Texto tomado del Boletín Rotary Club de Penco, con motivo de asumir el mando de Gobernador el señor Víctor Melo, a comienzo de los años 60.
POR VÍCTOR MELO
Toda historia está hecha de muchas
derrotas, grandes victorias, de fracasos y triunfos: de oscuro
pesimismo y optimismo creciente hacia una realidad futura donde pueda
descansar la satisfacción de grandes ideales conquistados.
De este modo ha surgido una de las
grandes industrias chilena, cuyo prestigio se eleva y se agiganta en
las actividades fabriles, no sólo de nuestra comuna sino en Chile
entero.
Con algunos datos que hemos logrado
adquirir iremos dando los mismos pasos históricos de esta fábrica
para llegar a la cúspide del prestigio que en la actualidad tiene.
En 1835 ya existía una fábrica de
ladrillos, un horno grande y un horno para la elaboración de cal que
se ofrecía a la venta. Aprovechando esta oportunidad la firma Briges
y Cia. De Valparaíso a los pcos años más tarde proponía a varios
hombres de negocios formar una sociedad para instalar una fábrica de
loza fina y ordinaria, ladrillos, tejas al fuego, adornos para jardín
y grandes vasos de tierra cocida. Esto sucedía en enero de 1842,
pero las grandes inquietudes del señor Briges, dueño de una línea
de vapores que continuamente viajaban a Penco a comprar cal, no
tuvieron el éxito deseado.
Probablemente algunos años más tarde
otras personas aprovechando las instalaciones existentes de la
fábrica de ladrillos, tuvieron una incipiente fábrica de loza, ya
que el año 1884 se empezaba a construir la Cada de Administración
de Infante esquina de Freire, la misma que existe en la actualidad de
dos pisos y que pertenece al sector de la fábrica vieja.
En 1891 la pequeña fábrica de loza
quedaba paralizada a raíz de los sucesos originados por la
revolución que derrocó al Presidente Balmaceda, ya que la casa de
Administración sirvió de cuartel a un regimiento.
En 1899 la fábrica fue adquirida por
una sociedad que se organizó en Valparaíso compuesta por 5
personas: la señora Juana Ross de Edwards, los señores Agustín
Edwards, Arturo Edwards, Joaquín Valledor y José Tornero, este
último era especialista en loza y porcelana con estudios en varios
países europeos, principalmente en Alemania.
Justamente al dar sus primeros pasos el
siglo XX, o sea en 1900 dos hombres de extraordinarias inquietudes
adquirieron la fábrica, siendo ellos: Juan Gotelli Viazotti y el
industrial en cerámica de Los Sauces señor José Klenn.
FERIA DE CHILLÁN en los años 50. Foto patrimonial de Ñuble. |
Durante 3 años estuvieron elaborando
Cres-cerámica y una loza fina llamada en Europa porcelana. Su éxito
fue tan grande que pudo lucirse orgullosamente en la tradicional
feria de Chillán. Por dificultades jurídicas solamente tres años
duró esta sociedad, organizándose otra en 1903 por acciones e
integrada por don Malaquías Concha y don Juan Gotelli Viazotti. La
administración funcionó en el edificio del Banco Industrial de
Chile y se le dio el nombre de Fábrica de Loza de Penco.
Nuevamente en 1906 la fábrica se
vendía a la firma Weir Scott, posteriormente esta Casa se la vendió
al señor Luis Mancinelli permaneciendo muchos años paralizada hasta
1926, fecha en que esta industria fue adquirida por el señor Juan
Díaz Hernández e Hijos.
El señor Juan Díaz Hernández cuyo
dinamismo, inteligencia y espíritu batallador dieron las bases
sólidas a la actual organización de la Fábrica Nacional de Loza de
Penco. El año 1930, mirando la necesidad de darle mayor amplitud a
esta industria, se formó la Sociedad Anónima, cuyos decretos
supremos le dieron estructura el 18 de noviembre de 1930 y el 6 de
abril de 1932.
Pero si en un momento determinado de la
vida pudiéramos desandar los años empujados por el tiempo,
nuevamente aparecería la figura egregia del señor Juan Díaz
Hernández junto a sus inteligentes hijos desaparecidos, cooperándole
a sus hijos que quedan y a sus nietos, con el fin de que su querida
industria siga enalteciendo su poderío industrial.
Junto a estas grandes inquietudes no
podemos tampoco dejar al maren a la leal, entusiasta e inteligente
cooperación tanto de los empleados como de los obreros, haciendo que
el prestigio de esta industria haya saltado las fronteras de nuestro
país para lucirse en el extranjero.
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