domingo, junio 08, 2025

ABANDONADA TERMINÓ LA GRAN BIBLIOTECA DE LOS CONTRERAS TORRES



                     Quiero pensar que la primera biblioteca que hubo en Penco debió existir al alero de la Universidad Pencopolitana, en tiempos de la colonia, porque es impensable que una casa de estudios superiores, entonces y ahora, carezca o haya carecido de ese apoyo. Aunque incluso antes pudo haber pequeñas bibliotecas o, quizá, solo estantes con libros en las iglesias y conventos que se levantaban por acá. Pero no vamos a abundar en este tipo de extrapolaciones para no cometer algún error histórico. El relato de la biblioteca de mi interés es contemporáneo.

                    Me refiero a la biblioteca particular del señor Óscar Contreras Yáñez, ex jefe de Recursos Humanos de Fanaloza, que tenía en su casa en la calle Cochrane, al llegar a Maipú. Hombre liberal, abierto a la comunidad y con vocación de servicio, no se negaba a que los jóvenes estudiantes de entonces accedieran a sus libros para investigar y hacer tareas. Una mesita de centro servía para apoyarse y escribir. Prácticamente toda la amplia pieza donde don Óscar tenía su escritorio estaba rodeada de muebles con libros. Había libros incluso sobre los asientos. La biblioteca estuvo muy bien hasta que el señor Contreras estuvo con nosotros.

                    Claudio, el segundo de los tres hijos del matrimonio Contreras Torres ‒los otros dos, Óscar el mayor y Luz Irene la menor‒ continuó por algún tiempo con la iniciativa de su padre de mantener la biblioteca particular y de dar facilidades a jóvenes interesados en la lectura o en la investigación académica. Pero, ya se intuía lo que pasaría con ella, que quedaría finalmente abandonada. En ese contexto, Claudio me prestó el libro El liberalismo europeo, de Harold Laski (FOTO), un breviario del Fondo de Cultura Económica (México) para una tarea de historia. O porque a Claudio ya no era fácil ubicarlo en casa o por pereza, no lo devolví y hasta hoy ese breviario sigue en mi poder como un testimonio de aquella biblioteca, a la que tantos amigos de entonces acudíamos y donde nos recibían con amabilidad.

                Luz Irene Contreras Torres lamenta el curso que tomó la biblioteca, la que supuestamente quedó al cuidado de su hermano mayor (fallecido), también de nombre Óscar. «A pesar de que mi hermano fue un gran lector hasta el día de su muerte, no se hizo cargo de la biblioteca de la casa de nuestros padres. Me contaron que muchos libros estaban botados por la orilla de la línea del tren y que hasta los usaron para encender fuego. Yo no fui testigo de eso, pero no está lejos de que haya sido así», nos comentó Luz Irene para esta publicación.

                    ¿Cuántas bibliotecas en la historia habrán desaparecido por descuido o por la acción del fuego, como parece ser nuestro caso? Basta recordar lo sucedido con la Gran Biblioteca de Alejandría, una maravilla del mundo helenístico, que terminó siendo objeto de las llamas o del vandalismo propio de las guerras. Sin embargo, nos dice Luz Irene, a modo de consuelo por el destino de la biblioteca paterna, dos biznietas de su padre, nietas de su hermano Óscar, son profesoras de español y aman la literatura. «Ellas heredaron la virtud del amor por la lectura. ¡Cómo les habrían servido hoy en día esos libros, por ejemplo, una edición única de El Quijote de la Mancha en castellano antiguo, que mi padre adoraba entre tantos y tantos libros…!»



lunes, junio 02, 2025

SAD HILL, EL CEMENTERIO DONDE EL BUENO MATÓ AL MALO

 

FINAL DE LA PELÍCULA EL BUENO, EL MALO Y EL FEO, escena del cementerio. En p.p. Clint Eastwood y al fondo, Eli Wallach. Fuera de cámara está Lee van Cliff.

EL CEMENTERIO HOY DÍA, con el círculo de piedras donde se desarrolló la escena final.

           Un cementerio con 5.000 cruces, pero en cuyas tumbas no hay muertos, es Sad Hill, «Loma Triste». 

                    Fue el sitio donde se filmó la escena final de la película «El Bueno, el Malo y el Feo», dirigida por Sergio Leone en 1966. El cementerio ficticio todavía está allí y visitarlo es gratis. Decenas de nostálgicos aficionados del famoso western y de la música de Ennio Morricone se dan un tiempo –entre ellos yo– para una visita al escondido valle situado en Santo Domingo de Silos, a unos 30 minutos en automóvil desde Burgos hacia Madrid, por la carretera A-1. Hay que tomar un desvío a la izquierda y circular cuidadosamente unos 10 kms, por un camino en mal estado. Y ¡ahí está Sad Hill!

                    El cementerio de ficción fue recuperado del abandono hace diez años por la asociación que lleva su nombre y con aportes de amantes del cine de todo el mundo con motivo del cincuentenario de la película. Pero, otra vez se nota el paso del tiempo y la huella de algunos visitantes. Una mujer francesa que recorría el lugar junto con su marido me dijo en un castellano básico «leo que en algunas cruces han remarcado nombres nuevos y fechas como 2015. Eso es vandalismo, es echar a perder la idea, si estamos hablando del siglo XIX». Es que no faltan...

                    Según la trama de la película, durante la guerra de Secesión norteamericana Tuco (el «Feo») junto con Eastwood (el «Bueno») oyen a un soldado moribundo confesar que hay un tesoro escondido en una tumba del cementerio. Tuco oyó el nombre del cementerio pero no la tumba exacta. Eastwood oyó la identificación de la tumba, pero no el cementerio. O sea, la información estaba repartida. Lo mejor, ponerse de acuerdo, pero no, por eso nace el problema, quién llega primero a recoger el tesoro... Evidentemente el tercer pistolero que se metió después y que sospechaba todo, «el Malo» paga las consecuencias por pretender burlar a los otros dos.

LOS PISTOLEROS listos para desenfundar en la película.

EL CÍRCULO CENTRAL hoy semi oculto bajo el pasto. Algunos ornamentos que se usaron en la película ya no están.

                    Planificar y construir un cementerio de estas características para la película fue en sí mismo una obra genial. Porque sus diseñadores lo hicieron con el aspecto de un circo: un gran círculo adoquinado en la parte central donde se desarrollaría el duelo a tres bandas, rodeado de cruces con sus respectivos túmulos. Se deduce que la idea subliminal era que esas cruces representaran butacas para que los muertos presenciaran el mejor duelo de la historia del cine entre tres pistoleros.

                    La selección para ubicar el sitio adecuado en medio del campo, ayudó mucho ya que no hay casas ni otras construcciones en los alrededores. Por el contrario, junto al valle se levantan mesetas de 1.400 metros de altura, cuya presencia sobrecoge. Ayuda mucho a crear el clima para un desenlace la soledad del lugar, lejos de carreteras y del zumbido de los vehículos. El cementerio lo construyó el ejército para Sergio Leone. Los soldados con gran rapidez cabaron las tumbas, instalaron las cruces y otros ornamentos ad hoc.

TUCO dispuesto al lance a tiros, pero el pobre no sabía que su revólver no tenía balas.

                    El círculo empedrado está cuesta abajo, como en todos los circos, por eso Tuco corre con tanta facilidad entre las tumbas, como se ve en la película. Ahora, en el lluvioso mes de mayo es difícil acercarse al círculo de piedras por el agua emposada bajo las champas de pasto. Por eso algunos visitantes se quitan las zapatillas para cuidarlas e ir descalzos. Otros recorren las tumbas oyendo la música de Morricone.

                    Sad Hill debe ser el único cementerio de la tierra donde sí penan fantasmas. Tuco, Eli Walach, pero cuyo nombre en la película era Tuco Benedicto Pacífico Juan María Ramírez; Lee Van Cliff (el «Malo»); Sergio Leone y Ennio Morricone, entre otros participantes del filme, ya han fallecido. Pero, ahí están en la vívida imaginación de quienes con entusiasmo y esfuerzo llegamos a Sad Hill para admirarlos y recordarlos...

EL AUTOR DE esta nota en Sad Hill (Burgos, España).
Foto captada por N.Palma jr
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sábado, mayo 31, 2025

ENTRE PENCO Y EL TOBOSO, PATRIA DE DULCINEA

MONUMENTO A DULCINEA en la Plaza de España, Madrid.
                    
                    U
n bus interprovincial me condujo a El Toboso, a 120 kms. de Madrid, un pueblito que se levanta sobre una suave colina en medio del interminable campo agrícola de Castilla La Mancha. Con voz estentórea el conductor dijo «señores, hemos llegado a El Toboso, pueden bajar los pasajeros que vienen a conocer a Dulcinea». Lo dijo en alusión a mi persona puesto que le pedí al salir que por favor me avisara, porque no conocía el lugar. Tres viajeros descendimos en «la gran ciudad de El Toboso», según la describe con alguna ironía Miguel de Cervantes en El Quijote. El bus siguió su marcha a otros destinos. Llegué a las 11 de de la mañana con la esperanza de que el mismo bus que me trajo me recogería a las 4 y media de la tarde para sacarme de allí y regresar, luego de un recorrido a la rápida de la localidad y satisfacer así mi interés por conocer el sitio donde tiene lugar el episodio más importante de la famosa novela, el encuentro de Don Quijote con su Dulcinea. 

                    Mi primera impresión es que El Toboso es tan quieto que pareciera que toda la vida se desarrollara únicamente puertas adentro. Sólo sus habitantes varones se reúnen en bares a tomar una cerveza y hablar a toda voz desde las primeras horas. Una que otra mujer va por las calles con alguna bolsa en la mano caminando en cualquiera dirección. La arquitectura de El Toboso la constituyen casas señoriales de uno o dos pisos con fachada continua. Dos grandes edificaciones antiguas cortan el horizonte urbano, un alcázar (hoy convento) y la iglesia –muy importante en el desarrollo de la historia quijotesca–  con su torre y campanario. Existe una apacible plaza arbolada, con escaños vacíos alrededor, en el medio hay una imitación de un molino de viento, algunos juegos infantiles y un quiosco para un café permanece con sus puertas cerradas, lo rodean sillas y mesas apiladas para usar a alguna hora del día.

EL TOBOSO, una de sus calles.

                    Mi visita a El Toboso fue una aventura, como perseguir una quimera o una ilusión porque ni don Quijote existió en el mundo real, ni menos Dulcinea, la que sólo era una imagen vaga en la imaginación del viejo Quijano. Pero, todos sabemos incluso que su nombre era Aldonsa Lorenzo, una campesina, convertida en la principesca Dulcinea, en el corazón del estrafalario caballero andante. Él la habría conocido en su juventud, pero jamás habló con ella.

                    El Toboso, su municipo y su gente le ha sacado partido turístico al relato literario. Los bares se llaman Rocinante, El Sueño de Quijano, Rincón de La Mancha,  etc. Las calles, igual cosa con los nombres de los personajes o con citas del libro. Si hasta una casa le hicieron a Dulcinea y en la plaza frente a la iglesia erigieron una alegoría que es el epítome del encuentro de don Quijote con su amada. Allí está, arrodillado ante su dama en plena calle, como decíamos, una campesina, que él creía que un mago la había encantado para que no luciera su sin par belleza de princesa. En el libro el encuentro se produjo, pero la tal mujer no era Aldonsa, sino otra sin nombre, quien más encima lo retó para que le despejara el paso y que cuando escapó en su borrica se cayó y don Quijote tuvo que pararse a duras penas para ayudarla a que montara de nuevo... 

                    Hay a lo menos seis lugares para visitar en El Toboso. El primero en mi visita fue el convento de las Monjas Trinitarias, el más cercano al Bar Rocinante donde a mi llegada me serví un «cafelito» reponedor. La congregación de religiosas es la misma que tiene presencia en Penco. El edificio es conocido como el  Escorial de El Toboso (antes dije alcázar), y fue construido en el siglo XVII. Tiene un museo con interesantes pinturas sagradas e imaginería católica. Una iglesia interior recibe a fieles locales. Nos atendió cordialmente la hermana Sor de María Reina, quien de paso envió un cálido saludo a las monjas trinitarias de Penco.

EL CONVENTO de las Trinitarias.

UNA HERMANA trinitaria, de origen peruano, nos guió por el museo.

                    Cruzando la calle del convento llegamos a la plaza que hemos descrito y de ahí, caminamos un par de minutos por calles intrincadas hasta llegar a la iglesia principal del pueblo. Cuando don Quijote entró de noche con Sancho en El Toboso buscando a Dulcinea, nuestro caballero andante se puso muy contento invadido por la ilusión de conocer a su amada. Sin embargo, Sancho se puso nervioso porque dentro de poco lo descubrirían en su mentira. En la visita previa del escudero, cuando vino solo a dejar una carta del caballero a Dulcinea, no la encontró en todo el pueblo como era de esperar. Al no hallarla la inventó, mintió contándole a don Quijote la sin par belleza de esa mujer. Ahora acompañado de su amo, sabía que lo pillarían en su embuste. Para arreglar las cosas tuvo que desdecirse, negar que era una belleza y que, por el contrario, se trataba de una campesina cualquiera. Ambas imágenes eran mentiras totales. 

                    Caminando en la noche oscura por las calles dieron con un muro alto que no podían definir de qué edificio se trataba. Se dieron cuenta por fin que era la iglesia principal. La muralla cortaba la calle, impedía el paso, ahí don Quijote dijo una frase célebre: «Aquí topamos, Sancho». Para los eruditos del texto, la exégesis es: la poderosa institución de la iglesia nos cierra el paso, no podemos seguir con esta locura.

                    Llegué a la iglesia, como don Quijote y Sancho aunque a plena luz. En el atrio hay una plaza adoquinada con asientos y frente a la entrada, pero más lejos en la zona opuesta, se levanta la composición artística en hierro fundido que representa a don Quijote de hinojos ante su Dulcinea, una mujer humilde con cara de desconcierto. El encuentro pretendidamente amoroso, resulta patético  tal como se narra en la novela. Dicen que todos los turistas –ese día y a esa hora no vi ninguno– se quieren fotografiar junto a la Dulcinea. Por una calle de más abajo, uno se encuentra con el Museo Cervantino. El lugar es interesante por los distintos ejemplares del libro en los idiomas más diversos. Se trata de donaciones de dirigentes políticos mundiales que han visitado El Toboso a lo largo del tiempo, fotografías, pinturas y textos sueltos, todo expuesto al visitante por un euro. Por cierto, harto merchandising

                    Unos pasos más allá está lo que han llamado la Casa de Dulcinea, se la puede recorrer entera. Pero, si la Dulcinea no existió, la inventó Sancho otro personaje de ficción, ¿entonces qué? Pues se trata, según se dice, de una casa de una familia promedio del 1600, con habitaciones amobladas como en esos años, un gran patio interior rodeado de altos muros, un pozo para sacar agua y un gigantesco castaño. La idea sería transmitir que en un lugar como ése Sancho encontró a Dulcinea sentada sobre unos sacos de grano, mientras cernía trigo. Volvemos al libro: tratando de arreglar su mentira Sancho le dijo a don Quijote que el polvo que levantaba este quehacer era tal, que ella tenía la cara negra por la tierra (nada de princesa, como la había pintado antes y como la imaginaba don Quijote). 

                    Las horas han pasado, se acercan las 4 y media de la tarde. Lo mejor es regresar al Bar Rocinante para otro café y comer algo. Además el bar está justo al frente del paradero el bus. En el Bar Rocinante hay mesas compartidas. Hombres beben y conversan a viva voz. Mujeres mayores, silenciosas, fuman cigarrillos en sus mesas sobre las que hay vasos de cerveza. Afuera, por la calle pasan tractores con implementos agrícolas que bajan al campo a trabajos de labranza. La camarera me advierte que el bus está por pasar. Salgo y me doy cuenta que no soy el único, hay más gente, mayormente estudiantes, que también esperan con sus mochilas. Asoma el bus por la cuesta y llega al paradero a la hora en punto. Todos a bordo, es el último servicio de transporte del día con destino a Madrid. El camino atraviesa el extenso campo manchego. 

                    Me voy del pueblo. Adiós Dulcinea del Toboso.

  

PARROQUIANOS matan el ocio en el Bar Rocinante de El Toboso.

LA «CASA DE DULCINEA», abierta al público.

DON QUIJOTE arrodillado ante su amada imaginaria.

«AQUÍ TOPAMOS SANCHO», frente a la iglesia en la noche.

UNA PLAZA de El Toboso, frente al convento de las Trinitarias.

HOMENAJE A CERVANTES en la Plaza de España, Madrid.

NUESTROS HÉROES, don Quijote y Sancho Panza, se retiran extenuados.
Dibujo de Gustavo Doré.

DULCINEA desconcertada.

lunes, mayo 12, 2025

¿PUDO INFLUIR «LA ARAUCANA» EN LA LOCURA DEL QUIJOTE?


 En una de las plaza de Alcalá de Henares, a cien metros de la Universidad local, se levanta un monumento con la imagen de Miguel de Cervantes, autor de la novela maestra de la Humanidad, El Quijote. El homenaje se justifica porque el escritor nació en esa ciudad vecina a Madrid, el 29 de septiembre de 1547.


                    Una idea loca se me cruzó por la cabeza durante mi visita a la localidad universitaria madrileña donde nació hace casi quinientos años Miguel de Cervantes , autor de El Quijote. El protagonista de esa novela, un viejo de apellido Quijano, se trastornó de tanto leer libros mayormente de caballería que tenía en su biblioteca particular. Pues, mi idea loca se refiere a «La Araucana», de nuestro conocido (digo conocido por el monumento a su memoria en la Plaza de Penco) Alonso de Ercilla y Zúñiga. ¿Pero, qué tiene que que ver «La Araucana» con los disparates en los que cayó el hidalgo? Bueno, veamos...  

                    Según la novela de Cervantes, «La Araucana» estaba entre los casi 300 libros de la biblioteca privada del ingenioso hidalgo. Convencidos el cura y el barbero, amigos de don Quijote, que éste había perdido el juicio por creer a pie juntillas lo que decían los nefastos libros de caballería, decidieron quemarlos todos. Pero, antes de lanzarlos a la pira, el cura pidió revisarlos para no cometer una injusticia quemando a justos por pecadores. Fue así que el barbero le mostró tres que tenía en las manos, uno de ellos era «La Araucana».
                    Dijo el cura: «Esos libros son los mejores en verso heroico, guárdense como las más ricas prendas de poesía que tiene España».
                    Entonces pensé la mentada idea loca: ¿A pesar de las alabanzas del cura, el libro de Ercilla pudo contribuir a la locura de don Quijote, teniendo en cuenta todo lo que se narra en ese poema, tan increíble como bello de la historia de Chile? Si bien Cervantes culpa a los libros de caballería, ¿por qué motivo metió a «La Araucana» en la biblioteca del descocado hidalgo?, ¿Sólo para rescatarla del fuego? Raro. Aunque todo esto sea ficción, ningún erudito de la lengua castellana ni tampoco algún psiquiatra que se haya pronunciado sobre el origen de la locura del don Quijote ha dicho una palabra sobre ese asunto.

 



sábado, marzo 22, 2025

DOS FOTOS DE LA REFINERÍA «NOS HABLAN Y NOS HACEN PREGUNTAS»

                     Leer una foto no es tan simple, contiene mucha información y también preguntas. Me enfrento a esta imagen, que me dicen es de 1920, de la Refinería de Azúcar de Penco, en uno de sus momentos históricos. Y la primera pregunta es ¿qué hace esa gente ahí afuera?, las mujeres parecen monjas. Las respuestas sólo pueden ser tentativas: seguramente el personal salió a la puerta para la fotografía y las mujeres llevan delantales blancos porque pudo ser una exigencia de la fábrica. Los chales o los velos oscuros pudieron ser para protegerse, quizá la tarde estaba un poco fría. 

                    Interpretemos los números. 

                   1. Ésa es calle Talcahuano cuando existía el tendido ferroviario entre la fábrica y el muelle. Los rieles ingresan a la Refinería haciendo una pequeña curva a la derecha y la calle sigue recta  cerro arriba por el lado de la muralla exterior.

                   2. Es la entrada a la industria ubicada en la esquina de Talcahuano y O'Higgins. Después hubo modificaciones. Se mejoró el portal de trenes y mucho después lo transformaron para camiones, que fue lo último que se conoció antes del cierre de la fábrica.

                   3. La calle O'Higgins, entre la fábrica y la cancha de fútbol. Para entonces no existía el muro perimetral del fortín, porque sólo se ven estacas y, seguramente alambre de púas, que no se divisa en la foto. Es curiosa igualmente la curva en la esquina, porque no se aprecia calzada por Talcahuano, solamente la línea.

                    Los árboles que aparecen por detrás de la instalaciones de la fábrica estaban en el lugar donde después se proyectó y construyó el recinto de viviendas. Los postes de alumbrado público fueron instalados por la Refinería, sin duda, ya que la energía se generaba dentro de la industria por medio de una poderosa termoeléctrica. Por la sombra del poste de la esquina es posible inferir que pudo ser el mes de abril y la hora, cerca de las 3 de la tarde.

                    Esta segunda foto nos permite triangular la información y es posterior a la primera. El ángulo es distinto, fue tomada desde la subida de calle O'Higgins, la obra central de la industria es de ladrillos igual que la imagen anterior. Pero, hay una diferencia, se mejoró el portal del tren. Se construyó un edificio más pretencioso y para darle lugar y realce se recortó un buen segmento de la edificación más básica (de dos aguas) que va por calle O'Higgins. La vereda que se ve ahí es ancha y estupenda. Sin duda que el terremoto de 1939 lo modificó todo.

viernes, marzo 14, 2025

¿EN QUÉ MOMENTO «SE JODIÓ» LA PROSPERIDAD DE PENCO?

A LA IZQUIERDA, una vista de conjunto del fortín CRAV, La Refinería y el Recinto. A LA DERECHA, la crónica de El Mercurio de Valparaíso que resaltaba el pasado progreso de Penco.
 

TEXTO DE ABEL SOTO MEDINA

                    El Mercurio de Valparaíso, años atrás, resaltaba en una crónica la prosperidad que veía para Penco, y poco menos consideraba que era el pueblo envidia del gran Concepción. Hablaba que se disponía de infraestructura turística, pues poseía un gran Hotel (Coddou), lugar al que venía a veranear parte de la élite de la sociedad de las ciudades cercanas, como así mismo de Santiago. La historia nos indica que el Presidente José Manuel Balmaceda, su señora Emilia Toro Herrera y 4 de sus hijos , Pedro, Elisa, Julia y María, fueron huéspedes de tales instalaciones penconas, así como también Galvarino Riveros, marino ilustre que estuvo en el combate de Angamos en la captura del Huáscar. Hay que mencionar también al Almirante Arturo Fernández Vial, quien en los salones del hotel, hizo una gran alocución hacia la mujer chilena, todo ello inserto en la recepción a la oficialidad de la Armada, con motivo de la visita de la Escuadra Nacional a la zona, especialmente a Penco.(*)

                    La nota además destaca, que Penco cuenta con Fábrica de Loza, Fábrica de Refinación de Azúcar, posee Minas de Carbón en Lirquén, Cerro Verde, Cosmito; Molinos de Harina de Trigo, Fábricas de Ladrillos, Tejas, produce Cal de concha, y un progresivo comercio, buenas faenas pesqueras, y extracción de mariscos, todo lo que lleva al progreso. Sumado a ello se tenía la unión con Concepción a través de ferrocarriles y se visualizaba la extensión del FFCC hacia Chillán por el ramal Rucapequén a través de Lirquén, Tomé, Dichato, Coelemu, Ñipas, etc… El progreso se había instalado con visionarios como Federico Schwager quien había iniciado intentos de explotación del carbón en Penco, y gestor del ffcc a Penco-Concepción, Julio Dittborn y Pascual Binimelis, ambos precursores de las vías ferroviarias, la modernización de las ciudades con cualidades llenas de virtudes de desarrollo.

                    Hoy, ya han pasado las décadas y uno se pregunta ¿qué quedó de esas realidades de entonces? Sólo musgos en murallas viejas cómo se puede comprobar en los muros que un día fueron de la Refinería de Azúcar por calle Talcahuano. Y con qué con bríos nuevos tomaron color locero en un giro dramático por 1985. Hoy en esos terrenos encontramos blocks de departamentos. La situación es similar en donde estuvo el glorioso Estadio, Cancha o el Fortín refínero, que muchas alegrías y emociones dio a los equipos de fútbol de la comuna, como Vipla y Minerales de Lirquén, y Fanaloza y Coquimbo Crav. Y su entorno también era signo de deporte, con los gimnasios de boxeo y básquetbol. En la memoria del boxeo citamos a César González, Víctor Montecinos, Cachano Burgos, Peter Johnson, Ulises Durán, Misael Vilugrón. En el balón cesto a los equipos de Carvallo y María del Río, vaya un recuerdo a Titín Figueroa, el Sordo Nova, Carlos Romero, Suárez, Cabrera, EL Chenko Muñoz, Chamaco García, los hermanos Cartes, y de las mujeres, Sonia Zambra, Rosita Cartes, Margarita Riffo, y la gran Amalia Villegas, etc. Eso sólo en parte en lo referido al deporte pencón.

                    De los Molinos de Lirquén y Penco, quedan sólo recuerdos igual que de las Minas de Cerro Verde y Lirquén, como también de Cosmito y Penco, las obras de ladrillos, tejas, cal, fábrica de abonos de hueso, todo en la nube del olvido. Por lo menos el ramal ferroviario a Lirquén está vigente para equipos de carga con destino a los puertos Penco y Lirquén. Reconozcamos que son los sostenedores productivos de fuentes de trabajo hoy, pues bien sabemos que Fanaloza tiene su productividad con un mínimo de trabajadores.

                    ¿Que le pasó a este bullante pueblo? Múltiples serían los argumentos que se pudieran dar, pero en concreto nos quedamos sin fuentes laborales. Y muy lejos del editor de la nota de El Mercurio que hemos citado arriba, ¿será porque no tenemos esos visionarios y emprendedores de entonces?. ¿O que hoy la meta de la juventud está en otro objetivo? No lo sabemos, por lo menos para quien escribe, seguramente es tarea de analistas, sociólogos o antropólogos y entendidos en el desarrollo de las sociedades y el comportamiento del hombre.

                    La Playa y el Mar siguen estando ahí, las plantaciones de pino algo chamuscadas también están. La agricultura que alguna vez fue fuente de trabajo (Granja Cosmito) ahora es sólo una quimera. Visto históricamente parecieran nublarse las vías del progreso fabril que tuvimos, y que todo lo que se presenta o se puede presentar anuncia un futuro nefasto. Toda esta calma es lastimosa y eso mata la esperanza de bienestar para nuestra comunidad que ha visto cómo se cierran fuentes de trabajo formal, sin contar con las consecuencias causadas por terremotos y tsunami... que seguirán ocurriendo.

A.S.M.

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(*)  https://penco-chile.blogspot.com/search?q=PRESIDENTE+BALMACEDA

          https://penco-chile.blogspot.com/search?q=EL+BRINDIS


martes, marzo 11, 2025

UNA LINDA POBLACIÓN QUE CEDIÓ SU ESPACIO A MUELLES PENCO

VISTA AÉREA de la desaparecida Población Playa Negra Sur.
POR ABEL SOTO MEDINA, Aficionado de la Historia

                    La empresa Cosaf, tuvo data de existencia legal desde el 19 de enero de 1955 y cómo sus objetivos productivos requerían de personal muy especializada desde la puesta en marcha ésta se vio en la necesidad de disponer de casas para sus trabajadores puntuales.

Fue así, que aprovechando, 4 casas de maderas más una de albañilería, comenzó a gestionar la construcción de casas, las cuales se hicieron por etapas, primero 4, luego otras 4, después 8 y así hasta completar 28 viviendas. Las citadas construcciones comenzaron a partir del año 1961, la mayor parte de sus estructuras fue de madera, con techos de zinc y pizarreño, todas eso sí, sentadas en radier, lo que permitía que la mayoría tuviera piso de parquet, o tablas de madera noble, las más antiguas.

A todo éste conjunto habitacional se le denominó como «Recinto Cosaf o Población Cosaf».

Una curiosidad, las 4 casas de madera más antiguas, tenían sus muros exteriores construidos con tejuelas de alerce, como las tradicionales viviendas de Chiloé. Su data de construcción era anterior a 1940, de los tiempos de la empresa comercial Duncan Fox que se había avecindado en ese sector Playa Negra de Penco desde 1891.

Todas las casas fueron hechas de una sola planta, pero sin duda, cumplieron plenamente el objetivo para la empresa COSAF. Evidentemente también cumplieron el propósito de brindar una mejor calidad de vida a muchas familias que a través del tiempo habitaron el lugar. Cada familia que pasó dejó su huella. Uno de los habitantes más ilustres por decirlo así, fue Don Juan Eduardo Simián Gallet, un Ingeniero en Minas, con perfeccionamiento en USA, que dirigió COSAF. También lideró un grupo de técnicos y profesionales que trabajó en la isla de Tierra del Fuego en la prospección de petróleo. Cumplió esa misión con éxito, motivo suficiente para ser el Gerente de Producción de la Empresa Nacional de Petróleos, ENAP. El ex Presidente de la República Eduardo Frei Montalva lo integró a su gabinete como Ministro de Minería, y para los aficionados al fútbol, fue uno de los primeros ídolos (arquero) de la Universidad de Chile, Obteniendo el primer campeonato en 1940.

LA CASA del gerente de COSAF en esos años, don Eduardo Simián Gallet.


                    Cuál más, cuál menos, fueron importantes en su paso por la Población COSAF, y esta nota sólo pretende dejar constancia de su existencia y con ello las memorias de quienes las habitaron, quizás no están todos, pero sí, está el convencimiento que los nombrados forman por lo menos el 98 por ciento de los jefes de hogar que transitaron en el ambiente de la fabricación de fertilizantes.


Casa N° 101: José Luis Gómez Aja, Policarpo Otárola, Fabián Matamala Herrera, Inocencio Campos Muñoz.
Casa N° 102: Fabián Matamala Herrera, Sr.Robles, Ricardo Valencia Mellado.
Casa N° 103: José Enrique Herrera Osses, Manuel Burgos, Óscar Orellana Tapia, Hernán Mundaca.
Casa N°104: Miguel Parra Arriagada, Guillermo Salazar Lagos.
Casa N° 105: Jorge Lechaptoise Chauvin, Claudio Munita Fernández, Fernando Gúzman Bebin, Mario Garri Johnson, René Mateluna, Gastón Meynet Stagno, Alberto Jarpa, César Martínez Villarroel, Abel Soto Medina.
Casa N° 107: Eduardo Oliver Merlet, Héctor Valderrama Reyes, Abel Soto Medina, Víctor Jara Soto-Aguilar.

Casa N°109: Juan Cifuentes González, Mario Pérez Fuentes, Miguel Parra Arriagada.
Casa N°111: Juan Eduardo Simián Gallet, Mario Moreno O'Connor, Jaime Sanhueza, Sr. López, Omar Bermúdez Quezada, Julián Ramos, Sergio Saravia Arias.
Casa N°113: Héctor Muñoz Navarro, Carlos Ponce Peña, Osvaldo Thon Valladares.
Casa N°114: Héctor Valderrama Reyes, Inocencio Campos Muñoz, Temístocles Castillo.
Casa N°115: Sergio Saravia Arias, Patricio Salgado, Juan Riffo Garrido.
Casa N°116: Juan Ulloa Fuentes, Carlos Peralta.
Casa N°117: Sr.Flores, Ramiro Rossi Gamonal.
Casa N°118: Víctor Cártes Neira.
Casa N°120: José Aguayo Solar.
Casa N°122: José Vidal, Jorge Chacón, Leonel Villa Mellado, Gustavo Ramírez, Segundo Sánchez Parra.
Casa N°124: José Alarcón Ubal.
Casa N° 201: Rafael Henríquez Anríquez, Sr.Urbina, José Carrera, Sr. Careaga, Sr.Soto, Camilo Letelier Gutiérrez.
Casa N° 203: Óscar Cid Jara.
Casa N° 205: Floridor Sepúlveda Navarro, Jorge Roa Leal.
Casa N° 207: Celedonio Vega.
Casa N°301: José Gómez Aja, Juan Ferreira Rivas, Oscar Orellana.
Casa N°302: iner Andresses, Pierre Suaisen, Juan Cifuentes González, Fernando Guzmán Bebin, Luis Herrera Pedreros, Víctor Godoy Parra.
Casa N° 303: Hernán Altamirano, Ernesto Eskel, Belarmino Ramírez, Raúl Véjar Cifuentes.
Casa N° 304: Camilo Letelier Gutiérrez.
Casa N° 305: Roland Plaete Mabé, Jorge Garrido, Sr. Ortubia, Juan Barrientos Pérez, Guillermo Salazar Lagos, José Rivas Aguilar.
Casa N° 306: Alberto Bravo, René Fernández Unzueta, Arturo Ríos, Alberto Jarpa, Rojas Véliz, Mayor Jara, Abel Rojas Sánchez, Abel Soto Medina.
Casa N° 308: Vicente Riffo Méndez, Artemio Cerda Avello, Víctor Jara Soto-Aguilar,

Todo lo anterior, sólo tiene como objetivo, abrir una ventana de la historia, y mirar que existió un grupo de casas, que estuvo al amparo de la industria COSAF, entre los años 1960 y 2005. Dado que en esta última fecha la compañía decidió dar paso a una modernización de sus instalaciones, que contemplaba los terrenos que ocupaba dicha población, se decretó su demolición. De ese modo se dio paso a la reestructuración del puerto, en su parte norte, que actualmente incluye bodegas, Sistema de Pesajes de Camiones y entrada para camiones. (Muelles de Penco S.A.).

Cuando se informó de la demolición, sus habitantes rechazaron la medida y afloraron profundos sentimientos y las lágrimas no se hicieron esperar. El sueño de la casa propia se esfumaba, porque se trataba de algo que sentían tan propio, por los años de permanencia ahí. Cada grupo familiar consideraba esas casas de su propiedad; pero la realidad era otra y esta realidad nunca considera los sentimientos para decidir. Felizmente cada familia pudo encontrar un nuevo hogar y superar esos amargos momentos. Debo dejar en claro también, que la empresa, ayudò a cada familia y prestó la ayuda necesaria para los cambios de residencias. Dicha medida, mitigó en gran parte, lo acontecido, quizás los agradecimientos hacia la empresa nunca se expresaron, pero de lo que si estoy seguro, que la mayoría o todos, los hicieron, cuando se vivió el Terremoto del 24/F de 2010, cuyo posterior tsunami, cubrió y barrió con fuerza inusitada por el sector donde se levantó la Población COSAF. Dejo a la imaginación lo que pudo haber acontecido. Escuché decir: ¿y si hubiéramos estado viviendo ahì? Buena pregunta. No hay respuesta.
A.S.M.

P.D. Muelles de Penco, (ex COSAF) con su acción de comprar las casas y reubicar a aquellos no propietarios de la población Playa Negra Sur, marcó sin duda un aporte invaluable y no tangible para sus habitantes, pues si ésta población hubiese estado vigente para el tsunami del 27/F de 2010, por lo visto después, habría desaparecido y si habría cobrado vidas, es algo que nunca sabremos, como lo ya dicho. Pero, como la imaginación, no tiene límites, solo nos quedamos pensando un poco aterrorizados, cuando vimos los rieles del ferrocarril del sector como resortes, por la violencia del fenómeno, cuando volvió la calma. Bien podemos decir que el Proyecto Termoeléctrica fue un aporte invisible, pero concreto, dado que la primera exigencia que planteó la nueva gestión, fue que no hubiera casas alededor y la ex Población Playa Negra Sur, por ello desapareció, y no por causa del tsunami. Consideré necesario incluir este Post Data, dado que el tema, no está escrito en ningún libro, pero forma parte de la historia de la empresa y de la comunidad de Penco.

ESTA IMAGEN es parte de la población de COSAF en Playa Negra.






miércoles, marzo 05, 2025

SU FAMILIA, AMIGOS Y VECINOS DESPIDIERON AL DR. DONATO SUÁREZ

MISA EN MEMORIA del doctor Donato Suárez Braun.
(Foto, Jaime Robles Rivera).

                   
                    El sábado 1 de marzo de 2025 fueron despedidas en la parroquia de Penco las cenizas del doctor Donato Suárez Braun, nacido y criado en Penco, quien falleciera en Santiago el 8 de enero pasado a la edad de 84 años. A la misa, oficiada por el cura padre Néstor Díaz, concurrieron parientes, amigos de la familia y vecinos. Manuel Suárez entregó una emotiva semblanza de su hermano fallecido, cuyo texto reproducimos:

              «Agradezco la presencia de familiares y amigos –muchos de infancia– en esta misa para despedir a Donato. Roguemos todos para que descanse por siempre en paz.

                    Les daré una breve reseña de su vida.

                    Nació en Penco el 9 de octubre de 1941. Estudiamos nuestra educación primaria en la ex escuela N° 31 y en el Colegio Inglés Saint John's de Concepción. La secundaria, en el Liceo de Hombres de Concepción. Siempre fuimos compañeros de curso.

                    En 1962 inició su carrera para ser médico en la Universidad de Concepción y luego se trasladó a la Universidad de Chile en Santiago. Se tituló de médico en 1968. Ese mismo año contrajo matrimonio con María Clara del Pozo; ambos trabajaron en el hospital de Mulchén. Fueron padres de dos hijas: María Verónica y Claudia Alejandra. También abuelos de cuatro nietas y un nieto.

                    Nuestra infancia fue feliz, no nos faltó nada; nuestros padres Emilio e Inés nos dieron una buena formación. Al mismo tiempo quiero hacer un recuerdo muy agradecido a esas nobles y abnegadas mujeres que prestaron servicios en nuestra casa y que además fueron nuestras cuidadoras: Clorinda Retamal, Fresia Pinto, Flora Hidalgo, Clara Vergara y Olga Velázquez. Ellas nos brindaron sus cariños y cuidados. Destaco también que no nos malcriaron.

                    Nuestras vacaciones las pasamos en la playa de Penco; también en la hacienda «La Candelaria» en Santa Fe donde compartimos con los dueños de casa: Efraín Maldonado y Juanita Vergara. Allí también nos acompañaron José Vergara, María Teresa Vergara, Jorge Koch, Álvaro Margulis y Fernando Guzmán. A nuestro abuelo Egidio Braun le agradecemos el cariño brindado y sus sabios consejos para que disfrutáramos de los caballos. Dony cumplió su sueño de ser propietario de «un caballo de carne y de hueso» como quería, los gozó en Mulchén y en Curicó. Compatimos muchas vacaciones haciendo cabalgatas en la cordillera curicana; algunas veces nos acompañaron las hijas Claudia y María Victoria.

                    El ánfora que contiene sus cenizas, las depositaremos en la bóveda familiar en el cementerio parroquial de Penco donde descansan nuestros padres y el abuelo. 

                    Donato y María Clara en 2023 trasladaron su residencia a Santiago desde Curicó para estar acompañados de su hija María Verónica. La salud de Dony comenzó a decaer, tenía problemas para desplazarse y así se fue deprimiendo. Con Cristina viajamos a Santiago para acompañarlo en su último cumpleaños. Manteníamos comunicación telefónica diaria hasta el día anterior su fallecimiento. 

                    Junto a todos ustedes rogamos para que descance en paz porque siempre fue un hombre bueno y mejor hermano».

                    Con posterioridad a la misa la familia Suárez ofreció un brunch en el salón de la Cámara de Comercio de Penco. El servicio de catering lo prestó la conocida vecina Anita Boeri Zappetini. Las mesas ordenadas en forma de U permitieron que las 34 personas que asistieron pudieran verse y conversar animadamente. El buen gusto en la presentación de los sandwiches, dulces, bebidas y té fue motivo de elogio. 

                Cristina Suárez Ferrada preparó una serie de fotografías obtenidas del álbum familiar que reflejó aspectos de la historia del fallecido doctor Donato Suárez en sus años de niñez y adolescencia que transcurrieron en Penco. Este material fue editado en video por Jaime Robles Rivera y proyectado en una pantalla en el inicio del té.

                    En las primeras horas de la tarde de ese sábado, el ánfora con las cenizas fue depositado en la bóveda familiar en el Cementerio Parroquial de Penco.

   

EL SACERDOTE Néstor Díaz ofició la misa. El primer plano,
el ánfora y una fotografía de Donato Suárez Braun (QEPD).

MANUEL SUAREZ lee una semblanza de su hermano fallecido. A su lado, 
su hija María Victoria Suárez Ferrada.


CON POSTERIORIDAD a la misa, Manuel Suárez ofreció un té a la
familia y amigos en el salón de la Cámara de Comercio. 


FAMILIARES de Donato (QEPD) y amigos sonríen durante la
exhibición de un video con fotografías de un álbum, en el que
con sorpresa se reconocen en las imágenes de infancia y juventud.



martes, febrero 18, 2025

HISTORIA DE «EL BILLETE» EX FUTBOLISTA DE LIRQUÉN

BILLETE Aravena recuerda en esta nota sus tiempos de jugador de fútbol. Arriba, a la
derecha en su emprendimiento actual.
                   
POR ABEL SOTO MEDINA
                    Conocí al Billete (Aravena), un día cualquiera hace ya algunos años, iba yo con el estimado Fernando Cabezón López, personaje ligado al fútbol regional en sus tiempos mozos y a clubes amateur ya con más experiencia. «Oye Cabezón, ¿vamos a comprar tortillas a Lirquén?». Aceptó Fernando, quién me llevó a una casa de la calle Malaquías Concha. Pasamos por un angosto pasillo, al final del cual divisamos un horno de barro, que estaba encendido. Un hombre de alrededor de 1,80 mts. de estura estaba junto al horno en la labor de sacar las tortillas. Una vez afuera las apilaba en un canasto de mimbre. En seguida venía el proceso de limpiar y raspar las aromáticas tortillas, las cuales eran pasadas por una escobilla chascón y escofinas para retirar aquellas partes quemadas y dejarlas limpias. «¡Hola Cabezón!». «Hola Billete, te presento a un amigo». «Mucho gusto», respondí. (En ese momento me dí cuenta que mi respuesta venía muy bien ante el canasto de sabrosas tortillas calientes). Y ahí reconocí al esforzado amasador, oficio que heredó de su madre, quien en esos entonces lo acompañaba en la venta y otros menesteres de su preparación y cocción.

                    Entre ir e ir a comprar, surgió una pequeña amistad, pero muy sincera y afectuosa. Nuestros breves intercambios de palabras, la mayoría, siempre giraban en torno a una pelota de fútbol, y a raíz de una nota escrita para este mismo blog, donde se consideró digno de enaltecer la labor de la señora Nelly Crisóstomo madre de nuestro amigo Billete, no profundizamos en la vida de este futbolista lirquenino. Hoy hemos querido reparar ése pequeño impasse, y fuimos tras él, nos recibió, y le consulté, si había inconveniente en que me contara un poco más su vida de futbolista.

ARAVENA arriba a la izquierda.

                    «Soy José Enrique Aravena Crisóstomo, como jugador me inicié acá en Lirquén y mis condiciones futbolísticas destacaron en el Club Comercial, y dado que había potencial me llevó el Club Huachipato, cuando tenía 16 años». Estamos hablando de 1975, año en que el 02 de febrero de 1975, obtuvo el primer campeonato correspondiente a 1974. De ese gran equipo emigraron varios jugadores, como Carlos Cáceres, Motorcito Salinas, situación que permitió aflorar en el primer equipo al Billete, después de algunos años, recuerda que Julián Urrizola, un jugador importante dentro del campo, le brindó su apoyo. «Yo jugaba de medio campista, por ambas banda, lo que me permitía llegar con mayor facilidad al arco, no fui goleador pero marqué en varias ocasiones, cumplido el año 1979, fui traspasdo al equipo de Ranger de Talca, estuve tres años ahí, del 1980 al 1982, vestí la casaquilla la roja y negra. Tenía como compañeros de equipos a jugadores de la talla de Pecoraro, Hugo Rubio, Bratti, Coto Acevedo, Víctor del Solar, etc… Después vino una grave lesión que me marginó definitivamente del profesionalismo, pero con los años pude volver al fútbol amateur, representando a LozaPenco, que en sus inicio ya había salido campeón de la Asociación de Penco», nos cuenta el Billete. Participó en la Copa de Campeones a nivel Regional, campeonato Anfa, pergamino que lució el cuadro locero, para postular con éxito a la Tercera División de esos entonces y que tanta gloria y alegrías dio a la comuna de Penco.
RANGERS de Talca, uno de los equipos del Billete.

                    Recuerda que en los comienzos amateur de Loza Penco, tuvo como entrenadores a René Cachiva Otárola, y con Patricio Flaco Lacha Ramírez, enfrentó a Colo Colo, equipo que llegó al Estadio Ex CRAV, dada la amistad entre don Alberto Simián y Feliciano Palma, esa tarde el resultado no viene al caso, pero el equipo popular, venía encabezado por Carlos Caszely, Ceverino Vasconcellos, Horacio Simaldone, Alfonso Neculñir, el Pillo Vera, Mario Gato Osben, etc. El recuerdo es acompañado por una fotografía que luce uno de los muros de su casa, aunque la imagen no es tan clara, él puede distinguir, a la mayoría de ambos equipos, en que todos juntos alinearon para la posteridad, situación que sólo se ve en los encuentros de gran amistad.


En la foto de arriba, «Flaco Lacha Ramírez, Vasconcellos, Masa, Hissis, Billete Aravena Mono Inzunza, Goyo Fuentes, Gómez, Mario Osbén, el Pirucha, Nova, Neculñir, Mario Villa, Gutiérrez (Pettinelli), Mario Belmar, etc.»

                    Quizás para los jugadores amateur actuales de la liga de Penco, debemos recordar que la comuna, sólo tiene dos campeones de Copa de Campeones, que son Deportes Lirquén y Lozapenco, curiosamente ambas como entrenador don Fernando Cabezón López, yéndonos a ésta última, podemos encontrar a nuestro amigo de hoy, don José Enriquez Aravena Crisóstomo, alías en la jerga futbolística como el Billete, apodo que perduró, dentro y fuera de la cancha, todo debido a su tío, un trabajador de la empresa de vidrios plano de Lirquén, (Vipla, hoy Vidrios Lirquén), que cuando éste se pagaba y le daba monedas y Enrique, le pedía un Billete mejor, y le puso, ahí viene el Billete.

                    Quedan muchos pasajes en el camino, pero nuestra humilde nota solo quiere resaltar a uno de los pocos jugadores profesionales que ha tenido la comuna de Penco, cómo lo fue el coterráneo de Enrique, Omar Soto otro lirquenino que mucho empeño defendió el pórtico de Colo Colo, sin dejar de lado obviamente al talentoso, Luis Cholga Díaz, quien vistió con orgullo la camiseta del cacique en los tiempos de Caszly, Vasconcellos, Mané Ponce y otros. Sin olvidar por cierto al Campéon con Cobresal el 2015, don Patricio Jerez Aguayo, nieto de un recordado jugador de Coquimbo de Penco, cuando todavía no se le agregaba CRAV.