hechos. En Penco, hubo familias que se dieron cuenta tarde, del efecto
del uso de carbón de piedra en sus equipos desprotegidos de material refractario; en poco tiempo de uso, los braseros o las cocinas se desfondaban a causa del intenso calor del
combustible. Hay que recordar que la mina de Lirquén cerró en 1958.
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Parte de los estantes donde están los libros de esta espléndida biblioteca particular. |
LAS FOTOS LAS HIZO LLEGAR A NUESTRA REDACCIÓN EL PROFESOR JUAN ESPINOZA PEREIRA, UN PENCÓN AVECINDADO EN LA REGIÓN DE ATACAMA.
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