lunes, octubre 28, 2024

RODRIGO VERA, ALCALDE ELECTO DE PENCO

RODRIGO VERA, el nuevo alcalde de Penco, da sus primeras declaraciones luego de conocerse los resultados de las elecciones del 26 y 27 de octubre de 2024, que lo favorecieron con una aplastante avalancha de votos. A su lado una hija del flamante edil. 
 

                    Por primera en 50 años Penco eligió para alcalde a un candidato nacido en la comuna: Rodrigo Vera Riquelme, independiente. Obtuvo una mayoría aplastante, 62,86% imponiéndose sobradamente a Fredy Neira, el candidato delfín del saliente alcalde democratacristiano Víctor Hugo Figueroa quien alcanzó sólo el 28,22 % de los votos.

                    «Para mí esto es un milagro, un sueño de vida», dijo el flamante alcalde electo al salir del templo evangélico pencón (Vera es protestante) donde esperó los resultados junto a toda su familia y antes de dirigirse a la plaza de Los Conquistadores para las celebraciones. «Hoy día no ganó un partido político, no ganaron ni la izquierda ni la derecha, ganó la gente de Penco, la gente de esfuerzo. Trabajaré de lunes a lunes. Las puertas y las ventanas del municipio estarán abiertas a todos, mi gestión será una gestión transversal. No habrá más pitutos. Seguiré siendo el mismo, el que visitaba cada casa en la campaña y trabajaré siempre bajo el temor de Dios. Para Él es toda la Gloria. Estoy muy emocionado».

(Fuente facebook/AmigoRodrigovera).

                    Los concejales electos son: Héctor Peñailillo, Juan Manuel Viveros, Leslie Valenzuela, Fernando Torres, Leonardo Jara y María Carolina Inostroza.


sábado, octubre 26, 2024

GRUPO DE AMIGOS P&P ECHA DE MENOS UN «CLUB PENCO»

UNA FOTO PARA EXPONER EN UN MUSEO. Fernando Cabezón López entrega
un regalo de vajillería pencona al Papa Juan Pablo II, hoy Santo de la
Iglesia Católica, en Hualpén, abril de 1987. 

Por Abel Soto Medina, Aficionado a la Historia.
                    

                    ¿Sabía usted estimado lector que en Penco existe un grupo de amigos denominado P&P (Personas y Personajes)? En muy pocas localidades existe este tipo de organizaciones, en que personas se aglutinan nada más que movidos por la amistad. Sin ir muy lejos en Talcahuano existió un grupo con este fin llamado «Los Trece Gallos», admirado por la relación de cercanía entre sus miembros. Pero, debemos decir también, que cada grupo tiene sus códigos propios que hacen de ligazón entre sus asociados para compartir y disfrutar la amistad con el otro. Se forma una malla de conexiones, basada simplemente en eso que resaltó alguna vez el filósofo francés Voltaire, «sólo los hombres de buena voluntad, logran tener amigos».

                    En el caso  de Penco lo singular del grupo P&P, fue que aquí no hubo congéneres homogéneos, para darle forma. En nuestro caso quien nos aglutinó es una persona común y corriente. Cualquiera podría decir con desdén alguien sin formación letrada, pero ¡cuidado!, su intelecto funciona y funcionó con creces. A quienes él comunicó su proyecto lo escucharon con atención y respeto. De ese modo nuestro organizador demostró capacidad persuasiva para amalgamar voluntades y caracteres muy diversos y cuyo resultado es Personas y Personajes, P&P de Penco que ahora comentamos.

                    Pero, ¿quién es nuestro hombre? La idea de formar este grupo de amigos, se forjó hace casi veinte años en la mente de Fernando Cabezón López, todo un personaje local sin duda alguna, criado y formado en el barrio del Club Gente de Mar, calle Infante con línea férrea, donde antiguamente se ubicaba el Matadero de Penco, y hoy son dependencias ocupadas por la Municipalidad. Ese entorno fue y es el ecosistema de Fernando, día a día circulando por ahí, conocido de la gente y amigo de jugadores de fútbol. Por inercia llegó al club de fútbol Gente de Mar, primero como jugador y después como director técnico. Aunque esta nota no contempla ahondar en  su vida deportiva sí tiene mucho que ver dado sus pergaminos deportivos. (Tema de otro post). Sin embargo, antes de salirnos de esto del fútbol, digamos que el dueño del afamado Restaurante Rincón Marino de Lirquén, don José Arturo Fuentes (QEPD), le dio la oportunidad de dirigir el Club Deportes Lirquén, que de hecho asumió. Pero, un día cualquiera Fernando cambió el switch del deporte por otro distinto. Porque don Arturo había comprobado su virtuosa locuacidad lo invitó a trabajar con él en funciones propias del restaurant. Esta instancia posibilitó a López –un hombre por lo demás inteligente  conocer a personalidades diversas por los eventos del restaurante tanto dentro del local como en reuniones sociales in situ de instituciones, ya por celebraciones u otras actividades ad hoc como eventos especiales, etc. Fue precisamente en esas circunstancias, donde nuestro personaje –muy observador también se percató que las personas ya incorporadas en las celebraciones se explayaban y se notaba que tenían ansias de compartir, pero que muchas veces por lo rutinario de sus actividades, se restaban. Les faltaban ocasiones para hacerlo. O sea, Fernando captó muy bien esa necesidad de convivencia fuera de las pautas diarias.

CABEZÓN LÓPEZ en sus tiempos de jugador de la U de Conce. Al lado, la fachada del restaurant El Rincón Marino.

                    La distracción de la mente hace más productivos nuestros quehaceres diarios, dicen los entendidos, y nuestro mentor, sin saber de eso, lo intuyó. Una buena tarde le propuso a don Arturo, su jefe: «tengo la idea de juntar a un grupo de personas, que por sus rutinas yo veo que no tienen la oportunidad de distraerse, incluido usted, jefe». Desconozco las palabras de la respuesta de don Arturo, pero pudieron ser éstas: «Ya Cabezón, te apoyo». Se lo debió decir con alguna picardía y también con indisimulado sentido de desafío. De ese modo Cabezón López comenzó la paciente tarea de conversar con personas –con su bla-blá virtuoso– para reunirlas y lo consiguió.

                    La cadena de invitaciones funcionó por efecto dominó. Miguel Riffo, dueño de la bomba de bencina Copec, todo el día pendiente de su negocio, más otro, agregado en el mismo lugar, éste a su vez, invitó a Juan Yévenes, un amigo, y comerciante de Penco, pero proveniente de Lirquén, personaje cargado de historias y anécdotas, Don Sergio Hernán Núñez, dueño de la ferretería Núñez, de lunes a domigo, al pié del cañón como se dice, su hermano Mario lo acompañó en esta gesta, Don Fernando Chito Retamal, hijo del también distinguido comerciante de Penco, Don Abraham Retamal, con actividades dedicadas al área forestal, y que su cooperación sería pieza fundamental en los cimientos del grupo, al facilitar su parcela de Primera Agua, lugar que fue el hogar, en la formación. Don José Coté Ramírez y Omar Contreras, socios y dueños de la metalúrgica Inti, personas que le habían ganado a la vida como se le llama a quienes logran superarse, sobre todo quienes lo consiguen en tierras extranjeras, como lo hicieron ellos en Argentina, para venir a plasmar sus conocimientos adquiridos nuevamente en su Penco natal. Don Miguel Ramírez, hermano de Coté, y empresario de transporte, a corto andar, se sumaron Don Pedro Zambra, empresario del rubro Metalmecánico, un esforzado nieto de refinero, vecino del barrio San Vicente, e hijo de un deportista del ciclismo Don Enrique Zambra, Don Gabriel Albistur un ex Comisario de Carabineros de Penco, que por su carácter afable arraigó muchas amistades en la comunidad, por ende, un buen postulante al grupo. Don Ramón Fuentealba, Profesor, Ex Regidor, Ex Concejal y Ex Alcalde, pero tenía alma de P&P, gustaba de conversar, cantar, convivir y vivir la amistad, Don Patricio Pato Elgueta, siendo uno de los últimos en incorporarse, pero no menos importante para el grupo, todos éramos testigo de su permanencia en el supermercado «Don Chito», y el último en integrarse al grupo fue Don Sergio Ulloa, un comerciante y agricultor, que tiene toda su vida en Penco, de buen carácter, alegre, hombre serio, en sus apreciaciones, o sea digno del grupo.

EL EX ALCALDE Ramón Fuentealba fue un activo
miembre de P&P. A la derecha, Gabriel Albistur, ex comisario de Carabineros de Penco, también asociado a P&P.

                    Todos los descritos y otros que quedaron en el camino, dieron y sostienen todavía a P&P este maravilloso grupo. No debo dejar pasar un aspecto y es momento de reconocer a mi hijo mayor Christian Soto, quien también fue parte importante en la formación de este aglutinamiento de amigos, cuya sigla de amparo se determinó llamar P&P.

                    Todos sus integrantes pertenecían o habían integrado grupos sociales, pero éste era especial, porque había tantas ansias de compartir y contar vivencias, que la mayoría terminaban en risas y alegres momentos, no había nadie que se olvidara del día de la reunión, cada una de ella, era para salir fortalecido de gratitud y felicitarse por tener a los amigos con los que uno estaba compartiendo.

                    Indudablemente que esa pequeña y gran idea de López, tomó fuerza y su ancla ha servido durante estas casi dos décadas, para plasmar amistad, trayendo consigo por el otro, el afecto tan necesario en momentos difíciles. El grupo ha sufrido la partida de Arturo Fuentes o Arturito como a veces se le nombraba y a Don Ramón Fuentealba, cuyas memorias siguen viviendo en todo momento de los encuentros de convivencia.


                       Todo lo escrito, solo tiene el propósito de dar a conocer, que esto funciona cuando se aúnan voluntades, así como otros clubes de «Tobi», pero como éste, creo que es único. La oportunidad da para pensar que si esta idea funcionó, por qué Penco, nunca ha tenido un Club Social (como la ciudad penquista con su Club Concepción), donde todos nos sintamos iguales, donde podamos conversar y cada uno, no sólo sienta tener un espacio, sino que se sienta parte de esta comunidad llamada Penco, y quien llegue, sea siempre bienvenido, por el solo hecho de querer integrarse, y entre todos desarrollar ideas, escuchar, respetarse, y hacer placentera la vida pencona. A veces pienso que nos hacen falta muchos Cabezones López, que tengan ideas de aglutinar y así lograr un contento espiritual, y teniendo el espíritu feliz, la vida se observa con una mirada más dulce.


viernes, octubre 18, 2024

TODO LO QUE PUEDE CONTAR UNA FOTO DE ARCHIVO

EL DETALLE y la identidad de las personas que aparecen en esta fotografía de archivo está en el texto que sigue.
 

Por Abel Soto Medina, aficionado de la Historia

                    Tengo una frase que en ocasiones registra un instante, ya sea para hacer un brindis o simplemente relativizar el día a día. Dice: «La vida está hecha de momentos, y éste es el momento». Dicho lo anterior, vamos con la nota.
                    Recientemente, me encontraba c
omprando en una bencinera en el camino de Penco a Concepción y me encontré con Walter, una persona que conocí hace algunos años ya, y en forma instantánea nos saludamos muy afectuosamente. Cumplido lo protocolar, le comenté, que yo a veces escribía algunas cosas en el Blog Penco Chile, de Don Nelson Palma, y que había escrito sobre los orígenes de los puertos de Lirquén y Penco, y que había insertado en un preámbulo a la empresa NUN y GERMÁN. Recordaba allí a su Administrador Don Alejandro Landerretche, y que me habría gustado disponer de alguna fotografía de los trabajadores de la empresa para que hubiera sido parte de la nota. En el instante, Walter expresó: «Creo tener algunas». Después de esos cruces de palabras nos despedimos, con el afecto de siempre, él subiéndose a su camión para seguir su camino, oficio que ha sido parte de su vida. Por eso las rutas hacia el sur no le son ajenas, vendrían siendo como los pasillos de su casa, porque las conoce muy bien.
Walter fue trabajador de NUN y GERMÁN, a cargo de los camiones que tenían para la distribución de fertilizantes, rubro que complementó la empresa, con la exportación de pellets de afrechillo, que ellos mismos hacían prensándolos con vapor. Los citados pellets, por su curiosa forma, los trabajadores los llamaban «Los Bollocos». Traídos al día de hoy serían cómo los alimentos para perros o gatos muy comunes, pero que en esos años fueron toda una novedad.
                    Volviendo al tema, le envíe a Walter el link http://penco-chile.blogspot.com/2024/01/los-origenes-de-los-muelles-de-penco-y.html para que leyera lo que había comentado sobre su ex empresa NUN y GERMÁN, hecho esto, esperé. Con gran sorpresa y tal como me dijo me hizo llegar algunas fotos de un día de campo de trabajadores e invitados. Una de ellas resaltó a mi vista, pues dentro de los rostros había personas, que más allá de su calidad de Trabajador, fueron muy importantes también, en el ámbito deportivo de Penco, y precisamente en tres ramas del deporte refínero (Crav).
                    Iré repasando la fotografía que aparece en el comienzo de este texto.
En el extremo derecho, y al lado del cordero ya faenado se encuentra Agustín Titin Figueroa, su delgada figura era inconfundible, la cual se acrecentaba dentro de un gimnasio cuando lucía orgulloso los colores del equipo de básquetbol del Federico Carvallo (Crav). Recuerdo que una vez enfrentaron a un equipo de marinos norteamericanos y su papel de jugador de calidad no se vio afectado para nada, sin duda alguna, fue un ícono cómo jugador de ese deporte, bien vale recordar a sus compañeros, Esparza, Muñoz, Suárez, Romero, Márquez, Cabrera, los Hermanos Cártes y el goleador insigne Chamaco García.
En el mismo al lado de Titín, y de cuerpo entero, posa Roberto Chueco Pardo, un jugador de fútbol que fue Campeón con Coquimbo Crav los años 1963-1966-1968-1970, del fenecido Campeonato Regional de Fútbol. Para quien no lo vio jugar, puedo manifestar que nada tenía que enviarle al Chita Cruz seleccionado chileno, 3ro del mundial de 1962, traducido a los jóvenes de hoy, un tipo como el Pitbull Medel, que físicamente no era tan alto, más bién bajo de estatura, pero dentro de la cancha, crecía, saltaba y cabeceaba como los que saben, un aplauso para Roberto Pardo (en la foto de abajo, indicado por la flecha).


                    El Primero de los agachados en la foto de inicio, otro inconfundible en el deporte, pero éste en el rudo BOXEO, nos referimos a Don César González, perteneciente al club Roberto Ovalle (Crav). Su gran estampa física y genes lo condujeron a este deporte, obteniendo el título de Vice Campeón de Chile (amateur), en la categoría mediano. Sus aficionados habíamos dicho que provenía por sus genes, sí porque su padre Don Humberto González tuvo su fama conociéndose en sus años mozos como Peter Johnson. La apacible figura de César lo hacía ser querido y muy respetado por sus pares y no me cabe duda, que tuvo mucho aprecio y cariños de sus compañeros en su paso por los «Bollocos».

                Al centro de los que están en cuclillas en la imagen original, se encuentra José Chito Pipa Torres Pérez, un invitado a ese encuentro de camaradería. Entre los trabajadores de Nun y Germán él fue un digno representante del Colegio Salesiano, del área Técnica, un hombre que respiraba metal alrededor de un torno, su innata vocación en ello, y su profesionalismo en el ramo, traspasó más allá de las empresas de la comuna, y realizó trabajos y creó piezas importantes para las áreas productivas de la papelera y embotelladoras, su apodo de Pipa, proviene como legado de su Padre Don Abel Agua de Pipa Torres, un estibador del barrio San Vicente, donde tenía una Bodega de Vino, y como no existió ninguna bodega que tuvieran nombre que las identificaba, los vecinos y parroquianos, eran los encargados de bautizar los locales, y en éste caso, «Vamos donde el Agua de Pipa», era el dicho a voces. Aunque no es lo sustancial de nuestro tema, pero para graficar más lo comentado, ese local con los años lo arrendó un señor proveniente de los campos, o sea un Huaso, y como su estampa era bastante robusta, lo que le permitía caminar con grandes pasos, le pusieron de apodo El Siete Leguas. Posteriormente lo arrendó otro campesino, pero como éste era de estatura baja lo bautizaron como El Huaso Chico. Es decir, que de un alias no se escapaba nadie.
TITÍN FIGUEROA, indicado por la flecha, jugador del Carvallo.

                    Los otros que logro identificar plenamente y por ello están sus nombres, son trabajadores que fueron de Cosaf, y por las circunstancias se acomodaron en la empresa Nun, además fueron vecinos del barrio san Vicente y Playa Negra, todos hombres de bien y muy conocidos en el sector, es el caso de Karin Careaga, Hernán El Baila Durán, Mario Bala Aguilera, Humberto Malao Zambrano.
                    Para el último y para cerrar la nota, he dejado a Walter Codito Contreras, hijo de un destacado dirigente de los trabajadores de la empresa Refinera, Crav Penco, a quién todo el mundo lo llamaba simplemente Codito Contreras, he ahí, el legado de Walter. El padre fue un gestor de varios beneficios para su colegas de esos entonces, baste recordar que dicho sindicato era dueño del Fundo La Rinconada de Hualqui, donde los trabajadores iban a veranear, recuerdos deben haber muchos de los niños de esos años, quienes a las órdenes de Don Juan Muñiz Vila, enfilaban todos los años a la recreación y vida de camping.
                    Todo lo comentado fue origen simplemente por observar una de las fotos que me envío Walter, a los demás los ubico bien, pero sus nombres se me han desvanecido con el tiempo, Igualmente, un cariñoso saludo y recuerdos para ellos. Otro de los que se identificó con la empresa NUN y GERMÁN, fue Willy Smith, que aparece en otras de las fotos, debo agradecer también, a Ramón Chipe Ramírez, quien en otra actividad, aparece entre otros con el Luchito y Lito Sandoval, Lincoyán Zenteno, Chipe está detrás de la señorita más alta que registra la foto.




lunes, octubre 14, 2024

EL MORRO ENTRE LA LÍNEA Y LA PLAYA PODRÍA LLAMARSE EL ESCORIAL

LA TERMOELÉCTRICA de la Refinería, cuyos restos se ven a la derecha y que ya no existen, generaba la escoria que creó el morro artificial junto a la playa de Penco, sector San Vicente.
                         Para producir azúcar blanca, la Refinería usaba agua y carbón. El agua se necesitaba para lavar la azúcar morena que llegaba del Perú en gránulos pegoteados dentro de sacos. Y el carbón servía para generar electricidad, con la que se movían mayormente los procesos, aunque también se empleaba el vapor como fuerza motriz. Para eso se quemaba carbón en cantidades en el edificio de la termoeléctrica. El combustible sólido provenía de la mina de Lirquén. O sea, el circuito de elementos para hacer funcionar la Refinería no abarcaba grandes distancias. El agua se obtenía en el tranque del fundo Coihueco. Sólo la materia prima venía de lejos, pero se desembarcaba en el muelle de calle Talcahuano, a tres cuadras de la fábrica. Casi como decir un servicio puerta a puerta.

                    La temoeléctrica –decíamos– consumía carbón, el que junto con el calor y sus gases dejaba material residual en el fondo de las calderas: cenizas y escoria. Este material se acumuluaba rápidamente. Por tanto había que retirarlo y depositarlo en otra parte. ¿Dónde? La dirección ejecutiva de la industria decidió «en la playa», donde la empresa poseía una propiedad. Al fin y al cabo era la norma que la industrias arrojaran sus desechos al mar. La preocupación ecológica no era tema en esos años. Afortunadamente para Penco, alguien en La Refinería a cargo de la eliminación de desechos, tuvo el celo de no arrojar la ceniza y la escoria más allá del espacio de la propiedad, que se abría entre la línea ferroviaria y el límite de la playa, evitando que el material cayera en la arena. Buen criterio tuvo esta persona, porque de lo contario habría cortado la continuidad de la franja de arena. Así en el sitio entre las calles San Vicente y Talcahuano, al otro lado de la linea comenzó a acumularse este material neutro. Con el paso de los años el volumen aumentó y se produjo una elevación con características de un morro. El material bien apisonado se convirtió en parte del paisaje.

                    Cuando el suministro eléctrico llegó con plenitud a la comuna, ya no fue necesario para la Refinería quemar carbón en su termoeléctrica. Entonces terminó también la tarea de llevar escoria que hubiera contribuido a acrecentar el morro. Y cuando la empresa CRAV cerró sus actividades en Penco en 1976, el escorial, cuyo espacio era propiedad de la Refinería, fue rematado. Y hoy sus dueños son particulares de Penco. Sus nuevos propietarios plantaron álamos y otras especies arbóreas. Y ahí está el ex morro, una elevación artificial, otro legado más de la ex Refinería, y que hoy –gracias a la nueva propiedad– transmite la idea de un pequeño parque junto al mar.

DOS ASPECTOS del antiguo escorial que hoy comunica el agradable rostro de un diminuto parque. 


domingo, octubre 13, 2024

DOS RELATOS DE CERROS Y DE MAR

UN RECODO DEL CAMINO REAL, cerca de Roa. Foto archivo propio, 2017.
 
                                        MANUAL DE CARREÑO

                    Pocos recordarán a la gente del Penco rural que, en esos años, bajaba al pueblo proveniente de los cerros y aún desde más allá a hacer tantas cosas urgentes aquí. Eran personas modestas y humildes que venían en carretas tiradas por bueyes o montados en caballos raquíticos y de piel descuidada de pelo largo, como Rocinante o más precisamente como con el Rucio, que así se llamaba el asno de Sancho Panza. Esos cabalgadores estaban muy lejos de parecer soldados de caballería o jinetes socios de algún conspicuo club de rodeo. No, gente pobre. Estos viajeros asomaban por la calle Los Carrera, que empalma con la ruta de rebeldes pendientes que conduce a Florida y aún más allá: el Camino Real.

                    Destacaré en pocas líneas lo que recuerdo de esa gente, quienes a pesar de su humildad eran personas educadas y de buenos modales. En alguna ocasión y por algún motivo dos de ellas, cuyos nombres no recuerdo, nos visitaron en casa. A la hora del almuerzo, sentados a la mesa, esperaban respetuosamente a que todos los platos estuvieran servidos antes de comenzar. Tomaban los cubiertos con delicadeza. En la conversación usaban giros antiguos, con un léxico fino que me sorprendía. Seguían el hilo de un tema con interés y seriedad para luego opinar mesuradamente. A la hora de pararse de la mesa pedían permiso. Eso recuerdo de la gente de los cerros que conocía, no me explico cómo, las reglas del Manual de Carreño. Es lamentable tener que reconocer que esa generación del mundo rural se haya deshecho, la consumió el mundo urbano y la pisoteó la tecnología.


LUGAR DONDE ESTABA el muelle de CRAV y las coordenadas de los supuestos locos.

LOCOS EN PLAYA NEGRA

                    Los mariscadores de Penco, aquellos que practican y viven del oficio, conocen el mar y los roqueríos, saben el ritmo de las mareas y los cambios de la luna, que tienen que ver con las mareas. No hay especie valva o bivalva del margen marítimo que no les sea familiar. No confunden un chumilco con un caracol, ni un rere (almeja) con un changay. Ellos son los conocedores de los secretos que se esconden bajo las olas entre la superficie y la arena del fondo.

                    Valga la introducción para este relato breve, una experiencia personal. Mi amigo de entonces se llamaba Lagos, su nombre se me ha borrado. Era rubio, de ojos claros, buena pinta, vivía al lado del faro en Cerro Verde. Él era mariscador porque en su entorno social no había más que mariscadores. Un día me contó un «dato» que en voz baja le transmitieron sus amigos del oficio. Porque, yo no sabía, que entre ellos se «dateaban» respecto de dónde había algo interesante. Ese día Lagos rompió el secreto conmigo y me dijo que a él le contaron acerca de la existencia de un banco de locos, que era cosa de ir y recogerlos. Me invitó. Me explicó que el punto se encontraba en la prolongación imaginaria de la calle Talcahuano hacia el mar, donde antiguamente estuvo instalado el muelle de la Refinería. A sólo unos cien metros de la playa había una agrupación de piedras bajo el mar donde, según me contó, estaban los locos que nadie había tocado. «Y ‒me dijo‒, desde un bote uno puede zambullirse un metro y ahí están, podríamos cargar un canasto y después nos los repartimos». Rechacé la sabrosa invitación, no me hallé capaz de intentarlo siquiera, al fin y al cabo yo no era miembro de la cofradía de los mariscadores. A Lagos le perdí la pista. Quizá haya locos ahí todavía, si es que el «dato» era correcto.


sábado, septiembre 28, 2024

QUE EN PAZ DESCANSE EL PERIODISMO

TEODORO LEÓN GROSS, periodista español.
                    El texto siguiente es un resumen de una charla del periodista español Teodoro León Gross sobre su libro "La Muerte del Periodismo" y, además, en la misma línea de un comentario del periodista argentino Marcelo Longobardi. Tanto la charla como el comentario abundan en ejemplos de la decadencia del periodismo. Para resumir he empleado una retahíla de citas expuestas por ambos profesionales. El anhelo de la verdad subyase en todas las ideas. Las citas desnudan a la política actual en el mundo, que menosprecia la verdad, como la responsable de la muerte del periodismo. Para ser justos, los periodistas también tienen su cuota de responsabilidad.  Pero, no perdamos la fe, se ve una luz al final de este túnel.   

                    La batalla es entre lo verosímil (aquello que es creíble porque presenta una apariencia de verdadero) y lo propiamente verdadero. Algo apenas verosímil, incluso menos, se convierte en verdad para quien rechace toda verdad auténtica. Las cosas son ciertas si confirman mis creencias, de lo contrario son mentiras. Si lo que me muestran es verdadero pero no calza con mi esquema habitual de pensamiento no lo acepto. Más aún, lo denuncio como una mentira flagrante, como una estafa al público, incluso lo denuncio de ser fake-news.

                    La irrupción de las redes sociales el 2006 aceleró este proceso. Porque sus algoritmos terminaron generando comunidades que son comunidades afines (las burbujas). De esa manera nacieron los sesgos de confirmación. Queremos oír, ver y leer aquello que confirma lo que pensamos. Hemos perdido la visión de totalidad. Sólo nos queda el relato de la burbuja a la que pertenecemos. Sólo hay burbujas contrapuestas. Hecho que produce el sesgo: nosotros tenemos la razón, ellos no.

                    Ha muerto una forma de entender a la prensa como pilar de la democracia. La ira y el miedo son los insumos de gestión de la política, son sus motores. Lo negativo exita muchísimo más. La política usa el odio para atraer más atención, hecho que ha conducido a lo que vemos, el peor momento para las democracias en el mundo.

                    Hemos perdido como sociedad el relato totalizador que nos entregaban los diarios de antes. Una política sin contrapoder degrada la democracia. Todos recordamos los 70, los 80, los 90 cuando las noticias eran las mismas para todos. Se podían leer distintos diarios, cada uno con su posición política, pero la agenda informativa era la misma.

                    El periodismo fracasa cuando le dice a la gente lo que tiene que pensar. En cambio tiene éxito cuando le dice a la gente sobre qué es recomendable pensar.

                    Entonces el periodismo era respetado por la genda y por su apego a la verdad. Sin embargo, con el triunfo de Trump el 2016 la política dejó de temer al periodismo. Le perdió el respeto. Una vez que eso ocurrió, la verdad ya no importó, daba lo mismo, en ese momento el periodismo dejó de tener peso que lo hacía respetable.

                    El periodismo entró en crisis ese año, junto con el modelo de negocios de diarios financiado por publicidad. Hasta entonce el sostén del periodismo era la verdad. Y hemos llegado a la post verdad que se mencionó por primera vez en 1992 y que tomó vuelo con Trump y la campaña británica por el Brexit. La post verdad es el desprecio por la verdad. No es un ataque a la verdad, sino que es un desdén. La verdad ya no tiene importancia. No quiere decir que la verdad se haya vuelto mentira. La fake-news es la mentira.

                    Los hechos son sagrados, las opiniones son libres, decía un editor de un diario norteamericano. De ahí que el derecho del ciudadano a la información es el derecho a conocer los hechos, la verdad de lo que ocurre en el mundo. En cambio, la libertad de expresión es un asunto distinto. Cada cual tiene su opinión y es libre de decirla.

                    Así, los hechos dejaron de ser sagrados. Por eso, la base del buen periodista es: cuando cuentes los hechos no los contamines. Cuando los cuentes, que sean los hechos.

                    La mayor mentira de la anterior campaña de Trump fue que él tenía el apoyo del Papa. Hay un drama, contra la mentira podemos luchar, pero cuando la verdad no importa, el periodismo pierde su razón de ser.

                    Una cuota importante del desastre también es culpa del periodismo. Comenzó con el desempeño de la profesión creyendo en la idea de la impunidad absoluta. Teníamos normas bien claras y un código de ética que no lo respetamos. Si había un reclamo, se publicaba un desmentido mojigato, escondido en alguna de las páginas y nada más. Pero, ningún periodista perdió su trabajo por haber faltado a las normas éticas. O sea, impunidad.

                    Sin embargo, el 2014, tres directores fueron expulsados de importantes diarios españoles no por incumplimiento del código nombrado sino por incomodar al poder político al sostener y defender la verdad. No los echaron por incomodar a los ciudadanos, no contaron mentiras.

                    La información de calidad es cara. El lector ya no quiere pagar por ella, ya que está gratis en internet. Por eso estamos haciendo un periodismo barato tipo fast-food y el periodismo barato siempre será malo. Los periodistas somos expertos en todo y conocedores de nada. Tenemos que hablar de todo, pero no sabemos de lo que hablamos. Nosotros sabemos preguntar a la persona adecuada para poder contar el tema en un lenguaje comprensible a quienes nos leen.

                    El día en que los periodistas aceptaron cubrir ruedas de prensa donde no se permitían preguntas, el periodismo se convirtió en un instrumento propagandístico de los dirigentes políticos. Cuando esto se instaló en España, los periodistas adoptaron la decisión de no asistir. Pero, la decisión duró 24 horas, ya que los medios prefirieron prestarle el servicio propagandístico primero a los políticos antes que respetar el derecho de los ciudadanos.

                    El periodista tiene el vicio de buscar lo negativo del mundo sin que le importe que el mundo es mucho mejor que peor. Todos somos cómplices de ese vicio.

                    La información se trata que sea atractiva, no que sea una entretención en sí misma. Las noticias no se hacen para que el público se divierta sino para hacernos mejores ciudadanos.

                    En internet para conseguir lo que se llama tráfico, para lograr visitas, no sirven los titulares tradicionales, hay que hacer otros. Nacen los clip-date o titulares egos. Ejemplo: «Lo que le pasó a Boric al bajar del avión, ni te lo imaginas». Entonces, atraído por ese título, tú pinchas. ¡Tráfico logrado! Aunque lo que le haya ocurrido a Boric al bajar del avión haya sido ni siquiera una anécdota.

                    Las grandes empresas del entretenimiento entraron en el periodismo y compraron los medios más respetables, Time, por ejemplo. De ese modo los dueños del show-business cambiaron el sentido de la prensa, la convirtieron en una entretención. Con ese cambio, nos volvimos info-entretenedores y no informadores. Nos condenamos.

                    Antes de finalizar, aclaremos. El periodismo ha muerto, pero se trata del periodismo clásico. Las nuevas tecnologías están ayudando a un periodismo emergente, que goza de gran respaldo ético que se atreve a mostrar eso que los poderosos quieren esconder. En Chile tenemos ejemplos: CIPER, El Mostrador están a la vanguardia de un periodismo centrado en lo original: lo sagrado de los hechos. En el bosque de las mentiras, la ira, el miedo, las verdades a medias y las afirmaciones interesadas, ese periodismo se abre paso con dificultad para mostrarnos los hechos y como consecuencia un mundo mejor.

jueves, septiembre 26, 2024

LA SABIDURÍA DEL VIEJO EFRAÍN


                    El viejo Efraín a veces venía caminando desde la puerta de su casa en calle Alcázar con tranco de viejo para meterse en nuestros grupos e informarse de las conversaciones de gente mucho más joven que él. Rara vez intervenía, aunque es cierto también que los demás no le dejaban espacio, así que se conformaba con oír lo que contaban. Tampoco nadie le preguntaba su opinión, otra falta de respeto de jóvenes hacia una persona mayor.

                    Igualmente, Efraín se divertía de lo que en esos grupos se hablaba. Sonreía y reía como todos de los chascarros que se decían en especial de los ausentes. Unos cuentos eran anécdotas entretenidas, otros simplemente pelambres picantes. En esas reuniones informales nunca faltaba una situación que desmenuzar y pasarlo bien; conversaciones en cualquiera esquina de Penco.

                    La gente, principalmente los hombres, se juntaban sin citarse en las veredas de las intersecciones. Era lo más común en esos años en que no había más que hacer cuando llegaba el crepúsculo, sin televisión ni todos los medios digitales que se desarrollaron después.

                    Cuando un avispado contaba una talla todos los demás reían, incluido el viejo Efraín, pero cuando terminaban las risas y comenzaba otro relato, el viejo seguía riéndose de la anterior. Llegué a pensar que se debía a una comprensión tardía del chiste.

                    Un día conversé solo con él y me atreví a preguntarle discretamente que me parecía extraño eso de prolongar la risa cada vez. Le pedí que me contara cuál era la gracia adicional que le hallaba a las tallas o si yo me estaba perdiendo algo sabroso que no llegaba a comprender.

                    Al viejo le lagrimeaban los ojos por algún problema de presbicia, tal vez conjuntivitis. Cuando terminé mi pregunta me pidió que le explicara mejor. Le dije qué curioso don Efraín (así se llamaba o así lo conocíamos entre el vecindario donde vivíamos) que usted no comprenda mi pregunta pero sí las tallas de los otros...

                    El viejo se puso serio. Me miró directo entre esas lágrimas que lo obnubilaban. Me pudo ver como a través de un parabrisas en medio de la lluvia. Y lo que me dijo me dejó petrificado. A continuación transcribo con mis términos a mi modo, más o menos, eso que le oí puesto que él usó un lenguaje vulgar. Debo admitir, eso sí,  que a pesar de esa limitación de vocabulario sus palabras tenían un fondo de aguda sabiduría:

                    «Le entendí desde el principio, amigo, sólo que quería estar seguro de su real interés por eso le pedí que me lo repitiera. Bien, le explico: eso que ustedes hallan gracioso yo lo he escuchado una y otra vez a lo largo de mis años, desde que era joven. ¡Imagínese! Lo que me sorprende después de todo este tiempo es no oír nada nuevo; siempre lo mismo. Por lo tanto, y aquí espero satisfacer su inquietud no me río de las tallas porque las conozco, sino en realidad me río de la estupidez humana. Si llega a mi edad, ya se dará cuenta usted».

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Don Efraín, cuyo apellido no recuerdo, fue un marino de la Armada de Chile. Como grumete embarcado visitó varios países, según contaba. Fue un antiguo vecino pencón del barrio Alcázar fallecido hace ya muchos años. 


miércoles, septiembre 25, 2024

PROMESAS VACÍAS: EL CORREDOR BIOCEÁNICO Y EL ESTADIO DE PENCO

GRÁFICA obtenida del sitio web araucaniasinfronteras .

TEXTO: Abel Soto Medina, Aficionado a la Historia.

                    Un corredor bioceánico es la conexión de dos océanos por vía terrestre ya sea por ferrocarril o carretera o ambas. Sin embargo, por más de un siglo en América Central dos océanos han permanecido conectados gracias a la ingeniería por vía fluvial y de exclusas: el Canal de Panamá. Éste ha permitido, por ejemplo, a los neoyorkinos ir desde el Atlántico a Los Angeles en el Pacífico de un modo más rápido, que si lo intentaran vía Estrecho de Magallanes, que en años muy anteriores era lo tradicional.

                    Pero, entremos en la idea del Corredor Bioceánico que atañe a nuestra zona. El Diario El Sur del 04 de febrero de 1888, ejemplar N°1.581, publicó algunas tareas legislativas del año 1887, dentro de las cuales, resaltaba, que Talcahuano debería tener un Dique, para la reparación de embarcaciones aprovechando la gran cantidad de Veleros y Buques que hacían escala en la Bahía de Concepción, ya sea para descargar o cargar mercaderías o simplemente para abastecerse con pertrechos y seguir su itinerario, hacia el sur o norte.

                    En este mismo contexto del acuerdo legislativo, otra iniciativa era la de construir un Corredor Bioceánico, que uniría vía ferrocarril, las ciudades de Bahía Blanca en Argentina y Talcahuano, Chile. El comentario optimista de entonces era cuánto adelanto traería tal iniciativa para el intercambio de productos de todas las ciudades y pueblos por donde se extenderían los durmientes y rieles. Se agregaba que con ello las localidades pequeñas podrían acercarse más y aprovechar el progreso... Y con el comercio en desarrollo, sin duda llegaría el intercambio social y cultural entre los habitantes los que poco a poco irían manifestando la amistad entre los pueblos, sorteando con ello, la gran muralla de la cordillera de Los Andes. El Corredor contribuiría a superar las dificultades que nos separan. Conclusión, todos los esfuerzos son válidos cuando se proponen el bienestar de los habitantes. Al menos esa era la idea que flotaba en el ambiente.
                    Han pasado sólo 136 años de aquella iniciativa del Congreso que nunca ha plasmado. Sin embargo, acá localmente en la zona del Gran Concepción, cada cierto tiempo reflota esta idea del Corredor especialmente en tiempo de elecciones, cuando las promesas brillan en los discursos o programas que presentan los aspirantes a Alcaldes, Diputados, Senadores, y hoy los omnipotentes Gobernadores, cuyos poderes se han ido conociendo poco a poco, día a día durante estos últimos años, porque antes no se sabía mucho.
                    Alguien podría decir que una obra de esa envergadura hoy, no sería práctica, no conviene, no es comercial, no es apta, etc. NO. Basta recordar que recientemente cuando los movimientos del Puerto Coronel se vieron interrumpidos, los Puertos de San Vicente, Lirquén, Talcahuano y Penco, respondieron y estuvieron presto a suplir esa labor gracias a su capacidad instalada, infraestructura y conectividad. ¿Se imaginan ustedes si nuestros puertos, tuvieran un mayor flujo gracias al ferrocarril y el Corredor Bioceánico, cuánto trabajo generaría toda esta actividad? La pregunta es fácil, la respuesta la tienen, quienes detentan el poder representativo, así como también, la empresa privada, ¿no le parece señor lector?
                    Buscando mayores antecedentes para esta crónica, me sorprendí al extremo de renunciar a seguir escribiendo, pues la materia es mucho más que una simple nota como la que expongo (1). Es un asunto mayúsculo en importancia.
                    En todo caso, lo mío, es sólo para poner el tema en el tapete, en estos tiempos de «elecciones populares y promesas por doquier». Y  ya que estoy en esto, no puedo dejar de mencionar algo muy relevante para nuestra comuna, como es el tema del Estadio. Los pencones no olvidamos las promesas incumplidas, por cuanto en 1952, el Ejecutivo autorizó por ley, a solicitud de la Municipalidad, préstamos para que ésta construyera un Estadio para la comuna, hecho que no se concretó. Después del cierre de CRAV (1976) y el posterior desmantelamiento de la Refinería, de su campo de fútbol y de las otras instalaciones para el arte, el deporte y el bienestar, nos quedamos a brazos cruzados, sin Estadio. Hoy en día los vecinos bien saben que Penco es la única comuna de Chile, que no tiene Estadio. Quizás bien valga recordarles a las nuevas generaciones de ediles en campaña que tanto Penco como el Gran Concepción han sido víctimas de promesas vacías tanto en lo relacionado con la ilusión del Corredor como del sueño del Estadio. 

LA INOLVIDABLE Cancha de la Refinería y después de Loza-Penco.
El campo de juego que nos farreamos.

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(1) Link de video con el tema de la integración Chile-Argentina Sur:

https://observatorio.repri.org/2023/07/25/integracion-fisica-ferrocarril-entre-argentina-y-chile-el-caso-del-proyecto-trasandino-del-sur/?utm_campaign=shareaholic&utm_medium=email_this&utm_source=email


martes, septiembre 24, 2024

«VECINO» Y «VECINA», PALABRAS ABUSADAS POR LOS POLÍTICOS

IMAGEN tomada de internet: www.rosyramales.com
 

TEXTO: JUAN ESPINOZA PEREIRA, Docente pencón radicado en Copiapó.

Tránsito desde el Vecino al Ciudadano

                    Durante el mes de septiembre apareció un grupo de personas en cada uno de los pueblos y ciudades del país, como si hubiesen despertado de un largo sueño de cuatro años. Como que hubieran emergido de ultratumba.. y han comenzado a pulular por cada rincón de la sociedad con un lenguaje que no siempre es entendido por las personas comunes y corrientes. Jóvenes y otros no tanto los ignoran; los más adultos y ancianos(as) los miran con recelo, aunque saben que, a la hora de la decisión son pocas las alternativas y porque asumen que «la casa no puede estar abandonada».

                    Este grupo de personas, más parecido a una casta, aunque con una ascendencia ignota (por cierto), pero sí otorgado por padrinazgos non sacro. En su peregrinar citadino, llevan palabras, frases e ideas que, de ser tantas veces resignificadas durante ese ostracismo de cuatro años, han perdido valía: «querido vecino,» «nuestra comuna», «vecina necesitamos empoderarlas», «no podemos soportar vivir así, aislados» y un cuánto hay de frases vacuas que no hacen más que degradar a los seres humanos de a pie. Por ahí van los unos(as) y otros(as), maquillados, con ropas modernas y llamativas, repartiendo estampitas con sus rostros muy circunspectos fotográficamente, dípticos con frases confeccionadas por publicistas anómicos. Por calles polvorientas que le provocan alergias van solicitando una selfy donde su rostro tan duro como el corindón(1), se contracta con una persona desdentada de una población cualquiera y, deseando que el día termine prontamente.

                    Ante la retahíla de resignificaciones de conceptos, vuelvo a los orígenes que para los pencones de antaño le han de resultar conocidos, sobre todo porque el concepto vecino se vivía en el día a día; así por ejemplo llamar a alguien vecino era porque esa persona estaba a mi lado, estaba dentro del lugar geográfico como el barrio, la población. La palabra vecino connota una profunda humanidad, de conocimiento de quien está al lado; es una expresión que conlleva valores profundos como solidaridad, hermandad que se ha cultivado por años. Los vecinos construyen su hábitat ecológico y social: las vecinas salían en las mañanas a barrer la calle, a regar a conversar y a buscar información sobre otros vecinos. Cada barrio poseía y posee lenguajes y ritos propios, con equipos deportivos y religiosidades disímiles; los vecinos están enlazados por la solidaridad y la capacidad para co-construir su entorno, están unidos por la colectividad, característica propia de la comunidad. Es en este ambiente donde cada cierto tiempo pasaba el vecino que vivía en la comunidad solicitando el voto para “la mejora” de la comunidad, durante el día avanzaba poco ya que invertía mucho tiempo en el diálogo con los vecinos, sin quejarse.

                    Dada las ansias de progreso impuesta por el mercado y el inconmensurable avance de las tecnologías que obnubilan a los incautos, la comunidad se va perdiendo y se pierde dando paso a la sociedad, donde las relaciones ya no son vis a vis, sino que las relaciones son impersonales; así el vecino desaparece y es reemplazado por el ciudadano que hace grandes esfuerzos cada día para ganar tiempo, «quien sabe para qué» dado que no crea lazos con los demás, sino que se refugia en su gueto subsumido en la soledad. Vive en una población o en edificio de departamento, pero sin relaciones humanas humanizante, refugiado en realidades virtuales; su mejor argumento para defender su postura es que siempre está conectado con los demás. Así, se puede sostener que el vecino que vivía en la colectividad, dio paso al ciudadano que vive en la conectividad; ese olor a humanidad, esa sonoridad del lenguaje corporal, dio paso al homo videns (Sartori, G) (2) con una colectividad virtual y que teme cualquier relación que sea humanizante. Sin embargo, este nuevo ser humano, a pesar de no confiar en el prójimo también recibe en su smartphone propaganda con rostros filtrados(sic) de vecinos que no conoce, con slogans que terminan convenciéndolo: «por nuestra seguridad» «para un mayor progreso», «para eliminar la corrupción», «por un sí a la vida», «a disminuir el Estado». Esta nueva casta con cara de diamante(3) invita a participar del próximo acto eleccionario y el ciudadano con toda su desconfianza, para sus adentros rumia la idea de que «la casa no puede estar abandonada».

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  1. Corindón, es el noveno mineral más duro que se encuentra en la naturaleza, sólo superado por el diamante (según escala de Mohs).

  2. Homo Videns. Giovanni Sartori escribió este hermoso libro, imagino en 1997 lo que estamos viviendo hoy en día. Recomiendo leerlo y se encuentra gratis en el ciberespacio.

  3. La escala de Mohs, considera este mineral como el más duro, que puede rayar a todos los demás, pero él no puede ser rayado por otro.

  4. COMENTARIOS: ...Entonces el vecino era el que cruzaba la vereda para ir a pedir a su vecino del frente una taza de harina, de azúcar o dos panes.El ciudadano es el que cruza la vereda para preguntarle al ciudadano del frente si su cámara registró al ladrón que le robó la bicicleta del antejardín. / Los vecinos de Boco, en Quillota verán el partido de hoy tomando mate y con un brasero encendido. Muchos ciudadanos, incluído yo, lo veremos en un celular ...mientras hacemos la clase de Ética. Viva la libertad carajo, dijo Milei. / Buen artículo profe... Pero sólo para los apóstoles de Penco. Me atreví a enviárselo a mi jefa, la directora de SLEP-Atacama y comentó… ¡Notable! ¡Me honra que comparta su publicación director con esta humana!